El Torreón y Canchal de la Ceja desde la Central del Chorro

Sorprendente ruta la que hicimos para subir al Torreón y al Canchal de la Ceja, en la Sierra de Candelario.

Hace varios años subí al Canchal de la Ceja desde la vertiente de Béjar/Candelario en invierno. Ese día tenía intención de continuar hasta el Torreón, pero un cambio de tiempo hizo que desistiera. Era invierno y vi que la decisión que tomé fue la correcta, porque al día siguiente estaba todo nevado.

Este verano surgió la posibilidad de “tachar” la montaña más alta de Cáceres, el Torreón, de la lista, pero estábamos alojados en la otra vertiente de la sierra. Inicialmente, la idea era salir del Puerto de Tornavacas, pero salían muchos kilómetros.
Finalmente, analizando con más detalle el mapa, vi que existía la posibilidad de subir en coche hasta la central hidroeléctrica del Chorro, con lo que se acortaba mucho el recorrido y además era posible hacer una ruta circular bonita, subiendo el Torreón y el Canchal de la Ceja y pasando por gargantas y lagunas atractivas.

Como digo, fue una sorpresa agradable, porque no esperábamos encontrarnos con un entorno tan bonito.

Salimos, por lo tanto, de la central del Chorro. La subida hasta allí parte de la carretera que va del Barco de Ávila al Puerto de Tornavacas; primero por carretera de asfalto y luego por pista de cemento y tierra. Sin ser ninguna maravilla, está en condiciones aceptables para los coches (nosotros subimos en furgoneta). Hay una valla que cierra el camino, pero el acceso es libre y se puede abrir para pasar.

En el primer tramo de la ruta hay que subir a la Laguna del Duque, por camino balizado y correctamente señalizado. Desde allí bajan las tuberías que traían agua a la central hidroeléctrica, aunque el sendero no coincide con el recorrido de los tubos.
La Laguna del Duque es grande; realmente es un embalse construido donde antes había una laguna de origen glaciar. Posiblemente, esta intervención del hombre le quita encanto, pero en todo caso se trata de un lugar precioso.

Rodeamos la laguna por su orilla sur (izquierda en el sentido de la marcha) y al llegar al fondo comenzamos a subir, siguiendo el curso del Arroyo Malillo o de Solana. Aunque el primer tramo discurre por un sendero evidente, más arriba no lo es tanto y hay que seguir los hitos (tampoco los hay muchos). En todo caso, el recorrido no tiene pérdida, porque se trata de seguir remontando la garganta del arroyo.

Aproximadamente a mitad de subida está el punto más complicado, donde la garganta se convierte en más profunda y hay que trepar por la derecha para ganar altura. Yendo por el fondo hubiéramos llegado a un resalte (salto de agua seco cuando fuimos nosotros) que creemos que se podría trepar sin gran dificultad, pero no lo comprobamos.
Como decía, nosotros salimos por la derecha, trepando varios resaltes sencillos y cogiendo altura poco a poco, para así llegar a la zona alta del arroyo.

A partir de ahí el terreno pierde verticalidad y entramos en un remanso, donde el riachuelo va cogiendo diferentes trayectos. Es un tramo donde hay que tener precaución, porque donde uno menos espera corre el agua y hay agujeros en el suelo (terreno herboso).
En esta zona no encontramos un sendero marcado y había muy pocos hitos.

Tras este "descanso" de aproximadamente un kilómetro, comienza la última subida hacia el Torreón por una canal evidente; la canal buena es la de la derecha.
Una vez superada la canal se alcanza una meseta desde donde ya es visible la cima del Torreón.

Aunque desde este punto parezca que los últimos pasos serán un cómodo paseo, queda todavía una dificultad a salvar: un destrepe de una chimenea equipado con una cadena (Paso del Diablo); sin la cadena podría ser un II+.

El Torreón (o Calvitero) es el techo de Cáceres; en la cima hay un gran vértice geodésico, que es más una construcción.

A poca distancia al sur hay otra pequeña cima que requiere una trepada; la subimos también y vimos que en una piedra había una inscripción: "Cumbre de los Pasos Perdidos"; no sé si este es su nombre.

A continuación, nos dirigimos hacia el noreste en busca del techo de Salamanca: Canchal de la Ceja. Por supuesto, para ello tuvimos que trepar la chimenea equipada con la cadena; es la única dificultad en el camino. En poco tiempo alcanzamos nuestro segundo objetivo del día.

El descenso lo hicimos por la Garganta del Trampal, paralela a la garganta de ascenso y situada al norte de ella.
Es una zona muy bonita, con tres lagunas en el camino (Lagunas del Trampal). El de más abajo y más grande realmente es un embalse.

Desde allí hay todavía un tramo largo de descenso, pero está perfectamente hitado y el sendero es claro prácticamente en todo el trayecto. Se ve que esta zona es más transitada que la de la subida.

Los últimos metros, con un giro brusco a la derecha, discurren junto al canal de agua que baja de la central hidráulica.

Como decía al principio, nos sorprendió el recorrido por su belleza. No tiene grandes complicaciones técnicas, pero hay que tener en cuenta que es algo más que simple senderismo.