Canal de Ameal de Pablo desde Laguna Grande y vuelta por Canal de los Geógrafos

Canal del Ameal de Pablos
Dificultad AD- (máx 50º, si se quiere avanzar más hacia la izquierda 55-60º en algún punto)
Material. Piolet, crampones y casco. Nosotros no aseguramos, pero si la nieve está más helada puede convenir llevar algo de material y cuerda.

Comenzamos el día sobre las 9.30 de la mañana en el aparcamiento de la plataforma de Gredos. Ha nevado un poco en Hoyos del Espino y las montañas están completamente cubiertas, pero estamos aquí así que nos queda ir a la Bodeguilla a emborracharnos o intentar algo. La meteo dice que más tarde abrirá, así que optamos por lo segundo

Nada más subir la cuesta de la Plataforma, la niebla nos envuelve por completo. La visibilidad es casi nula, y hacemos el camino hacia el alto de los Barrerones a ciegas, siguiendo la ancha huella del trasiego continuo de gente hacia el refugio. Error, cuando llevamos cerca de 45 minutos andado nos encontramos a los creadores de la huella. Unos chavales extremeños que están completamente perdidos y agobiados, con ropa no muy adecuada, sin piolet, sin crampones y sin nada, y metidos en una zona de media ladera y placas de hielo. Nos piden seguirnos, y después del primer resbalón y susto les mandamos de vuelta a la Plataforma. Ver para creer, el Decathlon hace más daño que el tabaco. Perdemos un montón de tiempo GPS en mano hasta volver a encontrar la senda de los Barrerones, y ya encaminados, bajamos al refu. Son las 11.50 y hemos tardado 2:20horas en llegar aquí.

Comemos algo, y en plena discusión sobre si hacer o no hacer algo, de pronto el cielo se abre sobre el Almanzor. Uno de esos momentos mágicos que regalan las Montañas. En 10 minutos la nube que no nos había abandonado en todo el día desaparece tras el cordal del Morezón, y tenemos vía libre. Es tarde, anoche nevó (más cuanto más arriba) y el sol caldea bastante, así que optamos por algo sencillo y que no requiera, a priori, seguros. De nuestra lista de opciones “fáciles” elegimos el corredor del Ameal, ya que conocemos poco ese sector del Circo.

Tomamos la ruta de aproximación normal hacia la Galana, por la canal de los Geógrafos. Nada más subir el primer collado, tenemos visual de nuestro objetivo. A la izquierda, la canal de los Geógrafos bordea el flanco izquierdo del Ameal de Pablo. A la derecha, nuestra canal objetivos sube bastante más empinada y casi en línea recta desde el centro del pequeño valle a la Horcada que separa el Ameal del Risco Moreno. Conforme nos acercamos al punto en el deberemos de dejar la huella para enfilar la canal, vemos caer bastante hielo desde los contrafuertes que nos rodean. Además, la nieve empieza a transformar. El sol está calentando y las condiciones no son muy buenas para lo que queremos hacer. Decidimos asomarnos a la canal y ver qué pinta tiene, no sin antes ponernos los cascos y sacar los piolets.

Bordeamos una primera roca por la derecha, justo a la entrada de la canal, y comenzamos a subir. Una vez dentro, comprobamos con alegría que el interior del corredor, por su flanco izquierdo, está aún en sombra, y no hay prácticamente hielo desprendido. Además, bajo la nieve caída anoche, hay buena nieve dura, donde agarrar piolets y crampones. Mientras avancemos por la línea de sombra, todo bien.

Avanzamos por esta primera parte encajonada durante unos 50 metros. La pendiente es relativamente suave, unos 40º, y permite avanzar con el piolet en bastón. Como no queremos meternos en el sol y hundirnos hasta la cintura, preferimos seguir por la izquierda, lo que nos obliga, en los últimos metros a hacer una pequeña travesía por la pared derecha, algo más inclinada (unos 50º).

Dejamos atrás la zona encajonada y llegamos a una campa de nieve de no más de 40º, otros 50 metros aproximadamente. Aquí el sol pega con ganas, por lo que avanzamos poco a poco y hundiéndonos más de lo que nos gustaría. Pero pronto alcanzamos otra pequeña pared rocosa que forma el contrafuerte oriental del Ameal, y nos metemos aliviados bajo su sombra. La inclinación aumenta, y nuevamente nos metemos hacia la izquierda, rodeando una roca, lo que nos obliga a tomar más pendiente, hasta llegar a unos 55º. Aún así decidimos no vemos necesario asegurar el paso y avanzamos con cuidado. Al final de la pared, una empinada pala nos mete más hacia la izquierda, hasta subir encima del contrafuerte, a una zona relativamente plana. Aprovechamos para descansar y hacer mil fotos del increíble paisaje que nos rodea.

Según la reseña que seguimos, deberíamos abandonar ahora el corredor y buscar una salida rodeando la pared sur del Ameal, destrepando una zona de bloques para empalmar con la canal de los Geógrafos. Pero no lo vemos claro, no conocemos bien la zona, caen bloques de hielo considerables desde el Ameal y hemos visto en el mapa que hay salida al otro lado de la Horcada final del corredor. Así que decidimos tirar hasta el final. Nos metemos de nuevo en el corredor, avanzando con cuidado bordeando la canal, al principio en bastón y ya hacia el final la cosa se empina bastante y nos obliga a avanzar en tracción. En esta parte hay que avanzar con mucho cuidado, no es complicado pero una caída nos metería de lleno en el tobogán en el que se ha convertido el corredor.

Alcanzamos por fin la horcada, a las 14.30, hemos tardado unas dos horas en completar la canal. A la izquierda quedan los contrafuertes de la cara norte del Ameal, y a la derecha la gran pared del Risco Moreno. Una gran pala de nieve, bastante empinada (45º al salir de la horcada, luego se va suavizando gradualmente) baja hasta el fondo del valle. Bajamos un poco e intentamos buscar una salida rápida hacia el collado del Venteadero, pero no hay forma, el paisaje es muy caótico, y sin conocerlo no queremos tentar un paso en falso. Bajamos la pala casi hasta el final, y ahora sí, bordeamos al Ameal para salir al Collado del Venteadero. Todo el rato bajo las paredes del Ameal, nos metemos hacia la izuierda hasta tomar la parte superior de la Canal de los Geógrafos.

Ya solo queda bajar hasta el Refugio, a donde llegamos sobre las 15.45, comer algo, y vuelta al coche por los Barrerones. Pese a la pereza infinita que da subir la cuesta, estamos muy contentos. El paisaje es espectacular, y hemos aprovechado un día que a priori, parecía perdido. ¿Qué más podemos pedir?