Anboto: subida directa al Ojo de Ezkilar desde la canal de Aurtango

El Anboto ofrece tantas posibilidades que siempre queda algo pendiente de conocer.
Sin pensar mucho se me ocurren al menos 10 maneras de acceder a la cima, y cada una de estas opciones tienen además más de una variante.

Hoy, por fin, hemos intentado y conseguido subir al Ojo de Ezkilar directamente desde la canal de Aurtango; es decir, hemos accedido al ojo desde la parte inferior.

Es importante recalcar que se trata de una ruta con algo de riesgo, con tramos muy verticales en los que seguramente sería muy complicado el descenso en caso de quedarse sin salida por arriba.

Conocía la canal de Aurtango y la había subido en varias ocasiones, pero siempre por el ramal de la izquierda: saliendo a la cresta, muy cerca del Ojo de Ezkilar.
Esta vez, el objetivo era acceder al Ojo directamente desde abajo. Para ello, es necesario entrar por el ramal derecho de la canal; sin embargo, el acceso directo a ella es complicado, ya que hay que superar un estrecho y prolongado resalte que suele traer agua durante muchos meses al año.
Aunque hoy estaba seco, no nos hemos atrevido a subirlo, ya que en caso de no poder avanzar, hubiera sido muy difícil volver a bajar.
La solución es más sencilla de lo que parece: hemos comenzado subiendo por la izquierda, como en anteriores ocasiones. Una vez superado el primer tramo vertical hay una especie de rellano; en esa zona, girando a la derecha, hay una vira que nos lleva a la otra canal. No hemos visto dicha vira a la primera, por lo que hemos seguido subiendo por la arista, hasta que nos hemos dado cuenta de que cuanto más subíamos mayor patio teníamos a nuestra derecha. Volviendo al punto inicial, donde por lógica debería estar el paso, hemos accedido a la canal de la derecha. La vira es sencilla, en ligero descenso, pero donde tampoco uno puede descuidarse.

Esta canal es sorprendentemente amplia y no tan vertical, se encuentra justo debajo de la cueva de Mari y se cierra al fondo, donde podemos apreciar el Ojo de Bentaneta muy arriba e inaccesible desde allí.

En cambio, no se aprecia bien la situación del Ojo de Ezkilar, que es el que nos interesaba a nosotros, aunque se intuye dónde puede estar, sobre todo si uno conoce la zona y el propio "Ojo".
Lógicamente, se encuentra en la parte alta, debajo de la cresta pero a la izquierda de la canal y parece que el acceso hasta allí no es muy complicado: desde abajo se ven varias posibilidades con viras herbosas; aunque todo ello en un terreno muy vertical.

El acceso que hemos elegido no sé si será el mejor. Nos hemos encontrado con varios resaltes mixtos de roca y hierba, donde uno se agarraba a todo lo que era posible. Justo en la parte más alta hemos visto un par de instalaciones para rapelar, lo que nos decía que no íbamos mal. De todas formas, si no hubiéramos sido capaces de salir al Ojo de Ezkilar, hubiera sido muy difícil bajar de nuevo (por no decir imposible). Llevábamos una cuerda de 30 metros, por si acaso, pero me temo que no hubiera sido suficiente.
Afortunadamente, tras un último tramo muy vertical, hemos llegado a una cueva que inicialmente nos ha parecido que no era Ezkilar (justo a la izquierda hay otra pequeña oquedad y habíamos ido hasta allí con la decepción correspondiente); pero cuando hemos entrado en ella... ¡Era el Ojo de Ezkilar! El subidón ha sido muy fuerte.
Realmente, la subida siendo muy vertical, no me ha parecido tan difícil como pensaba; eso sí, no hay lugar para un fallo y hay que mirar bien dónde se agarra y apoya uno. En la parte alta hay ortigas, pero con la tensión del momento a mí ni me han picado; ¡más tarde sí!

Tras disfrutar durante un rato de lo que habíamos conseguido, hemos seguido hacia la cima. Para ello hemos ido a buscar la subida normal desde Zabalaundi. En el camino a la cumbre hemos pasado también por el Ojo de Bentaneta, desde donde se ve, muy abajo, la canal por donde hemos subido.

El descenso lo hemos hecho por Anboto Sakona (kilómetro vertical), ya por terreno conocido.

Atención: Esta ruta no es apta para cualquiera. Primero, recomendaría conocer bien el entorno y luego, si se decide intentarlo, hacerlo con el terreno seco, usando casco; una cuerda en la mochila tampoco viene mal. Tener en cuenta, que no hay marcha atrás en varios tramos de trepada, o el riesgo de intentarlo sería muy alto.