Barre de Écrins

Barre de Écrins del tirón, extenuante jornada porque nunca se está lo suficientemente aclimatado. La altura se nota, el glaciar se hace eterno y su tramo final, con seracs colgados, atemoriza. Para finalizar, la arista a cumbre es alta montaña comprometida: difícil, expuesta, sin seguros y con condiciones cambiantes que obligan a tomar decisiones con bastante experiencia.

Y una vez presentado el marrón, vamos por partes para poder realizarlo con seguridad.

Lo primero, obviamente, ir aclimatados lo mejor posible porque hay cumbres en las que se puede escapar rápido. No es el caso. En el tramo final, a 4.000 m, tenemos todavía de dos a tres horas de actividad.

Hay dos refugios intermedios para reducir la jornada de cumbre.

El glaciar está pisado por todos los que van al Dôme de Neige, un merengue popular que comparte prácticamente toda la ruta. Las grietas se ven bien y muy de mañana están todos los puentes de nieve bien duritos. A la bajada, parecido, la huella marca la traza buena y los puentes de nieve delicados se adivinan bien y se pueden saltar.

El tramo final del glaciar, en cuesta, también tiene la huella trazada, que va por zonas relativamente estables. Solo he tenido que saltar una grieta que a la subida estaba mejor conectada.

El acceso a la arista en la Brèche de Lary es lo más complicado. Se puede hacer recto pero hay una placa de roca. Es mejor bajar un poco hacia la izquierda, alguna reseña en internet se queja de que hay hielo, pero es la mejor opción y hay cordinos para asegurar. Se trata de descender unos cinco metros en hielo o nieve muy dura. Hay que tomárselo con paciencia, hincar el piolet a tope y tirar de brazo. Es la ventaja del hielo, nos perjudica a los que llevamos crampones de arañar y no de clavar, pero permite que el piolet sea un gran punto de seguridad. Es un minuto apretando y realmente es lo que hace desistir a muchas cordadas.

El anterior paso se hace mentalmente difícil porque hay caída mala, lo que sigue no se ve bien y hay que escalar con los crampones, algo poco habitual, pero la continuación es fácil. Llegamos a una zona de roca con muy buenos cantos y trepamos con los crampones unos 10 metros hasta encontrar alguna repisa y poder quitarlos. Si se puede, claro. Lo normal es que la arista esté bastante seca y se hace mejor sin crampones, pero si hay mucha nieve habrá que decidir allí. Por otro lado, hay tramos en medio de la arista en los que también es conveniente ponerse los crampones. O sea, no es tan sencillo de decidir, por eso es una cumbre para expertos, porque es necesario saber tomar decisiones según las condiciones que encontremos. Si lo hacemos sin crampones, tendremos que extremar las precauciones en los tramos con nieve, pues suele estar dura. Si lo hacemos con crampones, tendremos que agarrarnos muy bien de manos en las zonas rocosas. La buena noticia es que no es difícil, grado II, algunos hablan de grado III, que cada cual procese los datos. Quizá con situaciones extraordinarias de nieve, esa sea la dificultad, pues habría que buscar la zona más vertical al comienzo, pero lo cierto es que se trata de una trepada facilona, aunque vayamos con el corazón en un puño por el tremendo ambientazo. Para ir en ensamble, como no hay seguros, hay que ir pasando la cuerda por los picachos que vamos encontrando y un buen dato: las rocas son muy estables, está prácticamente todo bien anclado, aunque nunca hay que dejar de palpar, claro.

Resumiendo

Se va por un glaciar bien marcado. Se llega a la Brecha Lary, un lugar plano y apacible que permite acometer con tranquilidad la parte crítica: un minuto de una travesía de 5 m en hielo más una trepada incómoda con crampones de 10 m. Después se prosigue con una trepada fácil por una arista aérea pero tumbadita y con rocas estables.

Por último, toda esa masa blanca que se ve en las fotos, acaba en el valle. Los glaciares se mueven. Conviene apurar las horas nocturnas, cuyas bajas temperaturas hacen que las moles de hielo sean más estables.

Lo pongo para expertos porque es una montaña con situaciones muy cambiantes y hay que saber tomar decisiones. Las dificultades técnicas son menores que lo que sugiere el ambiente sobrecogedor.