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Almanzor. Vivac en cumbre subiendo desde el Raso. Puente del Pinillo.

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Author

Trail stats

Distance
15.4 mi
Elevation gain
6,581 ft
Technical difficulty
Difficult
Elevation loss
6,581 ft
Max elevation
8,503 ft
TrailRank 
66 5
Min elevation
2,510 ft
Trail type
Loop
Time
one day 5 hours 17 minutes
Coordinates
3033
Uploaded
June 15, 2020
Recorded
June 2020
  • Rating

  •   5 1 review

near El Raso, Castilla y León (España)

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Itinerary description

Desnivel: dos mil metros aproximadamente.
Dificultad. Difícil. Por la distancia y el final que es alpinismo.
Distancia: Unos 26 Kms. Creo que el wikiloc ha recortado un poco, por GPS eran 28kms, pero mide algo de más.
Se ha realizado en Junio pero con temperaturas de inicio de primavera.

Relato en pisandocumbres.com

VIVAC EN EL ALMANZOR EN SOLITARIO, CUANDO LOS SUEÑOS Y LA TENACIDAD TE ELEVAN SOBRE LAS NUBES…

Y el tiempo pasa, pasa y vuelve a pasar…
Dejando la impronta del daño, de la tristeza, del miedo, que flota en el aire, que se propaga como un virus, que respiramos todos cada día, esparcido por las ondas de los medios del miedo, el mayor daño no es el corona virus, es la incertidumbre, de un futuro incierto, inseguro, amenazado por un enemigo invisible, repetido hasta la saciedad, imponiéndonos todo lo que tenemos que hacer en nuestra vida privada, se acabó el viajar, el estar en grupo, el tocar, el abrazar, todo prohibido, todo lo humano es malo y nosotros somos nuestros propios policías, señalando a aquel que no cumple con lo impuesto, que por ser repetido hasta la saciedad no llega a ser cierto…
Nadie sabe nada, nada asegura nada, y en medio de esa guerra de bulos, verdades, bulos certeros y verdades farsantes, yo estoy en medio…
Mi conciencia es mi faro, mi verdad es el sentido común, rodeado de un mundo manipulado que se desmorona día a día, trato de mantener la dignidad, la dignidad de cada persona, de cada ser que respira en este vapuleado planeta por los señores de la codicia, pero mi desgaste es inmenso…
Me han privado de mi fuente de energía, de mi luz, de la catedral donde voy a practicar mi religión…, la montaña.
Los señores de la codicia en su inmensa estupidez me prohíben ir a buscar la soledad de la montaña en otra provincia, mientras si puedo juntarme a beber alcohol con decenas de personas sin distancias ni mascarillas, todo es tan absurdo, pero en toda esta guerra, siento que…, me muero.
Necesito respirar, necesito mi aire, mis nubes, mis cielos infinitos, el susurro del agua deslizándose en una roca, el olor del piorno, tantas cosas me han robado en su necedad, tantas cosas se han llevado con su egoísmo…, no puedo más.
Tras descubrir en mí la ansiedad que tantas veces he tratado, tomé una resolución, tendrían que meterme en la cárcel, tendrían que matarme, pero no podía vivir así, no podrían privarme más de mi esencia, me iría a la montaña y además lo haría en solitario que no es lo mismo que en soledad…, lo necesitaba para encontrarme de nuevo y para que no pudieran acusarme de llevar el terrible contagio, pues no me acercaría a nadie en la aventura…
Necesitaba algo especial, algo que me devolviera las sensaciones perdidas, el dolor en el cuerpo, el cansancio, la sed, el sentir ese cuerpo que tanto tratamos de hacerlo callar con medicamentos…

Sin duda, lo más difícil a mi alcance era el Almanzor, el más alto en Gredos, y lo haría desde muy abajo, para añadir dificultad, además tenía el tiempo de mi lado, una borrasca atlántica pasaría enfriando las temperaturas, lo que daría más incertidumbre a la subida pero al mismo tiempo me evitaría el calor de esta época, que es mucho peor…

Me empapé de las previsiones, miré como siempre en los modelos matemáticos, para no tener intermediarios en la interpretación, tenía posibilidades de que saliera todo muy bien, pues el tiempo iría mejorando a medida que yo subiera, pero si no lo hacía pasaría bastante frío…, sumido en la niebla y en la oscuridad.
Eran las seis y media de la mañana, sonó el despertador, estaba despierto desde las seis, pero no me había levantado pues salí tarde de la guardia corta, y estaba algo cansado. Desayuno ligero y rápido, me monto en el coche y empiezo a hacer kilómetros, me han preguntado después si no tenía miedo de subirme solo a una montaña escarpada rodeada de precipicios infinitos en solitario, y es cierto, tuve miedo, miedo de que en el trayecto me parasen y me dijeran que tenía que volverme a casa, no tenía miedo, era pánico a no poder llegar…, al comienzo de mi ruta.
Pero la lógica era que llegara y así me fui acercando a mi destino en la localidad de El Raso, las vistas de las montañas estaban empezando a taparse de nubes, y al cruzar el pueblo de Madrigal miré hacia arriba y allí estaba…
El Almanzor, la gran mole, distante, enorme, elevado con su dignidad imperturbable, infinito en sus alturas, rodeados de nubes que se esmeraban en darle ese abrazo que se nos prohíbe a los humanos, y yo quisiera decir que se me saltaron las lágrimas, pero no, sería mentira…, lloré como un niño…, como nos pueden hacer tanto daño a tantas personas un puñado de desalmados, pues no os engañéis, el virus no es el enemigo…, al menos el peor.

Cruzo El Raso, busco el camino del poblado celta, lo encuentro y tras pasarlo, una pista forestal me lleva durante varios kilómetros hasta el Puente del Pinillo, nunca he estado allí, pero llevo el track en el GPS, aparco el coche y me cuelgo la mochila de casi quince kilos, pues llevo toda la ropa de invierno, saco, esterilla y crampones aunque no se ve gota de nieve, pero yo soy muy supersticioso y los llevo siempre para no encontrarme placas de hielo…
Cruzo el puente que ruge de agua primaveral, está todo húmedo, el olor a bosque mojado me llega y me deleita profundamente, me conmueve, volver a sentir, volver a respirar el aire que colma mis sueños…
Veo una mujer buscando un perro, hay aparcados dos roulottes y tres todos terrenos, no estoy solo.
La mujer ha desaparecido de mi vista, me encuentro un cartel quemado por el sol en el que a duras penas se puede leer que hay una senda hasta el Sillao de la Peña de la Chilla, empezamos muy bien el día, todo me viene de cara, no necesitaré GPS para subir hasta allí pues la senda está marcada, y desde allí lo conozco, lo hice hace 5 años…
Y cuando empezaba a adentrarme en la veredita coqueta escucho una voz, ¡Oiga usted!, ¡Oiga usted!, me vuelvo sorprendido de que esa voz me era familiar y allí nunca había estado…, ¡era Agustín!, mi gran amigo y compañero del club de Monfragüe al que pertenezco, es increíble…, el universo me cuida.
• Hombreee, Fran. Qué te vas para arriba…
• ¡Agustín!, qué alegría, qué haces por aquí…
Me acerqué y me fue a dar con el codo, pero no pude resistir el impulso de darle un abrazo, pero me separé al ver su cara de sorpresa.
• Pero si ya no hay virus, Agustín, llevamos miles de PCRs y ni un solo contagio en un mes, todo es una mentira. Como no lo pilles de fuera, nosotros no lo podemos tener…
• Si lo dice un médico, debe saberlo…
Y comenzamos a charlar tranquilamente manteniendo las distancias, yo estaba un poco incómodo, cómo nos han cambiado las vidas con el virus los señores de la codicia, pero fue entonces fue cuando cambió el curso de mi aventura, de una roulotte salen una pareja además de la pareja de Agustín, el joven se nos acerca, es amigo de Agustín, y me pregunta:
• ¿Vas al Almanzor?
• Pues sí, creo que llegaré hoy si el tiempo lo permite.
• ¿Y dónde tienes pensado dormir?
• Pues no sé, lo más arriba posible, donde me dejen las nubes.
• Pues lo suyo sería, sin no dan tormentas que durmieras en el Vivac de la cumbre del Almanzor, todo montañero debería hacerlo una vez en su vida…
Lo iba diciendo y yo abría los ojos como platos, pues lo había pensado, pero no quería planearlo pues era bastante arriesgado, es un trocito de cerco de piedras en una roca al lado del geodésico, suspendido en el aire, rodeado de vertiginosos precipicios, no sabía si podría escalar hasta allí con el mochilón, pero había visto a gente quedarse allí, y por qué yo no…
• No, no va a haber tormentas, respondí rápidamente. Y además debe ir mejorando el día a medida que caiga el sol y despejarse por la noche. Eran mis propias previsiones, hechas con la ciencia y la ilusión…
• Pues sube lo más tarde posible, allí arriba bate mucho el viento y no hay cobijo, pero antes debes coger agua en la fuente de la Portilla Bermeja, no es fácil verla…, y es el único punto que la hay en toda la parte de arriba.
Y se puso a dibujar en la arena de la pista explicándome donde estaba el agua, mientras yo me sonreía, pues sentía dónde iba a dormir esa noche, las señales del universo te las coloca para que las sigas…, y sabía que yo dormiría en lo alto del Almanzor, en el cerco de las estrellas, en el palacio de roca gris, tapizado de cielos infinitos y aires envolventes de frío y terquedad…, rodeado de precipicios infinitos.
Me despedí de ellos con una sonrisa en la cara, sin llegar a tocarles, y comencé una vereda estrecha que sube en eses junto a árboles sueltos con el ruido de fondo del arroyo del Barranco del Pinillo que no podía divisar entre los árboles…
El olor húmedo de la lluvia recién caída me tocaba la piel suavemente, mientras pensaba que el sol habría derretido la nieve que esa misma noche había caído arriba, según me contó Agustín.
Paso a paso, siento el crujir de las hojas de los helechos bajo mis pies, siento el canto de los pájaros rodeando el aire, pero mis ojos no están, mejor dicho están presos en el momento, no recuerdo nada, estuve horas y horas subiendo con la mochila cargada y apenas recuerdo un cartel de un collado…, y al final del valle un manantial con varias mangueras negras, ya no hay árboles, me encuentro en un pequeño prado , verde, tierno e infantil de hierba blanda y mullida donde cientos de minúsculos saltamontes saltan huyendo de mi paso, me paro a hacer una foto y grabo un vídeo sin querer…, con la niebla en acecho de engullirme…

Sigo avanzando entre una zona de piornos quemados y de repente empiezo a ver bultos negros que se mueven al acercarme, descubro un rebaño de vacas que me miran con recelo y curiosidad, están muchas preñadas y algunas recién paridas, extremo las precauciones, se vuelven irascibles con las crías pequeñitas, así que voy azuzándolas y las grabo…
El camino sigue en zigzag entre prados de hierba y piornos hasta que llego a la cuerda,(el punto más alto de la ladera de una montaña), veo el horizonte plagado de verdes, azules y grises ondeando en mis ojos, distingo Extremadura en la lejanía, mientras que en mi mirar ascendente la niebla roza delicadamente las rocas redondeadas del berrocal en el que me hallo…
Sigo ondulando con la cuerda, rodeado de piornos en flor que me han llenado de amarillo luz, amarillo de vida…
Me he encontrado un corredor (runner), mantenemos las distancias y me cuenta que está tapado de niebla a partir de la Peña de Chilla, pero que se está muy bien de temperatura, y me pregunta si mañana hará bueno que quiere subir más alto que hoy en que las nieblas lo están cubriendo…
• Mañana será un día buenísimo, maravilloso…, le respondí mientras miraba las cumbres tapadas completamente por una densa capa de nubes y me sonreía para mis adentros con tranquilidad…
He llegado al Sillao de la Peña de Chilla, es un pequeño collado donde un cartel marca el final de la senda señalizada tras cinco horas de camino, son las tres de la tarde, grabo un vídeo…

Como un poco y me tumbo sobre una roca, escucho el vuelo de los buitres, están sobre mi cabeza, vuelan tan alto…, siento el aire que les acaricia en su vuelo, pues es el mismo que el mío…, estoy dentro de la montaña, sin prisa, sin hora, sin normas humanas ni reglas, ni convenios, el sol calienta entre las nubes débilmente y me entrecierran los ojos, noto el aire que me llena los pulmones en silencio…
• Maese Viento…, los segundos, las horas, los días…, se detuvieron sin ti, amigo. Mi pecho se paró en losa de mármol sepulcral,…creí que me asfixiaba.
• Realmente lo crees, humano…, pues entonces cómo escuchaste mi palabra en tu encierro, canalizaste mi historia de Culibillas desde tu oscuro cuarto…
• Es cierto, Maese, pero ha sido todo tan duro, tan largo, mis ojos miraban y no veían, mis manos se tendían y no tocaban…, pues no había nada que tocar…, y mucho dolor que sentir, estaba todo tan oscuro, tan negro, tan espeso de miedo y dolor, y no era mi dolor, no era mi miedo, pero estaba allí cada día arañándome de gris y daño…
• El daño te lo haces tú mismo, tú puedes elegir lo que quieres ver, tú puedes elegir lo que puedes sentir…
• Maese yo no elegía, me llegaba el dolor de todas partes, me quemaba, me abrasaba, me aplastaba, cerraba los ojos y escuchaba el llanto…, miles de llantos en silencio que llenaban el cielo de duelo, el azul había desaparecido por momentos…
• Humano, Madre Tierra no os quiere, pues vivís a espaldas de ella, ya no la sentís, y utilizará a los señores de la codicia para exterminaros, ellos siempre han creado las guerras, las hambres, las enfermedades, pues todo surge de la miseria de los negros corazones de quienes os dirigen, de quienes llevan vuestro necio mundo humano.
• Déjame de miserias ahora, Maese. Estoy a gusto, soy feliz, aquí no necesito nada…, sólo necesito tu aliento, tu voz, tu susurro…, que me toca y me acaricia por fuera y sobre todo por dentro…


Le envíe unos “whatsapps” con el hilillo de cobertura que tenía a las personas que sabían que estaba allí, siempre fuera de la montaña debe haber alguien que sepa dónde estás, por si te tienen que buscar.
Empiezo a andar de nuevo, otra vez rodeado de piornos en amarillo saltarín…, empiezo a ver las grandes rocas de las cumbres tapadas de grises y espesas nubes, me acuerdo de Frodo en el señor de los anillos cuando se acerca a Mordor, pero yo voy más solitario que él…
Aquí se va complicando en camino, tengo que ir mirando los hitos para no perderme, y me encuentro una canal llena de rocas en escombro, que me obliga a gatear en ocasiones y a mirar el GPS para no perderme, pues los piornos tapan el camino a veces, hay rocas oscuras grises con formas que me rodean, me cuesta respirar, mi asma me está dificultando la marcha, en esta época tengo los pulmones muy cerrados por la alergia primaveral…
He pasado un tramo muy incómodo, llego a un estrecho en la roca desde donde se divisa la portilla Bermeja, pero no se divisa, esta vez la niebla no se ha subido al llegar yo, como viene haciendo desde hace mucho rato…

He comido un poco, aprovecharé el descanso esperando que la niebla suba para buscar la fuente y reponer el agua que me hará falta esta noche, he bajado unos cien metros hasta encontrar un hilillo de agua entre el verde, estoy un buen rato para llenar la botella, las manos se quedan frías de tocar el agua, aprovecho el momento para respirar y mirar el horizonte…

He subido a donde tengo la mochila, guardo la botella, se ha levantado una vez más la niebla, comienzo a andar hacia la portilla Bermeja, tengo que subir por un arenal que me dificulta el paso pero en poco llego a la Portilla Bermeja, la Portilla Bermeja es un Collado que da paso entre la vertiente sur y la norte de la Sierra de Gredos, desde aquí se divisa el circo de Gredos, estoy a 2400 metros, la laguna grande de Gredos yace en el fondo de la laguna. Observo el espacio preparado para dormir cercado de piedras, pero mi intención es seguir, me quedan 200 metros de desnivel, pero son los más agrestes y duros, los que son para los montañeros, los que no entienden de despistes o errores pues aquí te puedes hacer mucho daño si te caes…

Empieza el tramo final, el tramo duro, el que decidirá si encumbro mi cima, el que dirá si alcanzo mi sueño…
La niebla tapa las cumbres, estoy justo por debajo de ella pero si sigo subiendo me tapará, no tengo elección, guardo los bastones en la mochila, pues necesito las manos libres desde aquí hasta la cima, respiro hondo tres veces, miro arriba, miro abajo a la laguna de Gredos perdida en la lejanía del horizonte y empiezo a trepar por los grandes bloques de rocas que me encontraré hasta llegar al final de la pendiente.
Voy despacio, extremando las precauciones, voy saltando de roca en roca, asiéndome con las dos manos, buscando las señales que te dicen por dónde es mejor subir, me acerco al borde, cerca del precipicio, por aquí se anda mejor, me vuelvo a alejar cuando me lo indican los montones de piedras en hitos, poco a poco sin pausa ni prisa voy ascendiendo, roca a roca, y al mirar hacia arriba veo la parte de arriba engullida por la niebla, esta vez es inevitable, acabaré en el frío y en las tinieblas en breves momentos…

He llegado a otro collado, da paso a una zona más llana de unos 50 metros de anchura, ahora es el punto delicado, tengo que encontrar un paso en el muro de piedra que me cierra el acceso al Cuerno del Almanzor, mi penúltima estación antes de la cumbre.
Veo que hay tres zonas señalizadas para pasar, se destacan apareciendo fantasmalmente entre la niebla, me asomo a la más alta, hay un salto para entrar en ella y luego una trepada en llano de la que no se ve el final, prefiero no arriesgarme, decido descender hasta la tercera zona, que parece desde aquí más sencilla, es un pendiente muy pronunciada que va directamente hasta la base del Cuerno del Almanzor, que es una mole de piedra que apunta erigida hacia las estrellas…
Bajo por el estrecho pasillo, tiene mucha pendiente, trato de no resbalar, está húmedo, tras 50 metros de descenso giro a la derecha para tratar de terminar de pasar, me encuentro una pared de seis metros de caída…, me tengo que dar la vuelta…
Miro hacia abajo…,si sigo bajando para rodear el Cuerno por su base tendré que bajar muchísimo para luego subir de nuevo, estoy ya un poco cansado, la mochila de quince kilos no me da para estar bajando y subiendo tanto, así que desando mis pasos y me vuelvo a donde empecé, no sin dificultad, pues me resbalo en el arenal tan pronunciado, y si caigo rodando, no se puede parar…, miro el GPS, efectivamente el paso era el del medio, el último que probé, suele pasar, tengo que saltar tras quitarme la mochila y lanzarla desde una altura de más de un metro y medio, no quiero dañarme una rodilla por exceso de peso, me encuentro una pequeña pared casi vertical, pero tiene buenos agarres y la destrepo con facilidad…
¡Ya estoy en la base del cuerno del Almanzor!, arriba a unos doscientos metros están esperando mis sueños, mis anhelos, mi litera mágica sobre el mundo gris y oscuro…, la CUMBRE DEL ALMANZOR…
La niebla lo cubre todo, Maese Viento sopla con moderación, el paisaje desolado de rocas peladas y paredes verticales se vislumbra entre las tinieblas, y después de las pequeñas dificultades que he tenido para llegar hasta aquí, me lanzo hacia la cumbre sin dudar…
Voy trepando en la roca desnuda, buscando el mejor paso, con menos riesgo para caer, esta zona es más sencilla, a medida que asciendo me doy cuenta que no veo casi nada y que hace muchísimo frío, entonces decido pararme y me siento en una roca, tengo un DILEMA…
Y son casi las ocho de la tarde, al final he decidido retroceder y bajar hasta la base del cuerno del Almanzor, arriba el viento sopla muy fuerte, y no podré soportar el frío, además con la niebla no veré las vistas…
He llegado al pequeño espacio cercado entre las rocas que se puede utilizar para dormir, dejo la mochila, y me pongo a cenar…, un pequeño trozo de queso, otro de salchichón y una rebanada de pan serán mi cena, tengo que hacer tiempo, sé que la niebla se levantará…
He terminado de comer, hace mucho frío, no puedo estar quieto, me tuve que poner la ropa de invierno, las tres capas, pero me estoy congelando, decido hacer ejercicio, empiezo a coger grandes rocas y las voy colocando en el cerco del Vivac para cortar el viento, busco piedras grandes y planas y así me entretengo, por un momento pensé en abandonar y meterme en el saco allí mismo para quitarme el frío y descansar y dejar la cumbre para mañana…
Pero no, no me rendiré, mientras haya luz del día yo esperaré, el amigo de Agustín me dijo que subiera lo más tarde posible, sé que se abrirá la niebla, lo sé, lo siento…, pero Maese Viento cada vez sopla más fuerte…,y cada vez está más oscuro y hace más frío…
Pero Maese Viento…, es mi amigo. Y si sopla más fuerte es por algo, nada es casualidad…, y de repente, súbitamente…, la niebla empieza a disiparse bajo el aliento de Maese…, comienza a subir rápidamente la niebla y en apenas unos segundos no hay ni rastro de ella, y el viento se detiene quedando una tarde realmente increíble…
Me sonrío, acababa de pasar lo que esperaba con paciencia, la cumbre es mía , me pongo la mochila y comienzo a subir con nerviosismo, con ilusión, como un niño en la mañana de reyes, tengo que deshacer el camino dos veces, pues me metí por donde no era, y la trepada final para hacerla más sencilla, debe ser por la parte derecha de la canal, llego al último trepe, es una pequeña pared vertical con buenos agarres, …lo he hecho, ahora un paso muy aéreo y fácil, también…, me quito la mochila pues en el geodésico no me hace falta, la última trepada y …¡Cumbreeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!

Estoy en lo alto del Almanzor, son las nueve de la noche, lo he conseguido, creí en todo momento que lo haría, y lo hice sin miedo, sin miedo al fracaso, pues en no subir tampoco hay éxito o fracaso, todo depende con los ojos que lo mires…

Allí me agarro con una mano al geodésico para no caer mientras giro al grabar, fui bueno, no apunté a mis pies para que los que tienen vértigo no vieran la caída en el vídeo…, allí sobre el mundo, rodeado de la luz traslúcida del sol bañando las laderas de las cumbres entre las nubes serenas del anochecer, y a mis pies el circo de Gredos, desnudo del blanco níveo, adormecido por el frío de un día de finales de primavera atípico…
Allí todo es relativo, nada es importante, sólo importan tus ojos que miran acariciando las siluetas puntiagudas de los picos y riscos de Gredos, el tiempo se para, las nubes se regodean silenciosas de grises y blancos del atardecer, pero me queda algo pendiente…
Tengo que subirme a mi litera nocturna que está en frente de donde me hallo, algo que no he hecho nunca, me asomo con cuidado al precipicio y veo una trepada muy vertical para acceder a la gran roca que será mi tálamo nocturno…, así que me bajo con cuidado del geodésico y a continuación me subo a la gran roca donde pasaré la noche, y desde donde veré la puesta de sol…

Me he quitado la mochila, preparo mi cama, el vivac es una roca plana rodeada de otras rocas en forma de redondel , apenas entro en él, y no se puede hacer más grande pues está ya al borde del precipicio, hay una caída de seis metros en mi cabecero, las luces del día tardan en apagarse, y poco a poco aparecen las estrellas en el cielo, y luego se va encendiendo en el horizonte las luces de los pueblos circundantes, lo veo todo desde dentro de mi saco, no necesito apenas moverme para ver el circo de Gredos a mis pies, tenía razón el amigo de Agustín…,todo montañero debe dormir aquí al menos una vez en la vida, y yo lo voy a hacer hoy…
Tengo los pies muy fríos, pues estoy tocando con ellos las rocas, me pongo la almohada en ellos, pues utilizo de almohada las rocas del cerco, al ser tan pequeño no me queda otra opción.

Waypoints

PictographWaypoint Altitude 2,899 ft
Photo ofPuente del Pinillo. Photo ofPuente del Pinillo. Photo ofPuente del Pinillo.

Puente del Pinillo.

Puente sobre el río Pinillo, allí podemos dejar el coche y sale una senda balizada que llega has la Portilla Bermeja.

PictographWaypoint Altitude 4,293 ft
Photo ofChozo

Chozo

PictographWaypoint Altitude 4,351 ft
Photo ofCollado del Barquetón Photo ofCollado del Barquetón

Collado del Barquetón

PictographWaypoint Altitude 4,891 ft
Photo ofFuente Photo ofFuente Photo ofFuente

Fuente

PictographWaypoint Altitude 5,591 ft
Photo ofCollado de Hinojoso Photo ofCollado de Hinojoso Photo ofCollado de Hinojoso

Collado de Hinojoso

PictographWaypoint Altitude 6,414 ft
Photo ofSillao de la Peña de Chilla Photo ofSillao de la Peña de Chilla Photo ofSillao de la Peña de Chilla

Sillao de la Peña de Chilla

PictographWaypoint Altitude 8,069 ft
Photo ofPortilla Bermeja Photo ofPortilla Bermeja Photo ofPortilla Bermeja

Portilla Bermeja

PictographWaypoint Altitude 8,394 ft
Photo ofVista al Cuerno Almanzor Photo ofVista al Cuerno Almanzor Photo ofVista al Cuerno Almanzor

Vista al Cuerno Almanzor

PictographWaypoint Altitude 8,385 ft
Photo ofPaso en la roca, pequeña trepada. Photo ofPaso en la roca, pequeña trepada. Photo ofPaso en la roca, pequeña trepada.

Paso en la roca, pequeña trepada.

PictographWaypoint Altitude 8,502 ft
Photo ofVivac Almanzor. A la izquierda del Geodésico. Photo ofVivac Almanzor. A la izquierda del Geodésico. Photo ofVivac Almanzor. A la izquierda del Geodésico.

Vivac Almanzor. A la izquierda del Geodésico.

PictographWaypoint Altitude 8,443 ft
Photo ofCanal del Almanzor Photo ofCanal del Almanzor Photo ofCanal del Almanzor

Canal del Almanzor

PictographWaypoint Altitude 7,290 ft
Photo ofCanal figuras. Photo ofCanal figuras. Photo ofCanal figuras.

Canal figuras.

Zona de mayor dificultad hasta Portilla bermeja. Atentos a los hitos o al GPS.

PictographWaypoint Altitude 4,529 ft
Photo ofVuelta senda Photo ofVuelta senda Photo ofVuelta senda

Vuelta senda

PictographWaypoint Altitude 2,628 ft
Photo ofLlegada al Puente. Photo ofLlegada al Puente. Photo ofLlegada al Puente.

Llegada al Puente.

Comments  (3)

  • Photo of Margpato
    Margpato Jul 12, 2020

    Gracias por el relato de la experiencia. Una que no debería haberte tocado vivir de esta manera. Pero q ha resultado ser muy positiva para avanzar.

  • Photo of sarawhite
    sarawhite Jul 29, 2020

    Qué chula la ruta! , qué tal está la pista para subir con el coche hasta el puente ?
    Bonitas fotos, muy bien explicada, apetece hacerla!
    Gracias

  • Photo of pisandocumbres
    pisandocumbres Jul 29, 2020

    Está bien,llegan hasta caravanas...

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