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La Torre del Friero, 2.445 m

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Trail stats

Distance
5.65 mi
Elevation gain
3,740 ft
Technical difficulty
Difficult
Elevation loss
3,740 ft
Max elevation
8,195 ft
TrailRank 
69 5
Min elevation
4,653 ft
Trail type
Loop
Moving time
4 hours 38 minutes
Time
7 hours 8 minutes
Coordinates
1613
Uploaded
September 1, 2019
Recorded
August 2019
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  •   5 1 review
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near Santa Marina de Valdeón, Castilla y León (España)

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Itinerary description

El comienzo y fin de la ruta lo situamos al lado de la carretera que sube desde Posada de Valdeón, la LE 2703. Unas curvas después de pasar los desvíos a Santa Marina de Valdeón, un ensanche de hierba al lado derecho de la carretera, después de una curva de casi 360 grados, permite aparcar varios coches. Cruzando se ve un cartel con las indicaciones a Fuente Dé y al Torre del Friero.
Cogemos dirección al Friero a través de colinas rebosantes de verdor, de hierba a ratos, de helechos otros... El tiempo es frío y muy húmedo con nubes y nieblas que caen de la montaña hasta el valle presagiando problemas más arriba. Confusos por el tiempo y recordando cómo tuvimos que salir rápido, casi huyendo, de la naturaleza que nos empujaba fuera de su territorio, dos días antes cuando acometimos el Pico Jario entre las mismas nieblas que acabaron en lluvia fuerte y contínua que nos obligó a volver por la ruta más corta y sin pausa, terminando empapados y ateridos de frío. Con tranquilidad avanzamos cogiendo altura paulatinamente, pasando el Prado del Toro y admirando el paisaje, húmedo y vivo hasta llegar al Chozo de Urdías. Lo revisamos y rehacemos el equipo. Pimiento gana puntos de resistencia a ingerir unas lembas y de defensa al ponerse las grebas. Las piernas se resienten de las larezaciones de la intemperie y solo Leord lleva protecciones.
De aquí el sendero nos conduce a cruzar un arroyo y seguido subimos una colina hasta llegar a un hito bien clavado en el suelo y pintado de blanco con una franja amarilla y otra blanca que indica el Collado Peranieva y manda continuar todo recto desde donde venimos, con una señal pintada. No he haremos caso y torcemos a la derecha para acometer la subida de otra colina más pronunciada a través de un piornal algo incómodo. En ocasiones seguimos sendero, otras a través de las retamas incómodas. Nos guía Ojos de Elfo sin vacilar que porta todos sus objetos de percepción para no perder el rastro y consulta su brújula élfica y usa su piedra solar cada poco, volviendo sobre sus pasos siempre que cree haber extraviado el camino. El montaraz rastrea sendas y propone rutas alternativas, pero Ojos de Elfo es tajante y sigue liderando. Las ramas mojadas de la lluvia de la noche anterior, aún queriendo persistir en bancos de nubes a ras de suelo, nos dañan y humedecen, pero las grebas hacen su función y Pimiento y Leord agradecen llevarlas.
Al cabo, llegamos a una fuente y solo nos entretendremos para decidir el camino de ascensión hacia la parte superior del terreno, entre dos promontorios pronunciados de roca, y tomar un bocado rápido y de pié. Llevamos agua suficiente y apenas bebemos por el tiempo frío y húmedo.
Empezamos a subir a buen ritmo, con ganas, y enseguida llegamos a una zona de piedras que bordeamos algo por la izquierda para intentar pisar las menos, siguiendo un camino claro de ascenso marcado por hitos que Leord reconstruye si lo necesitan. A medida que ascendemos nos damos cuenta que ya no hay más que pedrera bajo nosotros, sin rastro de tierra o verde, sin llegar a poder ver lo que nos flanquea ni lo que tenemos delante. Los bancos de niebla que hasta ahora nos rodeaban y se abrían para encerrarnos otra vez se hacen más presentes y ya no ceden.
En este punto escuchamos voces cercanas por encima nuestro. No sabemos si están al lado o, por el efecto de las paredes de la montaña, mucho más arriba. No sé ve más allá de cincuenta metros y al poco no vuelven a sonar y somos envueltos por ese silencio apabullante de la montaña cuando se viste de nieblas y humedad, solo roto por las piedras que ruedan en ocasiones al tropezar con nosotros. Proseguimos sin vacilar, ansiosos por saber que nos encontramos arriba, disfrutando de las inclemencias y del esfuerzo, midiendo los pasos y las distancias. El tiempo se detiene y es de silencio y de color blanco. Todo está lleno de luz pero no vemos el Sol ni hay sombras. Seguimos ascendiendo sin ceder con buen ritmo y las volvemos a escuchar. Ha pasado bastante tiempo desde la vez primera que las oímos. El montaraz indica con el puño en alto que se detengan y él y Pimiento escuchan. Se hacen gestos indicando de dónde viene el sonido. El animista cree discernir que son al menos tres caminantes, se lo advierte también con gestos al guerrero que mira atento sin oír nada. Puso todos sus puntos de historial en su gran percepción visual aún a costa de penalizar la auditiva. Avanzamos veloces hacia los sonidos intentando, a la vez, pasar desapercibidos. Las voces vienen de arriba a la izquierda en nuestra dirección. Empezamos a distinguir varias siluetas que corren raudas y ya casi quieren desaparecen por la parte derecha de nuestra visión, bajando perpendicularmente a nosotros. Ojos de Elfo y Leord saltan hacia delante y corren haciendo ruido para llamar su atención. La niebla amortigua todos los sonidos y no les escuchan y al final tienen que gritar y silbar repetidas veces. Finalmente se nota que se detienen mientras seguimos avanzando. Les gritamos de dónde vienen, si han encontrado la Torre, pero no sabemos si nos han oído y hacen ademán de seguir su camino. Volvemos a silbar y esperan a que nos acerquemos más, corriendo hacia arriba y al cabo de unos metros volvemos a preguntar. Nos hacen saber por señas que vienen de arriba y que encontraron la Torre, alcanzamos a oír, cuando les expresamos nuestras dudas, que hay nubes y nieblas hasta llegar al Collado, pero que allí ceden.
Siguen su ruta, son cuatro caminantes y nos quedamos parados, lejos de ellos en medio de los bancos de niebla en los que caminamos. No les hemos llegado a ver el rostro, solo las chaquetas para el agua, oscuras unas y rojas y amarillas otras. Desaparecen y solo queda continuar.
El resto de la subida al Collado de la Chavina es igual, monótona, tanto en lo que se refiere al extraordinario paisaje en el que nos hallamos envuelto en un halo de misterio y de agonía, dislumbrando en ocasiones altas torres de piedra que nos escoltan como gigantes comerocas sentados sobre sus tobillos, como en el esfuerzo sin pausa que hacemos. Al llegar y asomarnos nos azota un fuerte viento que nos oliga a replegarnos y, al cobijo de la inclemencia, enfundarnos los guantes y gorros. Volvemos a mirar y contemplamos las rocas enormes y magestuosas que están a unos cientos de metros, bajando un poco y volviendo a subir después. Está todo descubierto, sin niebla, hasta justo donde están los picos, a más altura y más lejos, donde siguen escondidas entorno a bancos de nubes que ocultan lo que hay y lo que sucede dentro de ellas. El camino es claro y contento de una tregua en la ascensión, bajamos veloces por un sendero bien marcado. Vemos otro caminante, sólo, mirándonos. Está junto con tres mochilas y varios bastones apoyados en ellas y parece estar esperando. Nos saludamos pero no nos decimos nada y ya nos distanciamos. No se cree preparado para subir con otros compañeros suyos, que se hallarán más adelante y que prefieren ir sin equipo y se ha quedado atrás. Él imagina que lo pensaremos y nosotros así lo hacemos. Quizá una lesión, quizá un temor o una falta de preparación. Sabia decisión si así él la ha tomado.
Al poco empezamos a tener que hacer alguna trepada. El guerrero se pone su mejor yelmo, brillante al Sol que ahora nos hace sudar, todos se quitan los guantes y Pimiento y Leord se enfundan su Pimiento uno y su CutyShark otro, ya nadie lleva los bastones de la mano. Hay una llambria divertida seguida de otra más difícil que sirven de calentamiento. Estamos muy atentos y apenas hablamos ya que muchas indicaciones son por gestos de manos y de cabeza, suficientes para entendernos y saber qué queremos decir. Nos compenetramos muy bien y nos dejamos hacer unos a otros. Pimento pasa el primero, se desenvuelve con falicidad por estos terrenos, es el más experto escalador de todos y en el Paso de la Barriga, que llegamos a él de improviso, casi sin darnos cuenta, aconseja a Ojos de Elfo que pasa el primero. Luego esperan a Leord, que viene más atrás. Se aprietan de cara contra la pared, asiendo un agarre con la mano izquierda que da seguridad según se cruzan dos pasos sin mayor dificultad. Las mochilas no estorban demasiado y nadie mira abajo mientras cruza, se recrean después y ven el vacía lleno de rocas que sobresalen abajo, saliendo de entre las blancas tinieblas. Más adelante hay que realizar una trepada algo expuesta y más larga que ninguna de las anteriores y seguimos en la misma formación y con la misma concentración. Compartimos alguna sugerencia o idea y hacemos otra trepada algo más complicada pero muy asumible.
Ya solo queda andar hasta llegar al espoló final a más altura que donde ahora estamos y allí nos dirigimos. Hemos vuelto a dejar abajo las nubes altas que teníamos y vemos la cumbre con otros dos montañeros que ya se retiran en busca del compañero que dejaron atrás. Los últimos metros son de alegría y terminamos coronando con un fuerte abrazo, quitándonos ropa para dejar calentarnos por el Sol que brilla con rabia allí arriba, riendo y comentando que mejor día para subir no hemos podido tener.
Comemos y echasmos unos tragos y nos preparamos para bajar. Aun quedan dificultades y volver atrás todas las fases del camino y la primera es destrepar todo lo anterior, lo cual logramos sin dificultades, despacio y disfrutando de la emoción de la altura, y llegar de nuevo al Collado de la Chavina. Luego nos toca toda la pedrera, larga e infinita, desgastando rodillas y botas y, cuando encontramos una pedrera de fina piedra, rápida y directa cuando corremos en medio de ella dejándonos deslizar entre la grava. Luego seguimos hasta la fuente y llegamos al piornal y de allí, pasando de nuevo por el chozo, al inicio de la ruta.

Waypoints

PictographPhoto Altitude 4,658 ft
Photo ofInicio Photo ofInicio Photo ofInicio

Inicio

Cruzando la carretera, desde la baliza que señala el camino a Fuente Dé y al Friero cogemos esta dirección, atravesando el Prado del Toro.

PictographWilderness hut Altitude 5,157 ft
Photo ofChozo de Urdías Photo ofChozo de Urdías Photo ofChozo de Urdías

Chozo de Urdías

No muy acogedor. Casi todo está cubierto con un camastro o altillo de madera, debajo hay material diverso como tejas y restos varios, que dan un aspecto algo desarreglado. Delante hay una chimenea, pero no hay leña acumulada y por los alrededores es difícil encontrar más que retamas cortas de los brezos.

PictographInformation point Altitude 5,344 ft
Photo ofCollado de Peranieva

Collado de Peranieva

En este punto giramos a la derecha abandonando la senda marcada.

PictographFountain Altitude 5,757 ft
Photo ofFuente Photo ofFuente

Fuente

Fuente y abrevadero para el ganado de la zona. Desde aquí ya se ve la subida hacia la pedrera que nos llevará al Collado de la Chavina.

PictographWaypoint Altitude 6,209 ft
Photo ofCamino

Camino

Hacia la pedrera que sube al collado.

PictographWaypoint Altitude 6,484 ft
Photo ofHacia collado Photo ofHacia collado

Hacia collado

PictographWaypoint Altitude 7,225 ft
Photo ofSubiendo hacia el Collado de la Chavida Photo ofSubiendo hacia el Collado de la Chavida Photo ofSubiendo hacia el Collado de la Chavida

Subiendo hacia el Collado de la Chavida

PictographMountain pass Altitude 7,336 ft
Photo ofCollado de la Chavida Photo ofCollado de la Chavida Photo ofCollado de la Chavida

Collado de la Chavida

Aquí se acaba la subida más larga. Después toca bajar un poco, llanear y lo más difícil del recorrido.

PictographRisk Altitude 7,881 ft
Photo ofSegunda canaliza Photo ofSegunda canaliza Photo ofSegunda canaliza

Segunda canaliza

Se sube bien si has hecho cosas de estas antes. Hay agarres de sobra y sólo hay que ir con tiento y cuidado. Si no tienes experiencia en trepadas o en escalar se puede complicar la cosa y no lo aconsejaría.

PictographSummit Altitude 8,194 ft
Photo ofCima Friero Photo ofCima Friero Photo ofCima Friero

Cima Friero

PictographRisk Altitude 7,876 ft
Photo ofPrimer canalizo Photo ofPrimer canalizo Photo ofPrimer canalizo

Primer canalizo

Se sube bien si has hecho cosas de estas antes. Hay agarres de sobra y sólo hay que ir con tiento y cuidado. Si no tienes experiencia en trepadas o en escalar se puede complicar la cosa y no lo aconsejaría.

PictographRisk Altitude 7,825 ft
Photo ofPaso de la Barriga Photo ofPaso de la Barriga Photo ofPaso de la Barriga

Paso de la Barriga

Viendo las indicaciones y videos que hay sobre este paso, íbamos con la precaución que es necesaria, pero luego al pasarlo no notamos ninguna dificultad. El riesgo estriba es que un resbalón y caída resultarían fatales. Según se sube hay un agarre muy bueno que, al cogerlo con la mano izquierda, de cara a la pared, te facilita el paso. A la vuelta es algo más complicado porque tienes que tantear la pared hasta asirlo sin verlo y luego no hay problema.

PictographInformation point Altitude 4,649 ft
Photo ofInicio y fin de ruta Photo ofInicio y fin de ruta

Inicio y fin de ruta

Comments  (1)

  • Photo of Jose Manuel Castañón
    Jose Manuel Castañón Aug 19, 2023

    I have followed this trail  View more

    El destrepe primero desde la cumbre me pareció delicado, pero hay un montaje de rapel que usamos.
    Hay otra bajada desde la cumbre, más a la derecha, que acaba en el hombro despues del destrepe de los 4 pasos más delicados de la ruta normal.Debe de ser por un hito a la derecha que vimos cuando bajábamos. Vimos bajar por ahí a dos personas, que nos dijeron se bajaba aceptablemente, lo peor justo en la llegada a la ruta normal, donde les vimos destrepar sin cuerda.

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