Circular canales de Jerrera y Mesones

En el espectacular entorno de Cain, se elevan algunos de los mayores desniveles de la peninsula. Casi 2000 mts por encima del popular enclave, tenemos las dramáticas torres y agujas que caracterizan a los Pikos de Europa, pero que aquí si cabe, alcanzan su mayor dimensión. Varias son las canales que desde el recorrido del Cares se dirigen a las altas cumbres calizas, y por varias de ellas discurren veredas y sedos, hoy casi olvidados, y en su día recorridos por pastores principalmente.
Hoy voy a intentar subir por uno de esos caminos, casi olvidado, la canal de Jerrera, y bajar por Mesones, bastante más transitada porque es un acceso para escaladores al Jou Santo (entiendase lo de más concurrida, pleno agosto, y yo me encontré con una pareja en Mesones, con absolutamente nadie en Jerrera).
Califico la ruta como solo expertos, porque aunque la dificultad técnica no excede en ningún caso el grado I, se va a transitar por lugares muy verticales, en muchas ocasiones expuestos, y sobre todo, donde los senderos son solo trazas, o directamente no existen; y el GPS es sólo una ayuda complementaria, ya que la recepcion es mala, o directamente nula, dentro de las canales. De hecho he tenido que retocarlo porque los datos eran bastante inconsistentes, y aun así contendrá errores.
Si alguien decide seguir esta ruta, que tenga todo ello en cuenta, desde luego yo lo estudiaría, tomando bastante más referencias, y tener bastante claro qué es lo que se va a hacer.
Salgo de Cain poco despues de las 8:30 por una cuesta dirección NW en fortísima pendiente. Esta pista lleva a Cain de Arriba. Al llegar a la riega de la Jerrera, se toma un senderillo a la derecha, que va a comenzar a subir, en principio en dirección norte, aunque en cuanto cruzo la riega, cambia a dirección este, y me aleja del cauce. Esto será una constante. El sendero en principio se sigue relativamente bien, pero más arriba será fácil perderlo.
La primera parte de la ascensión es relativamente sencilla de seguir, aunque en fortísimo desnivel, y si le unimos que el sol da de pleno, la canal se convierte en seguida en un horno (llevo 3 litros de agua que al final se me quedaron cortos; tener esto en cuenta, porque no se encuentra agua en todo este terreno).
En la confluencia entre la riega de la Jerrera y otra riega que baja del norte (creo que se trata de la riega la Vara) tengo las primeras dudas seras. No doy con el sendero, y me cuesta alcanzar una panza herbosa, que es donde comienzan los sedos de Oliseda. Estos sedos son un sendero que atraviesa la pared. No son difíciles, y están equipados con cuerdas, pero son estrechos, exigen algún paso de trepada, y el patio es impresionante.
Una vez atravesados, vuelvo a perder el sendero, aunque lo encuentro más adelante. La ruta se va encajonando en la parte alta de la canal en dirección oeste. Este tramo, hasta el collado de salida es el más duro y se hace eterno, con una fortísima pendiente donde se dan dos pasos adelante, y casi uno y medio para atras.
Por fin, casi a las 12:30 alcanzo el collado que da por finalizada la canal, y ante mi tengo el Jou de Oliseda. El ambiente es absolutamente dramático, con la imponente mole del Cuvicente a mi derecha, y las caidas de Peña Blanca a mi izquierda.
Atravieso los Jous de Oliseda por donde mejor veo, siempre en dirección oeste. Aquí no hay senderos, y tengo que ir haciendo mi propio camino en un caos de rocas y caliza. Voy subiendo poco a poco hacia el collado de la torre de la Robliza, y cuando lo alcanzo, a la una y media, paro para comer y descansar, porque estoy fundido, y empiezo a tener serios problemas con el agua.
Ante mi tengo la cresta oeste de la Torre de la Robliza, que ejerce una poderosa atracción sobre mi. Pasos de III grado extremadamente expuestos, y que estoy demasiado cansado, me hacen desisitir siquiera de acercarme. Tengo que reservar todas las fuerzas para la bajada. Hacia el sur el Tiro la Llera y Piedras Lluengas. Había sopesado la posibilidad de esta última cima, más fácil, pero el cansancio, y la escasez de agua, me hacen ser muy conservador, y tras descansar, inicio el descenso.
La primera parte de descenso es caótica, y me cuesta dar con la trazada correcta, y eso llevando un track (es lo que he comentado antes, el GPS ayuda, pero no es para nada fiable al 100%). Finalmente encuentro una senderillo que me va llevando a embocar a la canal de Mesones.
Una vez en ella, ya es más facil de seguir las trazas de caminos y senderos, pero tampoco son totalmente evidentes. Más adelante, sale un camino a la derecha. Lleva a la majada de mesones, pero dando mayor rodeo. Yo decido tirar directo hacia la visible majada (sabía que tenía salida porque lo había estudiado previamente, sin saber, meterse en una canal con ese desnivel, es posible encontrarse en un cortado, y tener que remontar, o peor, hacer un destrepe peligroso; de ahí que ponga mucho enfasis en estudiar bien estas rutas).
Alcanzo la majada, sin gota de agua, a las 3 y media. Más abajo de la majada, hay una fuente, pero solo cae un hilillo, y tan solo puedo recargar un litro de agua. En la fuente me encontré con las únicas personas que me crucé en todo el día. Más abajo la ruta del Cares estaría masificada, como siempre, pero en estos parajes la soledad es la nota predominante.
Continúo el descenso, a partir de aquí mucho más cómodo, paso por el sedo de Mesones (un juego de niños en comparación a los de Oliseda, pero ojo, que pueden poner en aprietos a gente no acostumbrada), y llego a una bonita cascada, donde me dan ganas de pegarme un baño.
El descenso ya sin perdida me lleva a Cain de arriba, y en este pueblo en lugar de bajar por la pista (que coincide al final con la que esta mañana he cogido), decido bajar por el sedo, más bonito y auténtico para volver a Cain, dodne una buena cerveza no hace más que apagar tenuemente la sed. Son las 5 y media de la tarde. Han sido 9 horas de pateo. Unos 15 kms de distancia y casi 1.800 mts de desnivel, pero ya he comentado que el GPS no me ha dado resultados muy fiables en muchos tramos.
No la defino como una ruta bonita. No es para disfrutar. Es para sufrir en muchos tramos. Es sobre todo una ruta dramática, auténtica, que me ha llevado a contemplar la esencia de Pikos, muy lejos de lo que son rutas probablemente más visuales, o más bellas. Pero alcanzar esos collados y jous en altura, y ni siquiera hacer cimas, me ha llenado mucho más que otras ascensiones con un sin fin de cimas.