CAÑÓN del GÓRGORA (MONTEALEGRE-CUEVA del MORO-GALERIA ROMANA-POZO LA GÓRGORA-MONTEALEGRE) 31/08/14

Ruta realizada el día 31/08/14, con un estupendo día de sol, por Dina, Santiago (Santi) y este servidor en el mismo sentido que el indicado por la señalización.

Ésta es una de esas rutas que se pueden describir fácilmente, ya que reúne varios aspectos de interés: una gran belleza paisajística, sitios de relevancia histórica (galería de oro romana), lugares asociados a leyendas (Pozo de la Górgora o Cueva del Moro) y momentos de cierta “aventura” y emoción, donde la adrenalina está a flor de piel (Cañón del Górgora). Es una ruta corta pero excepcional, rodeada de exuberante y variada vegetación, con preciosas cascadas y ríos (a pesar de su menguado caudal en verano) y profundos despeñaderos tremendamente agrestes, horadados en la roca por la trepidante corriente de agua encajonada. Además, está dotada con material apropiado (cuerdas y escalas del mismo material ancladas a las rocas) para hacerla factible. Recomiendo hacerla en grupos reducidos de personas y sin mascotas porque presenta pasos y canales complicados y difíciles (se asemeja a una vía ferrata en pequeño). No es apta para senderistas que padecen de vértigo o escasa experiencia en montaña.

Montealegre es el pueblo desde el que partimos, pertenece al municipio de Villagatón en la comarca de La Cepeda (León). Pueblo limpio y bien cuidado situado entre Ponferrada y Astorga, al cual se llega por la autovía A-6, salida 350 (yendo desde Astorga) ó 351 (yendo desde Ponferrada) en dirección Brañuelas. Una vez dejada la autovía, sólo hay 4 kilómetros hasta llegar al mismo.

Aparcamos el coche en una calle al lado del pequeño parque infantil del pueblo, donde hay hierba, árboles, mesas y bancos para el picnic. Comenzamos la ruta girando a la izquierda (a la derecha hay una estupenda fuente con estanque, mesa con bancos, jardinera y papeleras; todo ello cubierto con techumbre; en la pared de la casa contigua está el panel de la ruta). Caminamos 300 m por la carretera para desvirarnos a la derecha por un camino en donde hay un panel de madera anunciando la ruta, su duración y dificultad. A continuación, se pasa pegado a la pista polideportiva. Más adelante y después de caminar escoltados por encinas, se llega a una zona de castaños donde hay otro panel. Un castaño estaba tirado sobre un arroyo y lo aprovechamos como puente. Pasamos a caminar por un sendero con más encinas y arbustos, comenzando a ascender moderadamente por la ladera para, seguidamente, entrar en una zona de brezo en donde continúan las señales con el nombre de la ruta así como con pintura en las rocas. En ese lugar nos giramos y pudimos ver todavía cercano Montealegre con los primeros rayos de sol. Después, cruzamos la primera pedrera de cuarcita en descenso para llegar a un arroyo con poca agua en donde hay: un puentecito de tablas, un panel con el nombre de la ruta en donde podemos ver diferentes fotos de las galerías romanas de la zona, una cascada y la leyenda del Pozo de la Górgora (añadida al final de este texto). Además, hay unos indicadores para seguir la ruta y otro indicando la dirección a la cascada de La Escalera (a 60 m), la cual visitamos desviándonos a la derecha. Es una bonita cascada de pequeña caída donde el agua se desliza a través de la roca en forma de escalera. En este lugar sombrío las paredes, árboles y suelo están cubiertos de musgo y helechos respectivamente, lo que le da un aspecto encantador. Hicimos las correspondientes fotos.

Retrocedimos y cruzamos el puentecillo para comenzar a ascender, con fuerte desnivel, por la segunda y larga pedrera. Se aprecia bien el sendero, que pasa pegado a un farallón rocoso de paredes verticales. Subimos por una especie de escaleras naturales en las rocas para, seguidamente, alcanzar la cumbre del farallón, que sirve de mirador y proporciona una buena perspectiva de Montealegre y alrededores. Continuamos la marcha y nos desviamos a la derecha, entrando en una zona rocosa, donde encontramos la primera cuerda anclada a la pared, la cual utilizamos debido a una fuerte pendiente en descenso. Pronto llegaríamos a una pequeña cascada en donde hay dos flechas de dirección (una con el nombre de la ruta y la otra señala la dirección a la Cueva del Moro). Cruzamos con cuidado un puentecillo roto para dirigirnos a la Cueva. En la boca de su entrada hay un poste en el que se lee: “Cuevas del Moro”, como llevábamos frontales decidimos entrar en cuclillas por su pequeña abertura. A medida que avanzamos se fue haciendo más alta y ancha hasta que ya pudimos ponernos de pie y recorrerla hasta el final –unos 12 m–. Sus paredes de cuarcita presentaban zonas brillantes en las que se encontraban algunas arañas y, curiosamente, una mariposa que parecía estar disecada. También abundaban unos mosquitos gigantes (de todo ello salimos indemnes). Cuando salimos al exterior intentamos encontrar más cuevas pero fue en vano, no vimos más letreros anunciándolas. Por encima de la cueva hay otro mirador desde donde se puede disfrutar de una buena vista del cañón.

Comenzamos el descenso hacia el arroyo del Valle con un fuerte desnivel. Al llegar a él hay un frondoso bosque de vegetación variada. Seguimos las marcas de pintura blanca y verde con las siglas SL (Sendero Local) así como unos puntos rojos. De esta manera llegamos a la segunda cuerda. En esa ocasión estaba atada a la rama de un árbol y la utilizamos para deslizarnos hasta el fondo del arroyo. Abajo nos encontramos con otra bellísima cascada sin nombre en donde existe una tercera cuerda de seguridad, que por supuesto utilizamos. Continuando arroyo abajo nos topamos con un bello bosque de exuberante vegetación (robles, pinos y arbustos juntos a grandes y verdes helechos que le dan un colorido especial) sumergido en una zona umbría donde el sol apenas puede penetrar. En este lugar existe una salida de emergencia o “vía de escape” del Cañón, señalizada por medio de una tabla de dirección grabada.

Continuamos ceñidos al arroyo. El bosque enlaza con una arboleda cuyas ramas se entrelazan formando un magnífico “corredor” que desemboca en otra zona más despejada, e igualmente bella, en la que encontramos otro letrero: “Mina de oro romana”. Seguimos la dirección indicada, llegando a la boca de la Galería Romana de Peña Infierna junto al arroyo. Pudimos recorrer una buena parte de sus algo más de 140 m (hasta donde nos permitió, unos 90 m). Comenzamos agachados y terminamos gateando con rodillas y manos. No pudimos finalizarla ya que a cada metro avanzado la altura era menor y corría agua por ella. Galería de paredes blanquecinas que por su brillo parecían contener polvo de oro, en donde había gran cantidad de mosquitos gigantes y corría agua cristalina. Al salir de la mina, llegaron dos senderistas con poco equipamiento (sólo un “camelback” cada uno) y nos hicimos, mutuamente, la correspondiente foto. Ellos decidieron no entrar porque no llevaban frontales y continuaron por el margen izquierdo mientras nosotros pasamos al lado del panel que explica la historia de las minas romanas abiertas (hace 2.000 años) en la zona y, concretamente, la de esa mina.

Cruzamos el arroyo para continuar por el margen derecho, por donde continúa la señalización de pintura en las rocas. En ese momento aparecieron de regreso los dos senderistas de la mina, uno de ellos presentaba un esguince de tobillo y habían decidido salir por una “salida de emergencia”, que por suerte estaba cerca. Proseguimos el descenso del arroyo para llegar a una zona escabrosa en la que tuvimos que hacer una trepada sin cuerda por una canal-chimenea muy estrecha y vertical, de unos 8 m, siendo la mayor dificultad y peligro de toda la ruta ya que el barranco estaba bajo nosotros.

Salimos a una parte alta con vegetación para volver a descender por la zona más rocosa, en donde está la primera escala de cuerda anclada a la roca, que descendimos para continuar trepando la segunda. En ambas hay que extremar la atención ya que debajo se abren profundas simas o grietas que llegan hasta el arroyo. A continuación, pasamos una “terraza” sin apenas firme y muy aérea, para salvarla hay que usar otra cuerda y ceñir nuestro cuerpo a la roca. Algo más adelante, tuvimos que hacer uso de otra cuerda para descender entre grandes rocas hacia el fondo del río Mostruelo, que se une en esta parte al arroyo del Valle. En ese lugar escuchamos las voces de tres jóvenes (dos chicas y un chico) que intentaban seguir río abajo, resultándoles misión imposible, por lo que dieron media vuelta y continuaron detrás de nosotros. Los esperamos para descender juntos otra cuerda y, una vez orientados en la dirección correcta, les dejamos.

Llegamos a una nueva cascada y luego bajamos otra escala para continuar el descenso a través de una angosta grieta o canal en la roca, ayudados por otra cuerda, en donde empleamos los escasos conocimientos que tenemos de la técnica que se practica en barranquismo. Después de un rato llegamos al río Mostruelo y seguimos su cauce (muy mermado). Aunque Dina y Santi decidieron descalzarse para caminar por él durante un buen rato, yo salté de piedra en piedra si necesidad de descalzarme. Encontramos algunos hitos sobre grandes piedras y una nueva “salida de emergencia”, que no tomamos. En un punto determinado pudimos retomar el sendero y, de este modo, nos presentarnos en el “Pozo de la Górgora”, en el cual desemboca el agua por medio de una pequeña cascada. En la salida del pozo hay dos enormes moles de roca tan juntas que hacen que el agua fluya a través de una estrecha grieta. Lógicamente, “tiramos” de nuestras cámaras fotográficas para plasmar el lugar, ya que este Pozo es una parte destacada de la ruta (como comenté al principio) e incluso cuenta con una leyenda. Eran las 13:54 horas. Llevábamos 6.16 km, 2:36 horas andando y 2:18 horas detenidos (lo cual explica por sí solo la dificultad para avanzar, a lo que se debe sumar la recreación en el paisaje y el hecho de hacer infinidad de fotos).

Al pie del Pozo hay otra escala (en mal estado), que trepamos para continuar subiendo y dejar definitivamente el río. A continuación, ascendimos por una canal entre tierra y roca muy empinada, en donde tuvimos que emplear las manos hasta alcanzar otra cuerda. Más tarde cogimos otra diferente, así como una tercera que empalma con dos escalas muy verticales. Las trepamos con sumo cuidado, fueron las últimas de la jornada.

Después de caminar un rato a la vera del río Mostruelo, salimos a un camino que nos condujo a una caseta de ladrillo para la captación de agua. Desde allí, salimos a un claro en donde hay una barbacoa rodeada castaños. Luego entramos en una pista de la antigua mina Pola de Laviana, en donde se encuentran unas escaleras que acortan el trayecto hasta Montealegre. Nosotros decidimos hacer la ruta algo más larga, por lo que continuamos por la pista dejando a la izquierda un molino (que no visitamos por estar el acceso en malas condiciones). Después comienza un fuerte repecho hasta alcanzar el pueblo. Paramos unos minutos a la sombra de la primera casa que encontramos ya que Dina se encontraba algo sofocada debido al fortísimo calor (36.2ºC a las 14:40 horas). Recuperada en pocos minutos, reemprendimos la marcha, llegando a las 14:56 horas al parque infantil del cual habíamos partido.

Nos refrescamos, lavamos y bebimos de su estupenda fuente. Seguidamente, nos cambiamos de ropa y calzado y comimos en la mesa con bancos que estaba situada al lado de la fuente. En ese momento pasaron los dos hombres, que habían tomado la salida de emergencia, de camino al médico para que le tratara el esguince al lesionado. Terminada la comida nos fuimos a tomar algo a “Casa Manolo” (sin letrero indicador), que está muy cerca, en la misma calle La Calzada. Allí se sirven comidas a base de sopa de trucha, pollo de corral, churrasco y otros productos de la tierra (según consta en su tarjeta). Lo cierto es que había bastante gente comiendo.

Bellísima ruta, realmente magnífica y espectacular por su variado contraste, la diversidad de lugares que pasamos y visitamos: pedreras, puentes, miradores, cascadas, cueva, galería, bosques, pozo; y lo más espectacular, el propio Cañón del Górgora. Un cañón profundo y sombrío que encierra cierto misterio: impresionantes moles de roca, profundas y caprichosas grietas, agua cristalina; a lo que se añaden los anclajes de cuerda que hacen que te sientas como en plena selva amazónica.

Reconozco que éste es un relato extenso pero os tenía que contar esta experiencia con detalle, sino quedaría incompleto. La he descrito tal y como lo hemos vivido nosotros, sumergidos en una gran emoción y sintiéndonos sumamente felices por su realización. Al igual que os sentiréis vosotros si estáis preparados para esta gran aventura y, especialmente, si es por ¡¡Buen Camino!!

Hasta pronto.

Como os prometí transcribo, según se lee en un panel, la leyenda de Las Górgoras:

"Las Górgoras son tres monstruos llamados: Medusa, que es tan fea que aterroriza y convierte en piedra a todo aquel que se atreve a mirarla; Uriale, que domina el fuego; y Esteno, que controla el agua. Al principio de los tiempos vivían en Persia pero fueron castigadas por la diosa Atenea y desterradas a Peña Infierna. Allí el héroe Perseo con la hoz de diamante que le dio esta diosa le cortó la cabeza a Medusa, la metió en un saco y la arrojó al Pozo de la Górgora.

En el desfiladero desembocan dos arroyos, el de Uriale que discurre por el valle ahora llamado de Vidriales, donde está la Raja del Infierno (una grieta que llega hasta el centro de la Tierra) y el de Esteno que lo hace por lo que hoy se conoce como Río Estrecho, donde se encuentra la Vulva de la Górgora. De las entrañas del Buey Mayor, brota un torrente de agua increíblemente blanca, que se precipita garganta abajo para caer en ésta y fecundar el bestial ínero de la Furia que engendrará hidras, víboras, quimeras, dragones... (Poseidón, dios de las aguas, tuvo relaciones con Medusa, y de ellas nacieron monstruos).

Ambos riachuelos se juntan, formando el Arroyo de la Górgora bajo el puente de Perseo, ahora llamado del Paso, sobre el que está el héroe preparado con su hoz de diamante para cortarles la cabeza según van naciendo a todos esos monstruos. Luego las mete en un saco y las arroja al Pozo de la Górgora, donde se convierten en piedras. Si alguno de estos engendros se le escapa, saldrá por el valle de Mostruelo para provocar terribles catástrofes hasta que Perseo logre cortarle la cabeza. Perseo se alimenta de avellanas y bayas rojas de acebo. Habréis de saber que fue él, el que trajo estos árboles de Persia. Las avellanas le dan la vida y los acebines la fuerza."


Datos GPS:

General
Nombre Archivo Track: CAÑÓN del GÓRGORA

Nombre de la salida: Parque Infantíl de Montealegre

Comentarios del Track:


Fecha y Hora

Día 31-08-2014
Hora de salida 08:58:13
Hora de llegada:14:55:48
Duración 05:54:35
Tiempo parado 02:31:00
Tiempo en movimiento 03:23:35


Distancias

Distancia proyectada 8.472 km
Distancia con alturas 8.918 km (real 9.60 km)


Alturas

Track con alturas (3D): Sí
Altura Máxima 1106 m
Altura Mínima: 886 m
Altura de la salida: 1011 m
Altura de la llegada: 999 m
Ganancia desde la salida 94 m
Desnivel salida-llegada -12 m
Desnivel máximo 220 m
Ascen.acum. 353 m
Desc.acum. 382 m
Max. Velocidad Vertical: 37980 m/h
Min. Velocidad Vertical: -114120 m/h
Max Pendiente 35.1 %
Min Pendiente -39 %


Velocidades

Velocidad media 1.4 km/h
Velocidad máxima 8.9 km/h


Puntos de Track

Número de puntos 1232
Intervalo de grabación 17