El Canto Cabronero

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El Canto Cabronero forma parte del denominado Precornión, la alineación montañosa que se yergue al oeste del macizo occidental de Picos de Europa, entre los ríos Sella y Dobra.

Se trata de la cumbre más alta de este notable nudo orográfico, un nudo que se alza abruptamente sobre el caserío de Soto de Sajambre para ir decayendo, con algo más de suavidad, hacia la localidad asturiana de Amieva.




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Dejamos el coche en el amplio aparcamiento construido a la entrada de Soto de Sajambre (905 m). Con la estampa de Peña Santa como telón de fondo, recorremos las calles de este tranquilo y cuidado pueblo de montaña.

Del extremo norte de Soto, sale la Senda del Arcediano en dirección a Amieva. Subimos por la cómoda y ancha pista forestal, recortando algunas de sus pronunciadas y algo exageradas curvas.

Poco antes de llegar a los Collaos (1.360 m, 3,2 km), dejamos la pista para tirar por una senda que, tras rodear el Jurcueto por el este, alcanza el puerto de Beza (1.511 m, 4 km).

También es posible continuar por la pista hasta los Collados (1.390 m, 3,5 km), la bucólica horcada que se abre entre el Jurcueto y el Pico la Dijusa. Aquí la pista se torna sendero y va rodeando por el oeste el Jurcueto, dejando a la izquierda y un poco más abajo las plácidas praderas de Pandemones. Se llega así a una fuente (1.485 m, 4,8 km) y al puerto de Beza (1.511 m, 4,9 km). Respecto a la anterior, esta segunda opción implica un rodeo de casi un kilómetro.

En el puerto de Beza, ponemos rumbo al noreste para salvar por la canal de Misa el escarpado contrafuerte que desciende de la Peña de Beza. La canal es pina y requiere, en algún punto de su tramo final, el uso de las manos, pero siempre pone a nuestro alcance buenos agarres.

Superada la canal (1.700 m, 4,5 km), pasamos a Llano, verdes pendientes, frecuentadas por el rebeco, donde tiene su nacimiento el río Medoria, precursor del Toneyo. Las cruzamos en horizontal, y, al trasponer el fácil contrafuerte de las Peñas de Cebolleda, alcanzamos Valdellano y su fuente (1.705 m, 5 km).

Sobre Valdellano se alza el Canto Cabronero. Vista desde donde nos encontramos, su piramidal silueta puede resultar algo intimidante, pero lo cierto es que la imponente mole plantea pocos problemas a quienes estén habituados a deambular por la montaña, siempre, claro, que las condiciones sean favorables (ausencia de lluvia, nieve, viento, etc.).

Para alcanzar la cima, nos dirigimos a la cara noroeste del Canto, adornada por dos antiguas lenguas glaciares. Se puede subir por cualquiera de ellas. La más sencilla resulta la más alejada, esto es, la situada más al norte.

Subimos unos metros por las pendientes herbosas que se alzan sobre la fuente, hasta dar con una trocha que, con rumbo noreste mantenido, alcanza la primera lengua (1.820 m, 5,6 km), la cruza casi en horizontal y nos pone en el borde de la segunda (1.840 m, 5,7 km).

Ascendiendo por ella, ganamos la divisoria en el collado que forman la cima central y la oriental del Canto (1.985 m, 6,3 km). Esta última es la principal. Para acceder a ella (2.000 m, 6,4 km), trepamos por la cresta, fácil, pero con algún paso expuesto sobre los abismos que miran al sur.

Si queremos algo más de emoción, podemos subir por la primera lengua. Para ello, desde la fuente repechamos la pendiente herbosa en busca de las paredes cimeras de la montaña. Aquí (1.850 m), una cómoda rampa da acceso a la lengua sur, que resulta más vertical y un poco más complicada que la norte. Por ella se accede a la cima central (1.997 m), y al collado que la separa de la principal.

En el descenso, merece la pena subir al Jurcueto, promontorio de buenas vistas de la canal de Misa y el puerto de Beza.

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