Lebeña-Cueto del Valle

Ascensión por la vía normal de esta airosa cumbre, vertical por todas sus vertientes y con solo un acceso factible para los no escaladores. Pese a que los pasos no creo que lleguen al grado III el terreno es expuesto y peligroso, trepando por laderas muy empinadas de hierba y roca. Por supuesto que es imprescindible escoger un día seco y soleado, pues la trepada se desarrolla por la umbría y con la hierba húmeda es muy peligroso.
Hay dos rápeles montados en sendos árboles, con una cuerda de 60 m no llega, al menos será necesaria una de 70, aunque es posible, asumiendo riesgos, destrepar.
La trepada se desarrolla en el cuenco norte de la montaña. Hay que rodear las paredes por su base, recorriendo algún trecho incómodo por el encinar. Al llegar a la cara norte, recorrerla por su base hasta una canal de hierba en su extremo oeste. Salirse pronto de la canal, en cuanto sea posible, para trepar por el espolón que la delimita por su derecha, volver arriba a la canal y cruzarla para entrar en una playa (pradera inclinada) y subir por ésta hasta un árbol con cordinos para rapelar. Ahora el terreno se inclina más y llegamos a la sección más difícil. Encima del arbol tomar pie en una vira herbosa y subirla hacia la derecha, luego seguir arriba y un poco a la izquierda, trepando unas placas, para salir a otra praderita muy cerca de la cresta, donde se encuentra otro árbol con cordinos. Desde aquí se alcanza de inmediato la cresta. A la derecha (oeste) queda la cumbre principal. Se acomete de frente y al llegar al muro final, trepar a la derecha por una placa que bordea un gran bloque, es más fácil que trepar la corta chimenea a la izquierda del bloque. Una trepada corta más al siguiente bloque y ya estamos en la cima. Se puede continuar fácil hasta el asomadero sobre el desfiladero de La Hermida. Auténtico nido de águilas. La cumbre oriental es fácilmente accesible desde la horcada entre ambas cimas, evitando por las pendientes que dan al norte la imponente arista.