La Pica de Peñamellera

Llevaba años con ganas de subir esta cumbre que siempre me “saludaba” cuando cogía la carretera de Arenas de Cabrales para hacer incursiones por picos de Europa. Pero nunca encontraba el momento, pues generalmente intentaba hacer ascensiones a cumbres de mayor altura. Pero por fin llegó el día. Es una excusa perfecta para una actividad de mañana.

Esta montaña, aunque modesta en altitud, es grande en vistas y para hacer su cumbre hay que superar una arista aérea con algún paso expuesto.

Seguí la clásica subida desde el pueblo de Mier. La mayor parte de la ruta es por el camino bueno. Al llegar al Collado, después de varios kilómetros, y ya cerca de la cumbre, me desvío por un sendero que va por la pradera, atravieso un Pedregal, y llego a la arista.

Aquí empieza la parte más difícil, pero también la más entretenida de la excursión. Quizá lo mejor es dejar los bastones pues no nos harán falta y sí que tendremos que poner la mayor parte del tramo las manos para superar pasos de 2do grado en alguna ocasión. Alguno de ellos expuesto. La famosa cornisa Herbosa de la cara norte me pareció sencilla, pues es ancha e incluso tiene un par de caminitos. más difícil la parte siguiente de la cresta. Por supuesto, no acometer la cresta con lluvia, suelo mojado o niebla.

La parte final ya es muy sencilla, ancha y simplemente es caminar para llegar a la cumbre, desde donde las vistas son fabulosas allá donde miremos. Especialmente las del macizo central, con la inconfundible silueta del Naranjo de Bulnes. En el fondo del valle se ve el pueblo de Mier, donde he comenzado.

En resumen, una entretenida ruta, principalmente en su parte final, no exenta de riesgo, que permite coronar esta emblemática montaña, el “Cervino Asturiano”.