Cordillera de los Agrios (Aguilón del Loco, Picón del Guante y Rayal)

Sin duda se trata de una de las rutas más impresionantes del Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas; la ruta de los abismos, de la verticalidad y como bien indica su nombre, agria, muy áspera ,dura, muy difícil de caminarla. Un enorme espinazo de cortante y gris caliza , semejando un gigantesco dragón de las leyendas míticas sobre cuyos lomos cabalgan insignificantes guerreros de gestas heroicas a modo de modernos montañeros que buscan desafíos o simplemente disfrutar de tan espectacular y mágica naturaleza. Y no es para menos, pues se trata de una ruta difícil, donde hay que medir cada paso para no torcernos un tobillo y tener cuidado para no caer, exigente físicamente y no apta para los que tengan miedo a las alturas.
La cordillera de los Agrios o como sería más correcto, la cuerda del Rayal se encuentra en el extremo Suroeste del Parque y lo componen tres grandes picos: el Aguilón del Loco o Cerro Villalta con 1.956 m, el Picón del Guante con 1.931 m y el de menor altitud de los tres y con vértice geodésico, el Picón del Rayal con 1.834. Esta cuerda forma parte del complejo macizo de las sierras de Cazorla y el Pozo.
Para llegar al punto de inicio de esta ruta tomamos la carretera C-323, pasamos el Puerto de Tiscar en dirección al Santuario y en menos de 1 km sale una pista a la izquierda la cual cogemos .Seguimos la pista unos metros hasta llegar a un ensanche donde estacionamos el vehículo.
Comenzamos a caminar por dicha pista hacia el NE, pudiendo atrochar un par de amplias curvas y así evitar pasar por las colmenas en el borde de la misma. Tras pasar por una zona de almendros, llegamos a una puerta, que no está cerrada con candado y podemos abrir. Estamos caminando sobre los impresionantes cortados del Barranco del Garbanzal y en suave subida nos vamos situando en la cara NO del Rayal, y pasando por una fuente con abrevaderos de obra, casi sin darnos cuenta llegamos al Nacimiento, bajo la Corona del Rayal.
A partir de ahora y hasta que coronamos el Aguilón del Loco ,la subida será mucho más acusada, con calor casi agónica. Nos salimos del carril y tomamos lo que parece un jorro unos metros arroyo arriba y señalizado con hitos. Este jorro está muy marcado, aunque muy incomodo por la pendiente, grandes piedras sueltas y su estado de deterioro. Poco a poco va pareciendo más un carril, que siguiendo una dirección más o menos NE llega a Collado Valiente, bonito y bucólico lugar, que bien merece un descanso.
Emprendemos la marcha por el carril que traíamos, para a los pocos metros salirnos de mismo a la altura de la fuente de Pedro García. Este carril si lo continuáramos nos llevaría a Puerto Lorente. Seguimos el cauce del torrente arriba, que a los pocos metros entronca con un jorro casi perdido que tomamos a la izquierda. Este jorro nos deja en un collado bajo el Aguilón y sobre el Viso de la Nava. Es recomendable asomarse al espolón que queda al Oeste, pues las vistas son fantásticas.
Nos quedan pocos metros para la cima del Aguilón , para lo cual atravesamos dirección Norte un bosquete de laricios primero y una pedrera después en busca de una grieta en la pared rocosa que nos da acceso a la misma.
Como si lo que llevamos hasta ahora hubiese sido tan solo un paseo y tras recrearnos largamente de las mayestáticas panorámicas de tan increíble atalaya, nos toca penar o disfrutar de lo lindo, según cada uno.
Toca recorrer las afiladas crestas de la cuerda, lacerantes cuchillares de lapiaz que no tiene pérdida posible. No existe camino, ni sendero, pudiendo optar por ir por el mismo filo de los abismos o un poco más abajo por la ladera Este de la cuerda.
Desde el Aguilón bajamos a la Navilla Baja, para emprender una dura subida a la Navilla Alta primero y el Picón del Guante después. Descendemos a las Torcas y comenzamos a ascender por la cara Norte del vértice del Rayal , para acceder al mismo por su flanco Oeste tras buscar un paso entre las rocas. El descenso lo realizamos por el llamado Pecho de las Ardillas en una vertiginosa bajada, teniendo como referencia los almendros y la puerta por la que pasamos por la mañana para evitar saltar la alambrada. Una vez en la pista solo nos resta regresar por el mismo lugar.
Ruta imprescindible para el que busque algo más que simple senderismo.