Muelas de Montalviche

Exigente ruta que alcanza las dos espectaculares muelas de Montalviche, la chica y la grande. Para el diseño de la ruta me he valido del libro de la editorial La Serranía "Parque Natural Sierra María-Los Vélez. Guía del Excursionista" de Agustín García Martínez y he combinado las rutas 10 y 11 del libro. Como he dicho al principio se trata de una ruta dura y que cuando abandona las pistas del entorno a las muelas para alcanzar sus mesetas cimeras avanza por terreno escarpado, abrupto y empinado, sobre todo en la subida a la Muela Grande y en la bajada de ambas.
Hay que mencionar que la ruta se desarrolla en su plenitud por una área de reserva del Parque Natural por lo que hay que pedir permiso a la Consejería (hasta hace unos días de Medio Ambiente y ahora con el cambio político en Andalucía supongo que será la de Desarrollo Sostenible ya que el término Medio Ambiente ha sido eliminado de las Consejerías actuales)
La actividad es espectacular ya que el paisaje de las Muelas con sus enormes tajos y las curiosas formaciones rocosas que esconden son un gran atractivo, del mismo modo que las vistas desde sus mesetas cimeras al borde de sus impresionantes vacíos, sin olvidar por supuesto la riqueza floral y faunística, esta última con las importantes colonias de buitre leonado y como no la presencia en estas escarpadas montañas del arruí, una especie de cabra montés originaria del Sahara y el Atlas y que fue introducida en el sureste ibérico como especie cinegética.
Por tanto actividad de gran atractivo montañero y natural pero que sólo aconsejo a personas con buena condición física, y conocimiento y experiencia en el entorno para desenvolverse por un terreno exigente y expuesto (si se opta por alcanzar los metros finales de la cima de la Muela Grande es obligatorio uso de cuerda y arnés; si se hace sin estos medios de seguridad, aunque el paso no es difícil técnicamente es tal su exposición que un simple resbalón conduce a una tragedia segura)
El punto de inicio se sitúa en el Refugio Coto de Montalviche (hoy en desuso) al que se accede desde Vélez-Blanco a través de un camino en su parte inicial asfaltado (podemos avanzar unos 800 metros más con el coche y así acortar algo la ruta; en el track se ve perfectamente esta opción)
Tomamos la pista sobre la que discurre el sendero señalizado (postes) "Pinar de las Muelas y Taibena" Así vamos ganando cómodamente altura con la Muela Chica a nuestra derecha. Cuando llevamos ya un rato caminando llegamos a una bifurcación (cota 1170 m) y cogemos el camino de la derecha. El camino sigue con su cómodo ascenso hasta llegar a una curva cerrada, lugar que se conoce como Puntal del Viento con amplias vistas a tierras y sierras murcianas. Ahora cambiamos radicalmente el sentido de nuestra dirección y poco a poco se ganan vistas a la Muela Grande, sobre todo cuando estamos próximos al collado del peñón del Huerto (1400 m). En las proximidades de este punto tomando dirección sur podemos alcanzar el Peñón del Mediodía (1502 m), pero nosotros lo obviamos ya que iba a ser mucha tralla y más con lo que restaba aún. Así que desde el mismo collado abandonamos el camino y nos dirigimos con decisión hacia la meseta de la Muela Chica por terreno rocoso pero con escaso desnivel. Habrá que ir buscando el paso más cómodo por donde la vegetación permita avanzar. Así llegamos a las cercanías de la meseta con llamativos abrigos rocosos. Alcanzamos la amplia y allanada cumbre que recorremos por sus cortados de la cara norte vigilados en todo momento por la presencia de los buitres.
Tras el descanso inexcusable en ese privilegiado lugar con sus vistas y tras avituallarnos retomamos el camino. Para ello regresamos por el sentido de subida unos metros hasta dar con una evidente vaguada que por un terreno bastante empinado pero sin apenas dificultad desciende hasta conectar con el barranco del Serval. Una vez en éste, descendemos por su cauce hasta un punto donde lo abandonamos (atentos al track) por una difusa traza a la izquierda que poco a poco se hará más evidente hasta conectar con un camino que seguimos y que vuelve a aproximarse al barranco. Llegamos así a una curva cerrada a derechas del camino principal (si siguiéramos este ramal en apenas media hora nos conduciría al lugar de inicio) que obviamos por un camino a la izquierda que pronto desaparece junto a unos barranquillos. Seguimos los hitos que en un ascenso corto salva unos 100 metros de desnivel hasta el collado del cerro Fresquito (1230 m) A partir de aquí comienza lo que es el tramo más duro y exigente del recorrido pues iremos ganando altura por un terreno incómodo de andar. En un principio el ascenso no es muy pindio, pero al llegar a una zona rocosa donde se hace evidente una canal rocosa la cosa se pone seria. Desde aquí podemos acometer directos hacia los paredones de la fortaleza de la Muela o bien acercarnos a ellos en ligera diagonal. El track del libro opta por la segunda opción. Nosotros por contra enfilamos decididos directamente por un terreno muy empinado donde hay que tener cuidado de no escurrirse, perder el equilibrio y de producir la caída de piedras pues vamos uno detrás de otros y en algunos puntos hay pedrera suelta. De esta manera llegamos a un espectacular arco natural donde nos paramos a deleitarnos con las vistas y a las pertinentes fotografías. Desde el arco buscamos una salida hacia el límite de la meseta que se encuentra cerca. Pero hay una trepada de unos 15 metros que no parece nada difícil aunque tiene un par de pasos expuestos. Así que decidimos desandar unos metros y entrar por otra canal superior que nos lleva sin dificultad hasta la meseta. Desde este punto solo nos resta dirigirnos al este hasta alcanzar los precipicios de unos tajos espeluznantes cerca del punto culminante de esta altiplanicie a la que hay que acceder equipados como comenté por lo expuesto del paso que hay que acometer. Las vistas desde la Muela de Montalviche son impresionantes, así como la sensación de vacío que allí se tiene sobre las tierras circundantes. Lugar donde reinan los buitres apostados sobre los tajos de la montaña y que sobrevuelan nuestras cabezas mientras comemos y comentamos la experiencia.
Si la subida ha sido exigente, que decir de la bajada. Se hace larga y extenuante por un terreno difícil de andar por la pendiente y lo descompuesto del mismo, pero de igual modo espectacular por las formaciones y las vistas a nuestros pies. Aquí lo aconsejable es ir con calma y cuidado y vienen muy bien los dos bastones que nos ayudan a evitar los resbalones y caídas. Se toma dirección oeste siempre con vistas a Velez Blanco y la mole del Maimón y en apenas dos kilómetros y medio descendemos más de 600 metros tras flanquear por su lado sur el Peñón del Aguila hasta alcanzar una pista en las cercanías del Cortijo de Montalviche Chico. Siguiendo la pista hacia la derecha en poco más de dos kilómetros de ligero ascenso excepto en su parte final ya descendente llegamos al punto donde dejamos el vehículo.