Hoya de La Mora, Elorrieta, Caballo, Chorreras del Molinillo

Todo, no es bicicleta, y dar pedales.

Sierra Nevada es tan amplia, y con tantas posibilidades, que es bueno y saludable disfrutar de su encanto, y el mayor de sus atractivos: transitar por sus altas cumbres, aún abusando del vehículo para facilitar el acceder a ellas.

Desde la Hoya de la Mora, y con un fresquito que requiere abrigarnos, el sendero que nos lleva al monumento de la Virgen de Las Nieves, es nuestro aliado para poner rumbo a la parte alta de Borreguiles, cabecera del nacimiento del río Monachil, y dar paso a la Laguna de Las Yeguas y lagunillos de La Virgen, cabecera del nacimiento del río Dilar. Aparte de montañeros, en nuestro camino encontraremos ganado vacuno que pactan en gran soledad con los pequeños terneros tras sus madres, como única compañía.

Tras un tramo del sendero fácil de andar, atacamos las rampas zigzagueantes por la cara norte de los Tajos de La Virgen, hacia el refugio de Elorrieta, del cual está en ruinas desde hace muchos años. En realidad este refugio horadado en la roca, era el destacamento de una compañía de soldados durante la guerra civil española. Sobra decir, que el lugar donde se ubica, es estratégico. Está a casi 3.200msnm Domina visualmente un espacio interminable. Desde aquí la costa de Granada es fácilmente perceptible, salvo que el día climatológicamente lo impida. Si la atmosfera está limpia, veremos hasta la costa Africana. Yo he sido afortunado al poder disfrutar de esa visión, y ver los barcos en la lejanía es otro aliciente más, desde el lugar donde estamos. Por ello, el lugar era perfectamente entendible el dominarlo militarmente.

Decir también, que estamos en la cabecera alta del nacimiento del río Lanjaron, y ahora vamos en dirección a la cima del Caballo, de algo más de 3.000m, la más occidental del macizo Penibetico.

Tras pasar el río, tomamos la verea cortá, y tras unas cuantas lagunas, la verea que llevamos se corta en un embudo de rocas. De ahí su nombre. Para pasar ese embudo, hay dispuesta una cadena fijada a la roca como asidero para superar ese paso y el vértigo que pueda producir.

Tras un baño en la Laguna Cuadrada, y pasada la del Caballo, estamos en esta emblemática cumbre. Las vistas son para ver y contemplar.... el tiempo es como si se hubiese detenido.

Sin dormirnos, nuestro camino es el Collado de Peña Madura, el cual es fácil y rápido de conseguir, ya que caminados a media ladera sin apenas perder altura. A nuestra izquierda tenemos los nacimientos del río Durcal.

Coronado el Collado de Peña Madura, a la derecha frente a nosotros tenemos el Tosal del Cartujo de más de 3.100m. Una chepa de norte a sur que divide los corrales del Dilar, con los de La Virgen, y origen de los manantiales que forman las correntias de Las Chorreras de Molinillo. Por los prados de borregiles, descendemos al río, y nos acercamos al lugar donde rompe la cascada de agua que forma la chorrera, hoy con poco caudal debido, a que el año ha sido más bien pobre de nieves, y a las fechas avanzadas del verano. En invierno estas Chorreras, se convierten en una losa de hielo de casi doscientos metros de largo, y en su unión con el rio Dilar, es una autentica pared helada, de hielo "verglas". Ese hielo verdoso y gris que impone.

Remontamos el fuerte desnivel del "pecho" del río hacia los Prados del Piornal, en la parte baja del Radio Telescopio, para regresar nuevamente al aparcamiento de la Hoya de La Mora.

Como siempre, disfrutar de la naturaleza es un placer, y si es en buena compañía, y mostrando y enseñando al acompañante las maravillas que tenemos a nuestro alrededor, aún mejor.

Gracias a FELIX BUENO, por acompañarme en este excelente día.