Los ocho tresmiles de la Pica d'Estats. Ruta clásica.

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Reseña de la ruta en Adventoorer: Los ocho tresmiles del macizo de la Pica d'Estats.

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Llevo mucho tiempo planteándome atreverme con la integral de los tresmiles de la Pica d’Estats. Es una actividad muy larga, bastante dura, y con el punto crítico de la cresta entre la Punta Gabarró y la Pica, que parece revestir cierta dificultad, por las reseñas que leo por ahí. Entre unas cosas y otras, especialmente por la pereza de desplazarme tan lejos, pero también por la incertidumbre de conseguirlo, lo he ido dejando. El año pasado me lo propuse más en serio, pero demasiado tarde, y no conseguí alojamiento en el refugio, así que lo cancelé. Ahora ha llegado el momento, y aprovechando que voy a estar unos días por los Pirineos, me acerco antes para intentar completar realizar la actividad.

Con el alojamiento asegurado, reservo también el aparcamiento. No sé cuánto tiempo lleva siendo necesario pagar para aparcar en cualquiera de los cuatro estacionamientos que hay a lo largo de la pista. Pero a día de hoy, hay que abonar 5€ por día. Se reserva aquí.

El primer problema que se me presenta es llegar al refugio de Vallferrera. La pista de acceso es famosa por ser espantosa. He leído de todo sobre ella, pero pocas cosas buenas. Hay un servicio de taxis 4x4 que llega al refugio, por si alguien no se atreve a meterse por ahí. Yo me atrevo, porque mi Ibiza es un monstruo, y porque entiendo que si el aparcamiento es de pago, algo de ese dinero se estará invirtiendo en mejorar la pista. ¿No? Debería ser así…

En fin, que sea lo que Dios quiera. Llego a Areu y atravieso el pueblo hasta la caseta de acceso a la pista, donde comprueban que estoy al día con el pago. La pista empieza siendo un poco estrecha, pero luego se ensancha, y al final, resulta que es maravillosa. A ver, es una pista de tierra cochambrosa, llena de piedras y todo lo que eso conlleva, pero me esperaba tal espanto, que lo que encuentro me parece fabuloso. No rozo nunca, no hay badenes enormes ni amenazas de ningún tipo. Yendo tranquilo se recorre entera sin ningún problema. De hecho, me crucé con varios vehículos y no hubo ninguna tensión. Es ancha y está bastante bien. Parece que sí que se han gastado dinero en arreglarla. La pista de acceso a Viadós me pareció mucho peor. Más estrecha y dificultosa.

Pues perfecto. Llego al refugio y me instalo. Supongo que por ser un refugio catalán me parece carísimo, por el tema de la falta de reciprocidad, que hace que haya que pagar más. La cena no es mala, pero el desayuno es espantoso. Bollería industrial, pero de la mala, reseca y sosa, no de la rica con mucho colesterol.

Sea como sea, el sitio es muy bonito, y tengo muchas ganas de empezar.

Me levanto con el primer desayuno de las seis, pero se retrasan una media hora en servir, y salgo más tarde de lo que pretendía.

El camino arranca desde el mismo refugio, directamente hacia arriba, por unas zetas que bordean la ladera de la montaña, hacia el barranco de Sotllo. El día va a ser largo y duro. Cuando voy solo suelo tener tendencia a ir demasiado deprisa, y como no quiero desfondarme, viendo todo lo que voy a tener que andar hoy, quiero ir con calma, despacio.

Enseguida veo que no es necesario que vaya controlándome, porque me noto flojísimo. Me cuesta bastante avanzar, y eso que acabo de empezar. Será porque llevo unas semanas sin moverme demasiado, tal vez. Pues estamos apañados.

Empiezo a adentarme en el barranco, cruzando el paso habilitado con unas cadenas, que supongo que servirán para cuando la roca esté húmeda. Cruzo una zona de humedales en la que han instalado pasarelas con vigas de madera, no sé si para proteger de los arroyuelos o para intentar evitar que los visitantes pisoteen por donde les parezca. Es muy bonita esta parte.

Así a lo tonto me encuentro con el Estany de Sotllo, el primer ibón del día. Lo cruzo y sigo subiendo hasta el Estany d’Estats, ya con la vista de la Pica al fondo. Hace muchos muchos años la intenté subir, pero como tengo memoria de pez, no recuerdo hasta dónde llegué. Creo que ni siquiera alcancé este punto, porque no me suena de nada.

A la izquierda se ve el Port de Sotllo, por donde espero descender con los ocho tresmiles en la buchaca. Eso sería dentro de muchas horas. De momento, en vez de seguir el sendero marcado que bordea el ibón por la izquierda, lo rodeo por la derecha, para iniciar la subida a la cresta.

Nada más empezar a subir, sale el sol por detrás de las montañas, y me da en plena cara. Lo tengo justo enfrente. No veo tres en un burro normalmente, pero ahora es peor. Más o menos me oriento para ir subiendo por donde sea. No sé si en esta parte hay un sendero, porque no soy capaz de buscarlo. Da igual, por las piedras se avanza bastante bien.

Al cabo de un rato de sufrimiento, llego a un pequeño circo, a los pies del Pic de Canalbona. Este pico no es un tresmil, pero también lo quería subir, ya que está aquí al lado. Creo que desde el circo se puede ir hacia la cima directamente, pero como no veo nada, prefiero no hacer el tonto metiéndome en trepadas que no sé cómo son, y giro a la izquierda para llegar al collado de Collet Fals.

Con esta orientación por fin me libro del sol, y es un alivio. No queda gran cosa para llegar al collado, aunque me cuesta un mundo alcanzarlo. Arriba descanso un rato disfrutando de las vistas de la cresta hasta la Pica. He visto muchas fotos desde este punto, más o menos, pero estar aquí es distinto. Es una pasada la perspectiva de las montañas hasta el final.

Eso llegará luego. Primero voy al Canalbona. Dejo la mochila y tiro por la cresta. Pensaba que estaba más cerca, y no lo está tanto. También pensaba que sería más sencillo, pero hay bastantes trepadas en las que hay que ir con cuidado. No son difíciles, pero tienen patio. Agarrándome bien, al cabo de un buen rato llego a la cima. Me medio arrepiento de haber venido, por el coste de energía que me va a suponer. En fin, ya está hecho. Y tachado.

Vuelvo al collado y allá que voy al ataque. Detrás del primer repecho está el ibón más alto de Cataluña, el Estanyol Occidental de Canalbona. Una pasada el ibón, y el sitio en el que está encajonado.

Ahora empieza la cresta en sí, de momento sin dificultad. Llego al Rodó de Canalbona, y ahí al lado, pero mucho más encima, está la Pica, detrás de la Punta Gabarró. Justo aquí sale un camino bien visible que yo cojo, y que no creo que se deba seguir. Pensaba que acabaría por subir hacia arriba, pero no, llanea y llanea y no acaba en ningún sitio. Tendría que haber seguido por la cresta directamente. Ahora no me apetece volver, y como estoy justo debajo de la cima, tiro para arriba sin más, por la piedras. No se sube mal, pero me cansa mucho. Acabo saliendo casi a la cumbre directamente.

En la Gabarró hay dos puntos cimeros de igual altura. Quería haber ido a los dos, pero se me olvidó totalmente que hubiera un segundo. Cuando me acuerdo, ya bajando del Verdaguer, entro un poco en pánico por habérmelo dejado. Pero echo un vistazo y me parece ver que el segundo es algo más bajo, así a ojímetro. Menos mal. Y encima el vértice está en el que sí hice, así que perfecto. No tengo que volver. Uff...

Ahora viene la parte más delicada del día, la cresta hasta la Pica. Voy por el lado de la izquierda. Hay algún hito que voy siguiendo hacia adelante y hacia arriba. No es tan difícil, hay buenos agarres por todas partes. Alcanzo el filo y paso al otro lado, el derecho. Allí vuelvo a ver otra montañita de hitos, y voy para ella. Una vez superada, vuelvo a subir al filo a horcajadas, y siguiendo por él con calma, acabo llegando arriba.

Esta crestita me pareció más fácil de lo que esperaba, afortunadamente. Es corta, y con tranquilidad se supera fácilmente.

Bueno, pues lo más difícil ya está conseguido. En la cima me encuentro con una pareja que al poco rato se va y me deja la cumbre para mí solo.

El panorama es como se puede esperar, estando en el punto más alto de la zona. Una maravilla. Lo estropea un poco la cruz, que es un mamotreto, y las banderolas que hay colgadas. La verdad es que me esperaba más cosas de estas independentistas, pero no hay muchas. Imagino que de vez en cuando alguien viene a hacer limpieza.

Paso aquí un buen rato haciendo fotos y mirando montañas. Estoy muy contento. Lo que me queda ya no tiene dificultad, aparte del cansancio.

Cuando me aburro de estar parado, continúo avanzando. El siguiente tresmil es el Verdaguer, al que se tarda en llegar menos de cinco minutos desde la Pica. Se baja un poco, se sube otro poco, y ya está. Las vistas son más o menos iguales aquí, de lo cerca que están las dos cumbres.

No me entretengo y bajo por las zetas. Hay unas cuantas personas subiendo hacia la Pica, pero no hay tanta gente por aquí como imaginaba.

Me desvío del camino perfectamente marcado para subir al Cap de la Coma de Riufred, un nuevo tresmil reciente. Si no hubiera entrado en la famosa lista, poca gente se molestaría en subir a lo que no es más que una simple loma. Subo, miro, bajo.

Ya empiezo a estar cansado. La flojera inicial se me pasó un poco al ir calentando, pero la ruta ha sido larga y ha vuelto reforzada. Y todavía me quedan un par de subidas. Ahora al Montcalm, y luego al Sotllo, que va a ser un sufrimiento, al tener que hacer antes una enorme bajada inevitable.

De momento, vamos a lo que vamos. Con tranquilidad subo al Montcalm, el sexto tresmil de la jornada. Al final no me cuesta tanto esfuerzo. En la cima descanso un rato y como algo. Este punto es una maravilla, porque se ve todo el recorrido desde que llegué a la cresta, todas las montañas hechas y las que me quedan aún por hacer.

No tengo ninguna gana de ponerme a andar otra vez. Ahora se pierde mucha altura, que luego hay que ganar para llegar al Port de Sotllo, y más aún para llegar al Sotllo mismo. Como tampoco me apetece quedarme aquí a dormir, al final me levanto y comienzo el descenso.

A media altura del punto más bajo veo a un par de personas recogiendo agua de lo que parece una fuentecilla. Tengo agua de sobra, porque a la bolsa de dos litros habitual he añadido una botella de litro y medio, por el calor del verano, pero la que llevo ya está caliente, así que les imito y relleno la botella de agua fresquita. Qué gusto da hartarse de agua…

Según avanzo, tengo delante de mí el paredón del Sotllo, que es enorme, y durante un instante pienso en perdonármelo. La tontería se me pasa enseguida, claro, porque de ninguna manera voy a dejarme un pico por hacer. Estoy cansado, pero no tanto.

Bajo hasta el fondo y empiezo a subir. Me consuela que buena parte de la subida la tenga que hacer sí o sí para cruzar por el Port de Sotllo y volver. De manera que cuando estoy a esa altura, lo que queda hasta arriba ya no es tanto. Hay algún camino marcado, pero a veces lo pierdo, y avanzo por cualquier parte. La subida es sencilla y agotadora.

Una vez en la cima, lo único que queda es la cota del norte. Este ya no me da pereza. Se tardan menos de diez minutos en ir y volver. Casi al final hay un corto destrepe y la subida al Sottlo Norte, el último tresmil de la zona. Ya la tengo completada. Toma ya.

Y ahora la vuelta. Regreso al Sotllo y bajo con cuidado, que a estas horas se tropieza con facilidad. Ladeo hacia el collado para no perder altura tontamente. Al otro lado aparece en Estany d’Estats. Muy bonito desde esta perspectiva.

La vuelta es larguísima, y ya se hace algo dura. Esta primera parte especialmente, por el fuerte desnivel que hay al inicio. Luego el camino va llaneando y se hace más llevadero. Llego al ibón y retomo el camino de subida, recordando la paliza de la actividad. Pero vuelvo muy satisfecho. Cuanto más larga es una salida, más cosas pueden salir mal, y hoy ha ido todo perfecto.

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