El Vasar del Mulhacén y el Puntal del Globo, Puntal de Siete Lagunas y Mulhacén
near Trevélez, Andalucía (España)
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Trail photos
Itinerary description
Hacía mucho tiempo que tenía ganas de conocer este corto pero asombroso recorrido por la impresionante cara norte del Mulhacén. Una senda que transcurre horizontalmente y que, por las muchas fotos que había visto y por las descripciones de otros montañeros, no nos podía dejar indiferente. A ello se suma la curiosidad innata que persiste a quien se apasiona por las diferentes montañas y las siluetas que cortan el horizonte. El Mulhacén es, quizás, una de las montañas que más atrae a cualquier senderista y montañero. Por ser la más alta de la península sobre todo y por la atracción que emana de la esbelta silueta que forma el conjunto de lo que algunos llaman los "gigantes" de Sierra Nevada. La Alcazaba y el Mulhacén. Expresión algo injusta dado que ignora la presencia del Veleta, segunda montaña más alta de Sierra Nevada.
Para ir a conocer e investigar esta travesía pedí la colaboración de compañer@s suficientemente experimentados en la práctica del montañismo y en la aventura que supone recorrer y pisar sendas y trazados con dificultad y con peligro. Teniendo claro que no podía ser un gran número y que todos ellos iban a afrontar un paso desconocido y, como ya he dicho, con un elevado riesgo. En principio lo conformamos con seis pero finalmente ese número se redujo a cinco por enfermedad de una de las compañeras, nuestra querida y atrevida Lola. Así iniciamos la aventura Sonia, Jose Ramón, Francisco, Antonio Luis y el que suscribe. Un grupo resistente, con un alto espíritu de compañerismo y con el humor suficiente como para reirnos en una gran cantidad de los momentos que duró nuestra pequeña aventura. Sirva estas palabras para decir que no es nada aconsejable adentrarse en este tramo de recorrido, el Vasar, con un excesivo número de montañeros, salvo que cada uno de ellos tenga la suficiente autonomía para afrontar el riesgo de la misma.
La ruta además no era nada suave. El diseño de la misma contemplaba la subida a cuatro cumbres: el Puntal del Globo, el de Siete Lagunas, la Alcazaba y el Mulhacén. A sabiendas de que el objetivo no era ninguna de ellas, sino el Vasar mismo. Por lo que el transcurso de la travesía nos haría modificar la misma en función de tener asegurado el paso por tan deseada senda. Como en toda ruta, hay que valorar en cada momento, el tono del grupo, la climatología y la dificultad del terreno. Tal es así que, como se aprecia en el track, renunciamos a cumbrear la Alcazaba en aras de adentrarnos en la vertiginosa senda del Vasar.
HACIA SIETE LAGUNAS
Iniciamos la travesía desde el refugio del Poqueira a las 8:15 de la mañana. El tiempo era agradable a pesar de que circulábamos con cortavientos fino o forro polar que nos fuimos quitando a medida que iba avanzando el día. La previsión de meteoexploration no se cumplió y la temperaratura fue más elevada de la esperada, si bien resultó ser agradable y en nada agobiante durante toda la jornada. Tomamos en dirección este hacia la confluencia entre la Loma del Loma del Tanto y la del Mulhacén pasando por los Tajos del Peñón Negro en dirección al Tajo del Contadero. Ascendemos alrededor de unos 500 metros de desnivel empezando desde el mismo refugio, por tramos evidentes y sin obstáculos y en algunos señalados con hitos, cruzando la pista que recorre a todo lo largo la sierra hasta el propio Mirador de Trevélez. En dicha confluencia entre las dos Lomas se inicio un suave descenco hacia el Contadero, momento en el que despertamos de su letargo a algunos ejemplares de Cabra Montesa. Una vez en el Tajo contemplamos desde su altura el circo de Siete Lagunas, con el aspecto característico de la época estival y destacando la Laguna Hondera en donde pastaban un reballo de vacas en su entorno. Este paraje siempre ofrece una especial belleza, ya sea verano, invierno o cualquier otra estación destacándose aún más a medida que nos aproximamos a las lagunas.
HACIA EL PEÑON DEL GLOBO Y EL DE SIETE LAGUNAS
Tras un breve descanso nos preparamos para iniciar los ascensos hacia los tres miles previstos. El del Globo y el de Siete Lagunas (3.269 y 3.316 respectivamente). En estos momentos todavía entraba en nuestros planes subir también la Alcazaba de manera que nuestro ritmo continuaba adecuado a nuestras intenciones. El primero de los Peñones implicaba ascender 370 metros de desnivel, situándonos en la cota superior a los 3.200 metros, lo que permitía progresar más fácilmente hacia los siguientes tres miles. El ascenso a los dos Peñones no ofrece dificultad alguna, tan sólo la superación del desnivel de cada uno de ellos, que con un ritmo constante y adecuado permite cumbrearlos sin problema alguno. Sólo en el último tramo del Peñón del Globo hay que tener algo de cuidado ya que el firme se convierte en una superficio de rocas por las cuales hay que ir avanzando con el único cuidado de no introducir el pie entre ellas con el riesgo de una lesión. Algo que con la experiencia del grupo de compañeros no ofrecía riesgo alguno.
Las vistas desde el Peñón del Globo son magníficas. Hacia el oeste todo el circo de Siete Lagunas y la impresionante pared este del Mulhacén, poco conocida desde esta orientación y ofreciéndonos la vista de rutas de ascenso más atrevidas y, evidentemente, más alpinas. Objetivo para futuras ocasiones. Hacia el este la Cuneta de la Alcazaba y la cumbre misma, poco vistosa desde este punto pero apetecible siempre. Hacia el norte una cumbre sin nombre interpuesta entre la que estamos y nuestro siguiente objtivo, el Puntal de Siete Lagunas. Para iniciar el recorrido hasta este último opto por descender hacia la loma que nos dirige hacia el norte evitando el cresteo que, aún apeteciendo, nos retrasaría considerablemente para llegar al inicio del Vasar.
Tras progresar por la loma nos colocamos enseguida en el Collado del Coladero y, sin esperar instante alguno, iniciamos la ascensión hacia el Puntal de Siete Lagunas. De lejos su pared ofrecía una imagen de mayor dificultad, pero una vez situados en este punto observo que tiene una fácil travesía, llena de rocas planas que nos permite valernos de ellas para colocarnos en la cumbre en muy poco tiempo y con una gran satisfacción una vez llegado a la misma. Segunda cumbre de la jornada y la imagen espectacular de nuestro objetivo: la temida cara norte del Mulhacén por donde transcurre el Vasar, todavía inapreciable para nosotros. Una imagen montañera llena de sensaciones. La verticalidad y altitud de su estructura, su descenso final en la Laguna de la Mosca, empequeñecida por todo el circo de cumbres que la rodea, sugerente en su particular belleza. Estamos ante la Hoya del Mulhacén, formada por cumbres menores pero no menos significativas y técnicas, todas con nombres propios: el Puntal de la Caldera, el Juego de Bolos y el propio Mulhacén y el Puntal recién encumbrado. Más al oeste y ofreciendo un bella imagen de líneas y sombras recortando el cielo, Los Machos, el Veleta, Los Tajos de la Virgen y el Caballo, último de los tres miles occidentales de la sierra.
Una vez transcurrido nuestro momento de deleite toca continuar la jornada. En este punto y viendo por dónde debía de estar situado el Vasar (sólo acertábamos a ver una parte de la senda que lo forma) nos disponemos a descender hacia el Coladero, momento en el cual llegan hasta nosotros dos montañeros que nos comunicaron su intención de hacer también el Vasar, pero que habían abandonado la idea al ser informados por los integrantes de otro grupo que lo habían recorrido hasta el la Fuente del Tío Lobo y que, a partir de ahí, se encontraron con muchos desprendimientos de rocas que habían tapado la senda, por lo que decidieron volver sobre sus pasos. Tal información supueso un cierto jarro de agua fría para nuestras intenciones, si bien, continuamos con nuestros planes con la cautela que ya traíamos al iniciar esta travesía. Cautela que seguiríamos manteniendo con la información recibida, siempre con la clara intención de no arriesgar más de lo previsto.
HACIA EL VASAR POR EL COLADERO
Desde el Puntal de Siete Lagunas hacemos un rápido descenso hacia el Collado del Coladero, donde un hito bastante evidente señala el inicio del vertiginoso descenso. Tanto en esta estación como en condiciones invernales hay que descenderlo con precaución debido a lo irregular de su firme y la verticalidad del mismo. Nosotros no llegaremos hasta su final. A media altura se aprecia una senda que gira a derecha para hacer un complejo y dificultoso recorrido por la media ladera que nos llevaría hasta el Collado de Siete Lagunas. Las características de este tramo hace que su progresión sea lenta. En su mayoría se aprecia una pequeña senda y donde no la hay se observan hitos que permite adivinar el paso más sencillo entre las rocas. A pesar de ello es un continuo sube y baja con las dificultades ya mencionadas y que nos llevó a valorar que quizás fuera más rápido el optar por descender todo el Coladero y coger la senda de subida al Collado. Algo que dejaremos para otro momento.
Ya en el Collado hacemos un pequeño descanso para tomar el correspondiente picnic e iniciar el recorrido para el que hemos venido. Antes de iniciarlo un grupo de corredores de trail sube desde Siete Lagunas e intercambiamos algunos pareceres previo asombro de la diferencia de mochila entre la de ellos y las nuestras. Inician el recorrido y desde allí les observamos como progresan rápidamente. Lo que nos alienta a iniciar el nuestro propio y descubrir aquello para lo que habíamos venido.
El Vasar se inicia desde ese mismo collado con una senda muy evidente de descenso hasta que toma ya la horizontal adentrándose en toda la cara norte de la montaña. el trazado resulta totalmente visible y sólo desaparece en algunos tramos de roca totalmente superables, producto de desprendimientos y, generalmente, marcados con hitos. Algunos colocados de forma muy destacable, otorgando una buena vista montañera que incita a la toma de fotografías. Las vistas en cada momento son espectaculares, pero el patio que aparece a nuestra derecha también lo es. Lo que nos obliga a tomar mucha atención a nuestro progreso por la senda que, en muchos tramos, es demasiado extrecha y expuesta haciendo evidente que el más mínimo descuido o resbalón tendría un final trágico: una caída sin posibilidad de freno de alrededor de trescientos metros. Como se puede entender, la senda en sí misma es fácil de seguir, pero no es apta ni para personas que tengan vértigo ni para aquellas otras que no hayan tenido contacto con tramos aéreos y expuestos. A pesar de todo ello recorrer horizontalmente esta cara del Mulhacén, a mitad de la misma y con las negras paredes que ascienden hasta su cumbre por encima de nosotros y, complementariamente, la vertical y profunda parte inferior de la montaña que tiene su punto final en la Laguna de la Mosca, es toda una bella experiencia que todo montañero debe conocer alguna vez.
Un poco más de la mitad del recorrido desde donde nosotros la hemos iniciado nos encontramos con la Fuente del Tío Lobo. Un nacimiento de agua constante (estamos a finales de agosto) que discurre con alegría y que ofrece un agua fresca y apetitosa. Tal es así que cambiamos totalmente la que nos quedaba y repusimos nuestros contenedores totalmente con el fin de que nos durase hasta el final de la jornada. El sitio con el agua discurriendo es agradable y hubiera sido ideal para haber sido allí donde nos hubieramos tomado el bocadillo, pero la incógnita de saber si el acceso era posible nos impidió ese disfrute. Aún así nos recreamos en el lugar y en la deliciosa agua que nos ofrecía la montaña.
Una vez disfrutado del sitio y del momento continuamos con la senda que, como en el tramo anterior, ofrecía las mismas características: senda envidente, muy estrecha en bastantes pasos y peligrosa en caso de pérdida de atención o de vértigo. Todo ello no impidió que el grupo la disfrutáramos intensamente y celebráramos muy efusivamente nuestra llegada al Collado del Ciervo o de la Mosca. El objetivo de nuestro viaje estaba conseguido, la belleza de la travesía era indudable, el riesgo también y, todo ello, nos inundó de una grata sensación de plenitud y de compañerismo entre nosotros. Obviamente quisimos dejarlo reflejado en nuestras fotos, aunque es difícil que una imagen refleje ese sentimiento que nos embargó a cada uno.
HACIA EL MULHACÉN Y EL POQUEIRA
La subida al Mulhacén, como la de la Alcazaba, no era nuestro objetivo y estaba condicionada al recorrido por el Vasar. Tras haber pasado por él, siendo muy buena hora y estando bien de energías decidimos hacer la cumbre y continuar hacia el refugio en donde teníamos que estar a las 19:30 para la cena. Con paso constante llegamos a ella y nos encontramos con la extraordinaria situacion de estar sólos, en compañía de las cabras y de los pajarillos habituales. Nos relajamos en ella sin medir el tiempo y gozando de un día claro y de todo lo que se ofrecía a nuestro alrededor. Hoy era un día especial. La travesía que habíamos hecho hasta el momento había sido exigente y de singular belleza y, además, habíamos superado la incertidumbre de cómo nos íbamos a encontrar la senda de la cara norte. De manera que sólo quedaba la vuelta a nuestro punto de partida.
Decidimos hacerla por el Río Mulhacén, con la esperanza de andar la mayor parte de ella por sus aguas e, incluso, poder darnos un baño en alguno de sus puntos. Nos encontramos con el nacimiento totalmente seco y con gran parte del cauce que recorrimos en las mismas condiciones. Encontramos agua cuando nos quedaban apenas dos kilómetros para llegar al refugio. Nos refrescamos un instante, dada la hora, y seguimos ruta. Justo cuando la senda deja el río y se dirige hacia el refugio hay que tener cuidado porque se bifurca en un punto que, de no tomarla bien (la de la derecha), nos obliga a tener que hacer unos metros monte a través para volver a retomarla. Nada complicado pero a esas alturas de la ruta y con el cansancio que se hace notar, si se puede evitar ese despiste mejor.
A las 19:30 en punto llegamos al Poqueira, con una gran satisfación y con enormes ganas de adentrarnos en otras experiencias similares. El grupo había funcionado a la perfección, el ambiente había sido agradable y divertido y nos llevábamos para casa un recorrido solo calificable de espectacular.
Mi agradecimiento a los compañeros que vinieron conmigo y que contribuyeron con su presencia y su energía a tan buena jornada montañera.
Para el recorrido por el Vasar agradezco a los colaboradores de wikiloc de La Bestia Parad, Carlos JLuque, Casiaventurilla, Malpaso y Chispas, entre otros.
Para ir a conocer e investigar esta travesía pedí la colaboración de compañer@s suficientemente experimentados en la práctica del montañismo y en la aventura que supone recorrer y pisar sendas y trazados con dificultad y con peligro. Teniendo claro que no podía ser un gran número y que todos ellos iban a afrontar un paso desconocido y, como ya he dicho, con un elevado riesgo. En principio lo conformamos con seis pero finalmente ese número se redujo a cinco por enfermedad de una de las compañeras, nuestra querida y atrevida Lola. Así iniciamos la aventura Sonia, Jose Ramón, Francisco, Antonio Luis y el que suscribe. Un grupo resistente, con un alto espíritu de compañerismo y con el humor suficiente como para reirnos en una gran cantidad de los momentos que duró nuestra pequeña aventura. Sirva estas palabras para decir que no es nada aconsejable adentrarse en este tramo de recorrido, el Vasar, con un excesivo número de montañeros, salvo que cada uno de ellos tenga la suficiente autonomía para afrontar el riesgo de la misma.
La ruta además no era nada suave. El diseño de la misma contemplaba la subida a cuatro cumbres: el Puntal del Globo, el de Siete Lagunas, la Alcazaba y el Mulhacén. A sabiendas de que el objetivo no era ninguna de ellas, sino el Vasar mismo. Por lo que el transcurso de la travesía nos haría modificar la misma en función de tener asegurado el paso por tan deseada senda. Como en toda ruta, hay que valorar en cada momento, el tono del grupo, la climatología y la dificultad del terreno. Tal es así que, como se aprecia en el track, renunciamos a cumbrear la Alcazaba en aras de adentrarnos en la vertiginosa senda del Vasar.
HACIA SIETE LAGUNAS
Iniciamos la travesía desde el refugio del Poqueira a las 8:15 de la mañana. El tiempo era agradable a pesar de que circulábamos con cortavientos fino o forro polar que nos fuimos quitando a medida que iba avanzando el día. La previsión de meteoexploration no se cumplió y la temperaratura fue más elevada de la esperada, si bien resultó ser agradable y en nada agobiante durante toda la jornada. Tomamos en dirección este hacia la confluencia entre la Loma del Loma del Tanto y la del Mulhacén pasando por los Tajos del Peñón Negro en dirección al Tajo del Contadero. Ascendemos alrededor de unos 500 metros de desnivel empezando desde el mismo refugio, por tramos evidentes y sin obstáculos y en algunos señalados con hitos, cruzando la pista que recorre a todo lo largo la sierra hasta el propio Mirador de Trevélez. En dicha confluencia entre las dos Lomas se inicio un suave descenco hacia el Contadero, momento en el que despertamos de su letargo a algunos ejemplares de Cabra Montesa. Una vez en el Tajo contemplamos desde su altura el circo de Siete Lagunas, con el aspecto característico de la época estival y destacando la Laguna Hondera en donde pastaban un reballo de vacas en su entorno. Este paraje siempre ofrece una especial belleza, ya sea verano, invierno o cualquier otra estación destacándose aún más a medida que nos aproximamos a las lagunas.
HACIA EL PEÑON DEL GLOBO Y EL DE SIETE LAGUNAS
Tras un breve descanso nos preparamos para iniciar los ascensos hacia los tres miles previstos. El del Globo y el de Siete Lagunas (3.269 y 3.316 respectivamente). En estos momentos todavía entraba en nuestros planes subir también la Alcazaba de manera que nuestro ritmo continuaba adecuado a nuestras intenciones. El primero de los Peñones implicaba ascender 370 metros de desnivel, situándonos en la cota superior a los 3.200 metros, lo que permitía progresar más fácilmente hacia los siguientes tres miles. El ascenso a los dos Peñones no ofrece dificultad alguna, tan sólo la superación del desnivel de cada uno de ellos, que con un ritmo constante y adecuado permite cumbrearlos sin problema alguno. Sólo en el último tramo del Peñón del Globo hay que tener algo de cuidado ya que el firme se convierte en una superficio de rocas por las cuales hay que ir avanzando con el único cuidado de no introducir el pie entre ellas con el riesgo de una lesión. Algo que con la experiencia del grupo de compañeros no ofrecía riesgo alguno.
Las vistas desde el Peñón del Globo son magníficas. Hacia el oeste todo el circo de Siete Lagunas y la impresionante pared este del Mulhacén, poco conocida desde esta orientación y ofreciéndonos la vista de rutas de ascenso más atrevidas y, evidentemente, más alpinas. Objetivo para futuras ocasiones. Hacia el este la Cuneta de la Alcazaba y la cumbre misma, poco vistosa desde este punto pero apetecible siempre. Hacia el norte una cumbre sin nombre interpuesta entre la que estamos y nuestro siguiente objtivo, el Puntal de Siete Lagunas. Para iniciar el recorrido hasta este último opto por descender hacia la loma que nos dirige hacia el norte evitando el cresteo que, aún apeteciendo, nos retrasaría considerablemente para llegar al inicio del Vasar.
Tras progresar por la loma nos colocamos enseguida en el Collado del Coladero y, sin esperar instante alguno, iniciamos la ascensión hacia el Puntal de Siete Lagunas. De lejos su pared ofrecía una imagen de mayor dificultad, pero una vez situados en este punto observo que tiene una fácil travesía, llena de rocas planas que nos permite valernos de ellas para colocarnos en la cumbre en muy poco tiempo y con una gran satisfacción una vez llegado a la misma. Segunda cumbre de la jornada y la imagen espectacular de nuestro objetivo: la temida cara norte del Mulhacén por donde transcurre el Vasar, todavía inapreciable para nosotros. Una imagen montañera llena de sensaciones. La verticalidad y altitud de su estructura, su descenso final en la Laguna de la Mosca, empequeñecida por todo el circo de cumbres que la rodea, sugerente en su particular belleza. Estamos ante la Hoya del Mulhacén, formada por cumbres menores pero no menos significativas y técnicas, todas con nombres propios: el Puntal de la Caldera, el Juego de Bolos y el propio Mulhacén y el Puntal recién encumbrado. Más al oeste y ofreciendo un bella imagen de líneas y sombras recortando el cielo, Los Machos, el Veleta, Los Tajos de la Virgen y el Caballo, último de los tres miles occidentales de la sierra.
Una vez transcurrido nuestro momento de deleite toca continuar la jornada. En este punto y viendo por dónde debía de estar situado el Vasar (sólo acertábamos a ver una parte de la senda que lo forma) nos disponemos a descender hacia el Coladero, momento en el cual llegan hasta nosotros dos montañeros que nos comunicaron su intención de hacer también el Vasar, pero que habían abandonado la idea al ser informados por los integrantes de otro grupo que lo habían recorrido hasta el la Fuente del Tío Lobo y que, a partir de ahí, se encontraron con muchos desprendimientos de rocas que habían tapado la senda, por lo que decidieron volver sobre sus pasos. Tal información supueso un cierto jarro de agua fría para nuestras intenciones, si bien, continuamos con nuestros planes con la cautela que ya traíamos al iniciar esta travesía. Cautela que seguiríamos manteniendo con la información recibida, siempre con la clara intención de no arriesgar más de lo previsto.
HACIA EL VASAR POR EL COLADERO
Desde el Puntal de Siete Lagunas hacemos un rápido descenso hacia el Collado del Coladero, donde un hito bastante evidente señala el inicio del vertiginoso descenso. Tanto en esta estación como en condiciones invernales hay que descenderlo con precaución debido a lo irregular de su firme y la verticalidad del mismo. Nosotros no llegaremos hasta su final. A media altura se aprecia una senda que gira a derecha para hacer un complejo y dificultoso recorrido por la media ladera que nos llevaría hasta el Collado de Siete Lagunas. Las características de este tramo hace que su progresión sea lenta. En su mayoría se aprecia una pequeña senda y donde no la hay se observan hitos que permite adivinar el paso más sencillo entre las rocas. A pesar de ello es un continuo sube y baja con las dificultades ya mencionadas y que nos llevó a valorar que quizás fuera más rápido el optar por descender todo el Coladero y coger la senda de subida al Collado. Algo que dejaremos para otro momento.
Ya en el Collado hacemos un pequeño descanso para tomar el correspondiente picnic e iniciar el recorrido para el que hemos venido. Antes de iniciarlo un grupo de corredores de trail sube desde Siete Lagunas e intercambiamos algunos pareceres previo asombro de la diferencia de mochila entre la de ellos y las nuestras. Inician el recorrido y desde allí les observamos como progresan rápidamente. Lo que nos alienta a iniciar el nuestro propio y descubrir aquello para lo que habíamos venido.
El Vasar se inicia desde ese mismo collado con una senda muy evidente de descenso hasta que toma ya la horizontal adentrándose en toda la cara norte de la montaña. el trazado resulta totalmente visible y sólo desaparece en algunos tramos de roca totalmente superables, producto de desprendimientos y, generalmente, marcados con hitos. Algunos colocados de forma muy destacable, otorgando una buena vista montañera que incita a la toma de fotografías. Las vistas en cada momento son espectaculares, pero el patio que aparece a nuestra derecha también lo es. Lo que nos obliga a tomar mucha atención a nuestro progreso por la senda que, en muchos tramos, es demasiado extrecha y expuesta haciendo evidente que el más mínimo descuido o resbalón tendría un final trágico: una caída sin posibilidad de freno de alrededor de trescientos metros. Como se puede entender, la senda en sí misma es fácil de seguir, pero no es apta ni para personas que tengan vértigo ni para aquellas otras que no hayan tenido contacto con tramos aéreos y expuestos. A pesar de todo ello recorrer horizontalmente esta cara del Mulhacén, a mitad de la misma y con las negras paredes que ascienden hasta su cumbre por encima de nosotros y, complementariamente, la vertical y profunda parte inferior de la montaña que tiene su punto final en la Laguna de la Mosca, es toda una bella experiencia que todo montañero debe conocer alguna vez.
Un poco más de la mitad del recorrido desde donde nosotros la hemos iniciado nos encontramos con la Fuente del Tío Lobo. Un nacimiento de agua constante (estamos a finales de agosto) que discurre con alegría y que ofrece un agua fresca y apetitosa. Tal es así que cambiamos totalmente la que nos quedaba y repusimos nuestros contenedores totalmente con el fin de que nos durase hasta el final de la jornada. El sitio con el agua discurriendo es agradable y hubiera sido ideal para haber sido allí donde nos hubieramos tomado el bocadillo, pero la incógnita de saber si el acceso era posible nos impidió ese disfrute. Aún así nos recreamos en el lugar y en la deliciosa agua que nos ofrecía la montaña.
Una vez disfrutado del sitio y del momento continuamos con la senda que, como en el tramo anterior, ofrecía las mismas características: senda envidente, muy estrecha en bastantes pasos y peligrosa en caso de pérdida de atención o de vértigo. Todo ello no impidió que el grupo la disfrutáramos intensamente y celebráramos muy efusivamente nuestra llegada al Collado del Ciervo o de la Mosca. El objetivo de nuestro viaje estaba conseguido, la belleza de la travesía era indudable, el riesgo también y, todo ello, nos inundó de una grata sensación de plenitud y de compañerismo entre nosotros. Obviamente quisimos dejarlo reflejado en nuestras fotos, aunque es difícil que una imagen refleje ese sentimiento que nos embargó a cada uno.
HACIA EL MULHACÉN Y EL POQUEIRA
La subida al Mulhacén, como la de la Alcazaba, no era nuestro objetivo y estaba condicionada al recorrido por el Vasar. Tras haber pasado por él, siendo muy buena hora y estando bien de energías decidimos hacer la cumbre y continuar hacia el refugio en donde teníamos que estar a las 19:30 para la cena. Con paso constante llegamos a ella y nos encontramos con la extraordinaria situacion de estar sólos, en compañía de las cabras y de los pajarillos habituales. Nos relajamos en ella sin medir el tiempo y gozando de un día claro y de todo lo que se ofrecía a nuestro alrededor. Hoy era un día especial. La travesía que habíamos hecho hasta el momento había sido exigente y de singular belleza y, además, habíamos superado la incertidumbre de cómo nos íbamos a encontrar la senda de la cara norte. De manera que sólo quedaba la vuelta a nuestro punto de partida.
Decidimos hacerla por el Río Mulhacén, con la esperanza de andar la mayor parte de ella por sus aguas e, incluso, poder darnos un baño en alguno de sus puntos. Nos encontramos con el nacimiento totalmente seco y con gran parte del cauce que recorrimos en las mismas condiciones. Encontramos agua cuando nos quedaban apenas dos kilómetros para llegar al refugio. Nos refrescamos un instante, dada la hora, y seguimos ruta. Justo cuando la senda deja el río y se dirige hacia el refugio hay que tener cuidado porque se bifurca en un punto que, de no tomarla bien (la de la derecha), nos obliga a tener que hacer unos metros monte a través para volver a retomarla. Nada complicado pero a esas alturas de la ruta y con el cansancio que se hace notar, si se puede evitar ese despiste mejor.
A las 19:30 en punto llegamos al Poqueira, con una gran satisfación y con enormes ganas de adentrarnos en otras experiencias similares. El grupo había funcionado a la perfección, el ambiente había sido agradable y divertido y nos llevábamos para casa un recorrido solo calificable de espectacular.
Mi agradecimiento a los compañeros que vinieron conmigo y que contribuyeron con su presencia y su energía a tan buena jornada montañera.
Para el recorrido por el Vasar agradezco a los colaboradores de wikiloc de La Bestia Parad, Carlos JLuque, Casiaventurilla, Malpaso y Chispas, entre otros.
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Comments (2)
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Qué magnífico diseño de ruta de tres miles!! Y qué ejemplo de compañerismo.
Muchas gracias Sonia. Tú has contribuido a ello. Le has dado alegría y buen ambiente!!!