Peña Ventosa

Peña Ventosa, ese pico que siempre estaba presente en mi mente, la he ascendido con el respeto que se merece después de escuchar y leer diversas cosas sobre el mismo. Encima me recibió con los brazos abiertos no haciendo honor a su nombre pues el viento no soplaba y pude disfrutar de unas vistas magníficas.
Salimos del pueblo de Salarzón en Liébana, la montaña nos ofrece la oportunidad de conocer pueblos tan bonitos como este. Iniciamos la ruta por una pista, antiguo camino antes de la Hermida, son cuatro kilómetros de ascensión por un estupendo bosque de robles que más arriba y por momentos veremos algún haya también. Luego llegamos al collado Taruey ya en zona despejada y viendo enfrente la impresionante Braña de los Tejos desde una perspectiva diferente a la que la conocía, esta braña es uno de los lugares mágicos de Cantabria. Hay un curioso híbrido de refugio que en la parte baja sirve para guardar el ganado. La zona de arriba del refugio está de lujo.
Seguimos hacia el Molín de los Moros para pasar entre él y la peña de la derecha y pronto nos encontramos con las estribaciones de Peña Ventosa donde tendremos que ir ladeando. A medida que nos acercamos siempre muy atentos a las pisadas ya entre el roquedo, más nos impresiona Ventosa.
Los buitres vuelan en todas las alturas haciéndonos compañía, vigilantes tal vez, mientras nos acercamos a la cima principal donde tenemos que buscar una zona rosácea que deberemos de trepar (No es expuesta). Antes hemos hecho un paso aéreo muy corto, un par de pasos, con buenos agarres. Luego daremos la vuelta un poco a Peña Ventosa para buscar una canal donde tendremos que ayudarnos con las manos en alguna ocasión pero se sube bien, esta canal nos dará paso a la cumbre.
Las vista fabulosas a Potes y Liébana, Lebeña-Allende, valle de Peña Rubia, Braña de los Tejos, Pico Paraes (Peña Sagra), Picos de Ozalba, Picos de Europa, Curavacas, en fin para que seguir.
La bajada la haremos volviendo hasta el collado que separa las estribaciones de Peña Ventosa y el Molin de los Moros, por fín andamos sobre hierba y los pies lo agradecen. Bajaremos “A derecho” haciendo alguna revuelta que nos encontramos hasta las pradería de abajo. Luego accedemos hasta la pradería más a la derecha para buscar el camino que nos introduce en el bosque para regresar a Salarzón.
Como anécdota tuvimos tiempo y fuerzas para echar un partidillo de fútbol con unos chavales del pueblo en el prau de la curiosa iglesia neoclásica.
Lo más complicado de esta ruta es que te puedes perder fácilmente y no es un pico para explorar. La catalogo de difícil aunque siguiendo el track todo se hará mucho más fácil.