Gredos. Laguna de la Nava-Corral Diablo-Laguna del Barco desde Puente de la Yunta.

Gredos. Laguna de la Nava-Corral Diablo-Laguna del Barco desde Puente de la Yunta.
Ruta ubicada en la parte occidental de Gredos, que permite visitar uno de los circos más extraordinarios de esta sierra, uno de los más perfectos y bellos, pequeño y cerrado, pero de una factura muy hermosa, con la laguna de la Nava a sus pies. Probablemente sea una de las imágenes más impactantes de todas las lagunas que pueblan Gredos: la vista de la Laguna de la Nava desde el Corral del Diablo.
Ruta difícil porque, como suele ocurrir muchas veces en la montaña, la bajada es bastante peor que la subida, pero es el único modo de hacer la ruta circular. Los bosques de robles, de castaños, alguna encina perdida, los majestuosos pinos, los alisos y serbales, junto con la muy molesta escoba, nos acompañarán durante la ruta. Y rebaños de Cabra Hispánica en el Regajo del Perro y algún gamo bajando junto a la Garganta de Galín Gómez. En fin, un espectáculo inolvidable.
La salida se puede hacer desde el parking junto a la carretera que sube de La Nava a Umbrías, junto a la Casa Rural La Galamperna, o desde el Puente de la Yunta. Para llegar a este debemos recorrer 1,8 kilómetros por una pista, con trozos de asfalto (cemento) y de tierra. En todo caso se hace bien, y reduce la ruta en casi 4 kilómetros, lo que se nota, pues es larga.
Nada más salir del Puente de la Yunta continuamos por la PR-AV 39 que nos conduce a la laguna de la Nava. A 1,4 kilómetros de la salida pasamos una puerta y entramos en un prado, con bastante agua. En poco tiempo llegaremos al Refugio de Navacasera (Km 2,5) y 1 km después topamos con el Refugio de la Losa, donde, a su izquierda según subimos, un cartel lo marca, aunque un poco escondida, tenemos la Fuente de la Losa, con caudal garantizado todo el año. Seguimos hasta cruzar la Garganta, sin problema alguno, e inmediatamente comienza la subida con mayor desnivel, primero dejando a la derecha una hornacina coronada por una cruz donde, en su día, figuraba una imagen de la Virgen, hoy desaparecida. Un poco más arriba comienza la sucesión de preciosas cascadas que jalonan esta Garganta y que aún traen mucha agua. Hay que decir que, aunque la subida es fuerte, el buen trazado del camino, una pequeña calzada muy bien empedrada, lo hace llevadero. El camino hace varios zigs-zags, para alcanzar una zona cortada a pico donde en invierno siempre rezuma el agua y hay hielo bastante peligroso. Hoy no era el caso. Un poco más arriba nos encontraremos la Fuente de la Micaela, a la derecha del camino, con un cartel que la señala y un par de hitos que nos conducen a ella, pues está escondida. Conviene reponer las cantimploras pues ya no encontraremos otra fuente hasta la laguna del Barco o de Galín Gómez. Con un pequeño esfuerzo más, superando por la izquierda una pared granítica, pero con buen camino, enseguida vemos el muro de esta Laguna de la Nava, recrecida de este modo, y realizada por los vecinos de la Nava por prestación personal, lo que permite que la Laguna sea un reservorio de agua durante todo el verano. Hasta aquí hemos caminado 7,8 kms y salvado unos 750 metros de desnivel, de forma bastante cómoda por lo bien trazado que está el camino.
A partir de aquí continuamos la subida, por la izquierda de la Laguna, pasamos junto a las ruinas de un antiguo Refugio y una gran piedra en la que hay grabada una cruz y una especie de petroglifo, desde luego de factura moderna. Seguimos por un regajo, aún muy verde, hasta encontrar el arroyo de la Fuente del Ronchito, junto al que continuamos la ascensión durante un tramo, hasta girar a la derecha, en forma de luna, para tomar la cuerda de subida al Corral del Diablo, que discurre muy cerca del borde del circo, lo que permite disponer de varios increíbles miradores hacia la Laguna, aunque hay que acercarse con cuidado. El tramo final es el más duro, por encima de una zona de piedra lajada bastante cortante, pero que se hace bien con cuidado, hasta coronar el Corral del Diablo, marcado con un gran hito y unas vistas muy buenas. Lamentablemente, hoy la niebla lo impidió, pero se puede ver hacia el este toda la cuerda de los Pelaos, el Cancho, al fondo la Sierra Llana y el Circo de Gredos. Al Sur, la Covacha y el Juraco. Al Norte toda la Garganta de la Nava y al Oeste el pico Mosquito y la bajada a la Laguna del Barco.
Nos encaminamos hacia la cabecera del Regajo del Perro, con el camino bien marcado por hitos, unas preciosas pozas aún llenas de agua, un gran rebaño de Cabra Hispánica, que siempre están en esta zona, y el Pico Mosquito de frente, que dejaremos a la derecha para iniciar la tremenda y peligrosa bajada hacia la Laguna del Barco.
Es una bajada de riesgo, en mi opinión una de las peores de Gredos, por lo que hay que prestar mucha atención. Desde el Regajo del Perro tenemos unos 700 u 800 metros llevaderos, con hitos visibles. Pero a partir de ahí, los hitos, en ocasiones, desaparecen, la escoba (muy alta), lo invade todo, el terreno en fuerte desnivel y con piedra suelta donde no hay escoba, lo hace peligroso. La orografía de esta vertiente de la Laguna del Barco está poblada de pequeños desfiladeros difíciles de pasar. Por eso, elegimos tomar por la derecha, buscando siempre los hitos que aparecen y desaparecen, para ir a dar al Refugio que está junto a la presa de la Laguna. En otra ocasión bajé por la izquierda y estaba igual de mal, y si se coge una especie de torrentera central, ocurre lo mismo. En conclusión, bajada difícil que es mejor hacer con paciencia y cuidado por la derecha.
Ya en la Laguna, pudimos comer tranquilamente en el Refugio (hacía frío), y, después del merecido descanso, acometer la bajada por el camino muy bien trazado (PR-AV 36)que sube a esta Laguna. A mitad del mismo podremos contemplar una enorme cascada, hoy aún con mucha agua, la Cascada de la Garganta de la Vega, verdaderamente espectacular.
Un poco más abajo, justo cuando llegamos al Refugio de Anselmo, dejamos el PR-AV-36 por la derecha, para tomar un sendero que va junto a la Garganta de Galín Gómez para volver al Puente de la Yunta. Sorprendentemente, no hay hito que lo señale, conviene, pues, estar muy atento. Un poco más abajo sí los hay y nos llevan hasta la Garganta, que cruzamos, adentrándonos después en una serie de prados, un tanto aburridos y con múltiples agujeros entre los matojos de hierba que, a veces, te desequilibran. Hay que ir con cuidado, en todo caso. Esta parte del recorrido, ya digo, es un poco aburrida, hasta conectar con una pista forestal que nos llevará de nuevo hasta el Puente de la Yunta, fin de ruta.