Fracaso en el Monte Infierno desde el Puerto de San Glorio

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Reseña de la ruta en Adventoorer: Fracaso en el Monte Infierno desde el Puerto de San Glorio.

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Como colofón para un fin de semana escaso en triunfos, me acerco al Puerto de San Glorio para intentar, y no conseguir, subir el Monte Infierno, el pico más alto de Palencia.

Hoy hay más posibilidades de que haga mal tiempo, y eso es justo lo que ha ocurrido. Todo el día ha habido muchas nubes bajas, y luego ha entrado un vendaval de nieve. Y claro, el plan no ha acabado del todo bien.

En fin, hay que intentarlo. Desde San Glorio me acerco al inicio de los montes que se medio ven por entre las nubes. Quiero hacer una ruta circular, subiendo por el cordal del Cubil del Can y bajando por el valle.

Hay mucho arbusto en la subida al Portillo del Boquerón, y me desespero un rato hasta que consigo encontrar un sendero que llega directamente hasta el collado. Aquí arriba empiezan a caer cuatro gotas, aunque puede ser que sea solo humedad, porque ya me he metido de lleno en las nubes.

Desde este momento dejo de ver el paisaje. De vez en cuando se abren un poco las nubes y puedo ver un poco por dónde voy y los valles de alrededor, pero básicamente avanzo tirando de gps. Es una cosa que no me gusta nada, pero no me queda otra. No conozco la zona y no sé por dónde ir.

Por lo menos el avance es rápido, porque sigo por un sendero bien marcado.

Así, medio a ciegas, alcanzo el Collado del Robadoiro, desde el que empiezo la subida al Cubil del Can, que imagino que andará por ahí enfrente. Solo veo la parte baja.

Si hasta ahora no he visto gran cosa, a partir del inicio de la subida las nubes se cierran y definitivamente me quedo a oscuras, metafóricamente hablando. En realidad, todo alrededor es blanco. Es fácil seguir el cordal, siempre hacia arriba, pero empiezo a cansarme de la situación.

La vegetación empieza a aparecer helada, cubierta por una capita de cellisca, y comienza a soplar un viento muy fuerte. Sigo y sigo el camino hasta la trepadita que hay justo antes de alcanzar la cima del Cubil del Can, y después de hacer cumbre estalla el vendaval y empieza a golpearme una fuerte ventisca.

No me gusta nada andar entre la niebla. No lo disfruto nada. Pero si encima la nieve me machaca la cara sin piedad, el asunto se pone mucho peor. De momento no me queda otra que seguir avanzando, por lo menos hasta el punto por el que quiero descender. Espero que el viento se calme mientras tanto, pero no. Esto no tiene pinta de querer detenerse.

Alcanzo el punto de bajada y continúo un rato, pero enseguida me detengo. Me queda más de un kilómetro hasta la cima del Monte Infierno, y no lo estoy pasando nada bien. Me parece una tontería seguir en estas condiciones. No veo nada y la nieve que arrastra la ventolera me está dejando la cara hecha polvo. No vale la pena. Me doy la vuelta y empiezo a descender por la ladera.

Es una pena, pero no quiero seguir en estas condiciones. De todas formas, tengo que volver a la Torre Blanca, así que espero repetir esta salida también.

La bajada es larga y sin sendero. De vez en cuando veo algún hito, pero ningún camino, por lo menos hasta el Lago del Hoyo Empedrado. Aquí empiezo a seguir una pista que abandono más tarde para subir por el Boquerón de Bobias hasta el Valle de Nueve Fuentes. Atravieso el valle hasta el Portillo del Boquerón, que me deja de vuelta en San Glorio.

Esto es lo que hay. A veces se puede y a veces no, y este fin de semana no se ha podido.

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