Las Tres Marías y Peña Esquina desde Casares de Arbas

Comenzamos esta corta pero exigente ruta en el pueblo de Casares de Arbas. En lugar de tomar la pista que habíamos visto en otras rutas, y que podríamos considerar "pista oficial", ya que con un indicador marca "Las Tres Marías" en el propio pueblo, escogemos un sendero a la derecha unos metros más adelante. Lo cierto es que para subir nos pareció una mejor opción, ya que, siendo siempre sendero, es más directo y encima te evitas el tener que cruzar posteriormente el río.
Este sendero nos dejará prácticamente a las faldas de la Primera María, también conocida como "El Palero". Es con diferencia la más complicada de todas para ascender, y eso que curiosamente, desde el pueblo puede parecer todo lo contrario.
Toda la subida hasta prácticamente el final hay que realizarla trepando. Los desniveles máximos posiblemente sean grados III-. Es todo el rato mezcla de hierba y roca, y aunque presenta pasos expuestos, tiene buenos agarres en todo momento.

Por lo tanto, aunque no es excesivamente complicado, recomiendo abstenerse de subir todos aquellos que sufran con pasos aéreos o tengan complicaciones con las trepadas. Porque además, tras subir llega lo más complicado. Si la subida "tiene su aquel", la bajada, (que se debe realizar por el mismo camino) siempre suele es más complicada, y en este caso no iba a ser una excepción. Se ha de realizar con sumo cuidado y paciencia, y en gran parte del descenso, pegando el culo a la roca.
La cima curiosamente es más ancha de lo que podría parecer. Y tiene una gozada de vistas, especialmente a la Segunda María (o de Enmedio). A lo lejos en el Este se divisa perfectamente la Montaña Palentina, con la imponente pirámide del Espigüete predominando.

Para no perder toda la altura ganada, descenderemos por el hombro derecho (tomando como referencia el sentido del descenso). En nuestro caso nos equivocamos y descendimos demasiado, y de hecho el paso elegido fue algo más complicado que el "normal", que es un poco antes. Cuando lo vimos una vez ya en el camino hacia la segunda, vimos que era más sencillo que por donde nosotros bajamos.

Prácticamente sin tregua, comenzamos la subida a la Segunda María. Se trata de un trecho corto porque están todas muy próximas. En esta parte de ascenso es inevitable echar una vista atrás para ver la Primera María, ya que su cara norte/oeste está completamente cortada y es realmente impactante.

Teníamos dudas de cómo afrontar la subida a la segunda, ya que la pequeña canal por la que se suele subir estaba rodeada por un nevero, el cual ya se veía que estaba bastante helado, y no llevando material de invierno resultaba imposible de cruzar. Pero vimos que a la izquierda de dicha canal se abría otra más ancha y pequeña. Y resultó ser que no tenía ninguna complicación, por lo que, tras llegar a un resalte que comunicaba la cara este con la suroeste, vimos que no habría ningún problema para ascender por esta última. Y a eso nos pusimos...en nada de tiempo estábamos en la cima.

Quizás esta sea la cima con mejores vistas, ya que las de la oeste de la Primera María, que como ya hemos indicado es realmente impresionante, y la de la oeste de la Tercera son un auténtico regalo para los ojos.

El descenso se hace siguiendo el cordal, e inmediatamente nos pondremos a ascender la Tercera María (o de Los Corros). Lo haremos por su flanco derecho. Se trata de un terreno pindio y expuesto, con alguna trepada y que además, en esta ocasión la cosa se complicaba un poco por el hecho de haber pequeñas heladas que hacían que la hierba estuviera un poco resbaladiza. Este hecho, unido a lo pronunciado del terreno, hizo que tuviéramos que poner mucha atención a cada paso que dábamos. Aun así, es mucho más sencillo de ascender (y mucho más corto) que la Primera María.

Y una vez arriba, otra vez a deleitarnos con las cimas adyacentes y el precioso pantano del Valle de Arbas. Acto seguido, ya únicamente nos quedará un pequeño cresteo para llegar sin ninguna complicación a Peña Esquina. Aunque no es época estival, el buen tiempo hizo que casi tuviéramos que pedir vez en la cima, ya que estaba muy concurrida por otros montañeros con la misma idea que nosotros.

Aquí aprovechamos para descansar un buen rato y meternos un buen y merecido bocata para el pecho, mientras disfrutamos de las vistas de las Marías y, poco más al oeste, con las magníficas vistas de las Ubiñas y los Fontanes.

Y de este punto ya únicamente nos quedará desandar unos metros para bajar por la ladera norte que hay entre la Tercera María y Peña Esquina. De aquí atravesaremos algún que otro nevero para en primera instancia llegar a un bonito y cuidado refugio a los pies de las Marías y posteriormente, continuar hasta tomar el amplio camino que nos llevará de vuelta a Casares.

Por todo lo anteriormente expuesto, la catalogo como Difícil, ya que aunque pueda que a mucha gente le parezca "Moderada", prefiero pecar de conservador y evitar posteriores disgustos.