BARBAHIJAR, CERRO PRIETO, BARRANCO DE LAS PARRAS Y BARRANCO DE VALDEARAZO DESDE PRADOS BAJOS

Entretenida y sorprendente incursión en una de las zonas más desconocidas y frondosas de la Sierra Sur de Jaen como son Cerro Prieto y los Barrancos de Barbahijar y las Parras además de recorrer el curso del Río Valdearazo sumidos en sus angosturas. La nostalgia que destila el gran Cortijo de Barbahijar, con gran número de estancias y edificaciones, y las curiosas fuentes que nos depara el recorrido como las dos fuentes de Barbahijar y sobre todo la vistosa Fuente de las Veinte Pilas, son sorpresas que amenizan este buen pateo mañanero. Esta ruta tiene tramos de dificultad bien diferenciada en los que se alterna la comodidad de las pistas que discurren paralelas al curso del Arroyo de Barbahijar y del Valdearazo con la verticalidad tremenda del cortafuegos por el que accedemos a la cumbre de Cerro Prieto y lo más complicado del día, el Barranco de las Parras, agreste y salvaje que aparentemente nos parecía insalvable pero que de un modo algo expuesto pudimos atravesar íntegramente su abrupto y esquivo curso para completar esta amena ruta circular.
Iniciamos esta ruta en el Cortijo de Prados Bajos, junto al Río Valdearazo, antiguo vivero forestal hasta no hace muchos años y donde tenemos una buena fuente para poder repostar convenientemente nuestras reservas de agua. Esta fuente fue construida en los años 80 para sustituir a la antigua que estaba situada junto a una enorme noguera hoy desaparecida conocida como Noguera de la Misa, denominada así porque se celebraba bajo su sombra la Eucaristía, sirviendo además como punto de encuentro de las abundantes cortijadas de la zona.
Desde aquí tomamos la amplia pista que asciende cómodamente hacia el este paralela sobre el cauce del Arroyo de los Prados durante unos 800 metros donde nos encontraremos un cruce de 4 caminos. Nosotros tomaremos el que asciende hacia el SE introduciéndose progresivamente en la caja del barranco formado por el Arroyo de Barbahijar (o “Barbijar” como pronuncian los lugareños). Este arroyo discurre entre Cerro Prieto y La Alberquilla, surcando un amplio barranco por el que progresamos los siguientes kilómetros.
La pista va ganando altura progresivamente mientras pasamos junto a varias presas que actúan de contención de riadas en épocas de lluvias. Los imponentes tajos de La Alberquilla aparecen esporádicamente entre las copas de los pinos poniendo el toque agreste a este paisaje de frondoso pinar y bosque mediterráneo donde la encina se resiste estoicamente a ceder su legítimo predominio por estos lares. El arroyo (en esta ocasión seco) regala pequeños saltos de agua que hacen de este tramo un auténtico gustazo en época de lluvias y que ahora nos conformamos con contemplar las tobas calcáreas que nos dan una idea de lo bello que es este lugar con la alegría del agua.
La pista va remontando el barranco y cuando comienza a moderar su pendiente encontraremos bajo la misma y junto al cauce del arroyo la Fuente de Barbahijar, bella fuente de piedra con dos abrevaderos metálicos anexionados. Esta fuente se le conocían efectos beneficiosos para la salud, razón por la cual se cuenta que el antiguo propietario de estas tierras, hoy monte público, enviaba a un empleado suyo todos los meses para recoger agua de esta fuente y traérsela a su domicilio en Madrid.
Tras salir de nuevo a la pista llegaremos 100 metros más arriba a la Fuente de Barbahijar Alta, también conocida como Fuente de Barbahijar Vieja, que antiguamente era la única fuente de toda esta zona. Está situada junto a una gran encina de bella factura y posee cuatro pilas de piedra.
Seguimos la pista entre el frondoso pinar y llegaremos al Cortijo de Barbahijar, que realmente es una gran cortijada con varias viviendas y estancias donde apreciaremos la puerta de entrada a esta cortijada, rodeada de recios muros para protegerse de las riadas de los dos arroyos entre los que se ubica. Pasear por estos edificios, la mayoría derruidos o en estado ruinoso, es evocar tiempos pasados, contemplando las diferentes estancias, alacenas, chimeneas, rústicos cuartos de aseo, el antiguo horno de piedra, las cuadras,.. Un auténtico viaje a un pasado no muy lejano que aún impregna cada ripio de este lugar.
Tras rodear el cortijo íntegramente nos saldremos de la pista y seguiremos el cauce seco del arroyuelo que se dirige hacia el oeste introduciéndose en el pinar. Seguimos un escueto senderillo que progresa junto al cauce y que poco a poco termina por desaparecer. Ahí aprovechamos para tras pasar una torrentera que se sitúa a nuestra izquierda nos saldremos del cauce y ganaremos altura rápidamente campo a través hacia el SO hasta llegar en unos 200 metros a una pista forestal en las cercanías del Puerto de Cañalara al que llegamos en unos metros hacia el oeste.
Esta pista inicia el descenso hacia el Barranco de Valdearazo pero nosotros la obviamos y centramos nuestra atención mirando a nuestra izquierda hacia el sur y obligarnos a realizar una gran extensión cervical para poder abarcar la inmensa pared que tenemos frente a nosotros en forma de cortafuegos. Resignados y sin más preámbulos iniciamos está vertical subida con pendientes de subida que llegan al 60% y en las que cuesta mantenerse erguido. El único consuelo que encontramos en plena subida a esta ladera norte de Cerro Prieto es retomar el aliento echando la vista atrás y contemplar como se abren tras nosotros unas vistas apoteósicas de la Sierra Sur, con el casco urbano de la ciudad de Jaen con su castillo como clara referencia mostrándose al fondo.
Con paciencia y con más ahogo que desahogo vamos ganado altura para poco a poco ir menguando la inclinación del cortafuegos que nos conduce finalmente al punto más elevado de Cerro Prieto (1498m) y que tiene el privilegio de regalarnos unas de las vistas más completas e impactantes del sector oriental de la Sierra Sur de Jaen, con un amplio desfile de cumbres, valles y barrancos que hacen de esta montaña un singular otero de esta comarca. Destacamos las vistas sobre el Barranco del Tercero, las del Cerro de la Cruz, Ventisqueros, el Moralejo, el Paredón, la Alberquilla, el Grajales, Pitillos, Sierra Mágina, Sierra Nevada,…..
Tras recuperar el resuello y saciar nuestra vista iniciamos el descenso ahora siguiendo el cortafuegos hacia el sur por la ladera sur de Cerro Prieto y al poco de iniciar la bajada encontraremos un carril que nos introduce en el pinar a la derecha, evitándonos el tedio de seguir avanzando por el cortafuegos. Este carril sigue descendiendo paralelo al mencionado cortafuegos pero de forma más liviana y con vistas al Barranco de Valdearazo y a la Sierra de Valdepeñas de Jaen hasta llevarnos al Puerto de las Pilas, otro punto de cruce y encuentro de pistas y cortafuegos entre Cero Prieto y Cerro Quemado.
Aquí nos saldremos de la pista y seguiremos por un marcado sendero que nos conduce hacia el sur por debajo de la pista hasta llegar a la vistosa Fuente de las Veinte Pilas o Fuente del Puerto de las Pilas, que evidentemente es la que justifica la toponimia del anterior puerto. Esta fuente está situada junto a una gran noguera en la cabecera del Barranco de las Parras y sorprende el grado de conservación de su veintena de pilas de piedra aunque la afee bastante las chapas y alambradas que se sitúan sobre ella.
Desde aquí iniciamos el descenso del Barranco de las Parras siguiendo un senderillo que progresa desde la fuente sumiéndonos en pleno cauce del barranco que con gran pendiente y roca suelta comienza a perder altura de forma bastante súbita siempre junto al cauce del barranco por su margen derecho. El senderillo a tramos se hace difuso pero no es difícil de seguir o intuir en el primer tramo. Más abajo nosotros cometimos el error de seguir el que pensábamos que era el correcto por ser más cómodo separándonos del cauce. Grosso error, recomiendo seguir descendiendo sin separarnos del cauce porque nosotros nos introducimos en un terreno cada vez más suelto, pendiente y enmatojado que se convirtió en una auténtica trampa. Al final tuvimos que descender a plomo hacia el cauce en una bajada bastante arriesgada muy vertical con una roca que se descomponía muy fácilemente y que no facilitaba las cosas precisamente. Al final, con un poco de paciencia, mucha serenidad (con grandes dosis de saliva tragada) y algo de inconsciencia nos deslizamos entre encinas por una pedrera que nos permitió recuperar el rumbo que no debimos perder más arriba.
A cambio de esta adrenalínica bajada tenemos el privilegio de disfrutar las salvajes laderas de este barranco, completamente vírgenes y aparentemente inexpugnables. Una vez abajo comenzamos a seguir el barranco sumidos en su mismo cauce evitando la maleza y el bosque que ocupa estas zonas más húmedas y sin grandes dificultades llegaremos a un antiguo camino más amplio (aunque ocupado casi totalmente) que nos lleva a la pista principal de Valdearazo.
En esta pista nos encontraremos pinturas blancas y rojas indicativas de que te estamos en el trazado del GR7 en su paso por esta comarca.
Seguimos la pista a la derecha acompañando su suave y comodísimo descenso hacia el norte en busca del valle de Prados Bajos . Veremos al otro lado del río el Cortijo de Valdearazo, hoy bastante modificado de la estructura original, denotando una evidente falta de estética que respete en cierta medida el enclave en el que se sitúa. La pista pasa junto a una cascada que lleva agua solo en épocas de abundantes lluvias pero que deja una bella imagen a nuestra ver. A su lado se sitúa una curiosa encina literalmente asida y colgada de un tajo que está descomponiendo con sus raíces buscando aferrarse a la vida en una impactante alegoría natural de la supervivencia.
Seguimos por la pista mientras el barranco poco a poco se va estrechando cada vez más a la vez que el bosque va ocupando los campos de cultivo que ocupaban las orillas del río en las proximidades del Cortijo de Valdearazo. Contemplaremos la desembocadura del Arroyo del Parral en el Valdearazo y más abajo el también confluye el Arroyo del Polvero o de Navalayegua, conocido porque aguas arriba esconde en su barranco el bosque de tejos que constituye la verdad era joya natural de la Sierra Sur de Jaen, con más de 100 ejemplares constituyendo una auténtica reliquia y singularidad en estas latitudes. No en vano está protegida como arboleda singular de Andalucía.
El barranco de Valdearazo discurre sinuoso bajo la pista que llevamos que nos ofrece en cada curva un auténtico palco natural para contemplar su bello curso y las sorprendentes estratificaciones y pliegues con caprichosas formas y ondulaciones casi verticales que nos muestra aquí el terreno. Una gozada geológica que sirve de aliciente para nuestro avance.
Poco a poco, el barranco se va abriendo y con unas bellas vistas a lo lejos de la Piedra del Palo llegamos sin darnos cuenta al Cortijo de Prados Bajos para finalizar así este recorrido.