Calvitero - Canchal de la Ceja - Torreón - Hoya Moros. Invernal

Preciosa ruta de alta montaña realizada en una soledad glacial, y no me refiero al adjetivo geográfico, sino al intensísimo frío que hacía.
La ruta parte de la segunda plataforma (es un aparcamiento, pero con un nombre más digno) de El Travieso, a la que llegamos desde el más que bonito pueblo de Candelario, cogiendo una desviación claramente indicada. Desconozco si entre la primera (donde hay un hotel que estaba cerrado) y la segunda plataforma trabajan las máquinas quitanieves, aunque supongo que no, ya que había numerosas y prolongadas placas de hielo con las que había que tener cuidado aunque se podía pasar sin 4 x 4; el día que yo fui subieron 4 coches.
Me encontré diferentes huellas (estaba todo cubierto de nieve), supongo que sobre los caminos que existen para ascender hasta el Calvitero, de 2397 m, dirección que en cualquier caso es fácil de seguir entre los piornos y no ofrece ninguna dificultad. Debí pasar una fuente (de la Goterita se llama) y aunque intuí donde se encontraba al estar cubierta de nieve no se podía ver.
Hacía un frío estrepitoso, hasta el punto que con guantes dobles me dolían los dedos, y el móvil murió, supongo que congelado, y aunque perdió el 90% de la batería y resucitaba a ratos permiténdome intentar hacer alguna foto, me agobió un poco por el tema de la seguridad.
Aproximadamente a los 2 km de haber iniciado nuestro paseo y a unos 2300 m de altitud se acaban los piornos, y nos encontramos bajo nuestra bota nieve congelada cubierta por una delgada capa de nieve en polvo que hace muy agradable la marcha, aunque a partir de aquí desapareció la huella que más o menos venía siguiendo (borrada por la nieve que constantemente levantaba el viento) y ya solo aparecían pisadas de manera muy irregular, huellas, que con el paso del día, agradecí inmensamente.. A mi derecha quedó el gran hito del Pepeíllo, no porque lo diga yo, sino porque así está descrito en las diferentes rutas que leí. En cuatro pasos y todavía intentando resucitar el móvil dándole ánimos y algo de calor alcanzamos una cumbre muy redondeada, el Calvitero, dónde puede que haya una Virgen que yo desde luego no vi. Lo que sí ví es una panorámica esplendente de Gredos y su Almanzor. Algo me debe afectar el frío porque a veces, desde una cumbre, veo otra que se me hace tan atractiva que pienso, joer, subir ahí tiene que ser la leche…
Empezaba a entrar niebla, pero todavía podía ver con claridad el Canchal de la Ceja, que realmente asemeja una ceja, y que con 2429 m es el techo de Salamanca, aunque a mí en realidad no me gusta mucho calificar las cumbres en un ámbito geográfico concreto, ya que una cima es la más alta hasta que aparece otra que la supera, y que a veces está muy cerca, pero en una zona administrativa diferente. La subida a esta peculiarmente formada montaña la iniciamos desde la cuerda de El Calvitero y no precisa de gran esfuerzo; se podía “cantear” o “puntear” muy bien, hasta llegar al divertido cohete que hay en su cumbre, momento en que la niebla ya cubrió todo y me privó de una vista clara, aunque lo que ví entre jirones blancos me bastó y sobró para sentir el inmenso bienestar que todavía no comprendo porqué, te invade cuando llegas a lo más alto, e incluso sin llegar.
De aquí hasta la Portilla de las Agujas lo hice con tranquilidad y pocos despistes, ya que aunque no ví huella reciente, sí se intuía el camino por huellas hundidas en lo que en su día fue nieve blanda. Y así, con niebla cerrada al Este, y completamente abierto por el Oeste, y disfrutando de la belleza del circo glacial de Hoya Moros (lugar de nacimiento del río Cuerpo de Hombre), y con los pelos como escarpias, no sé si por la belleza de lo que se iba abriendo o por el frío, llegamos al conocido Paso del Diablo. He de reconocer que en ausencia de sendero, pisadas o hitos, o mejor dicho, todos camuflados por la nieve, me pasé, y encontré un paso unos metros más adelante por el que inicié el descenso, que abandoné a los pocos metros por ser muy expuesto. Según me informé después, ese paso se usó hace mucho e incluso hay un cable (que a saber como estará), pero es peligroso y el final más expuesto incluso de lo que yo ví, asi que ojo pues, y si no véis la famosa cadena, no empezar a bajar. Se ha escrito mucho del Paso del Diablo hasta hacerlo casi mítico en esta ruta; unos exagerando su dificultad y otros para los que es un paso de montaña sin más, que es lo que realmente es, lo que ocurre es que algunos pasos de montaña, según la época del año, la experiencia, dirección y como siempre cabecita, pueden ser muy jodidos. Yo soy un yayo-montañero de nivel intermedio, la cadena estaba empapada, era en descenso, y las rocas estaban cubiertas en su totalidad de nieve helada, por lo que mentiría si no reconozco que se me hizo complicado terminar esa canal. Una de las ventajas de ir solo es que cuando, cual chorizo te quedas colgando de una cadena, no hay nadie para partirse el culo de risa o inmortalizar el momento.
De aquí al Torreón (2400 m, vértice de Ávila, Cáceres y Salamanca) es una entretenida ascensión, en mi caso con pisada clara, algún mínimo destrepe y fácil de realizar, al ser asimismo una cima muy redonda. Aquí las vistas recompensan todo el esfuerzo, con el Diablo incluído.
Empezamos a bajar en dirección Oeste y luego Norte hacia el collado de Los Hermanitos, que se ven muy bien, y es muy agradecido por la tremenda panorámica de Hoya Moros que tenemos enfrente.
Al iniciar el descenso del collado, por la cara Norte, me dí la primera culada. Me levanté y seguí y mientras pensaba que tenía que ir con cuidado al estar la nieve helada y haber una pendiente de casi el 25% me dí la segunda. Iba pensando que vaya tontería la vaguería de no haberme puesto los crampones cuando me dí ya no una culada, sino una auténtica voltereta, por lo que, sin moverme del sitio (tampoco hubiera podido), me “encramponé” , lo que supuso sin duda la mejor idea que podía haber tenido. Me chifla el ruido que hacen los pinchos al morder el hielo…y así….hasta el circo de Hoya Moros y más allá, con fáciles y preciosas canales, y con unas vistas que hacían difícil quitar los ojos para ponerlos donde ponías la bota. En definitiva una gozada, muy aconsejable para quien quiera practicar el uso de material invernal con muy poco riesgo, eso sí, como suele ser más frecuente de lo que debiera, no hacerlo tan tarde como yo.
Al rato ya vuelven a aparecer los piornos, pero la senda está bien definida y aceptablemente limpia, por lo que sin ningún problema llegamos a la vaguada del río Hornillos, donde giraremos en dirección Este y luego NE para ya en la cota de 2000 m ver el aparcamiento donde dejamos el coche 7 h y media antes de realizar esta maravillosa ruta de montaña.
Me ha sido muy difícil catalogar esta ruta; no me parece de senderismo ya que no hay sendero que valga en las condiciones de hielo y nieve en las que la realicé. He optado por ponerla de alpinismo por la necesidad de crampones y piolet, y moderada, por eso de ponerse en el peor de los casos, aunque físicamente no es muy exigente.
Gracias a todos los que habéis colgado información sobre ésta ruta (Tito Jiménez, Emilio el Frutas, Grupo Candelariense de Montaña, Los K2delaskumbres y alguno que me dejaré) ya que sin vuestra ayuda no la hubiera podido realizar.