PERSÉIDAS DÍA 1 - Senda de los Monjes y Cañón del Tera

Un año más llega la convocatoria del fin de semana para ver las Perséidas y, como es habitual, hay que buscar una zona fresca en lo posible y con la certeza de encontrar agua para poder bañarse en esos duros días de calor de principios de agosto. Este año se trata de una ruta hecha para el disfrute, sin grandes pretensiones físicas o técnicas pero con mucho tiempo para el descanso, las charlas y los baños. Este año trata el espectacular Cañón del Tera, que llevaremos a cabo dentro de una ruta circular de dos días, con inicio y final en San Martín de Castañeda, en el Recreo, el fantástico Hotel Rural que regentan los amigos Inés y Javi, donde dormiremos la noche del viernes, para hacer vivac la noche del sábado y volver a la comilona final el domingo, previa al viaje de vuelta.

Comenzaremos andando desde nuestras habitaciones, recorriendo el pueblo hasta la parte más alta y entrando en el último tramito de carretera que da acceso al túnel de entrada a la Senda de los Monjes, por la que descendían hacia el Lago de Sanabria, del que tenían el derecho real sobre la pesca de la trucha. El Lago es el de mayor extensión de toda la Península y es, en parte el motor de la economía de la zona.
En la bajada disfrutamos de muchos puntos cruciales para las vistas e intuimos en la lejanía los pueblos de Ribadelago Nuevo (o de Franco) y nuestra primera parada: Ribadelago Viejo.

Por si alguien no conoce la desgraciada historia de este pueblo, el 9 de enero de 1959, la presa embalse de Vega del Tera, situada cañón arriba, colapsó, de madrugada, llevándose por delante la vida de 144 de sus pobladores de los que solo unos cuantos cuerpos fueron recuperados. Más de 60 años después, la vergüenza de que estos hechos trataran de minimizarse, que las condenas de los responsables de aquella masacre fueran ridículas y que los perjudicados jamás fueran reparados por aquel cúmulo de negligencias homicidas exigía, al menos, el homenaje de visitar el monumento que data cada uno de los nombres de los fallecidos y dedicar un momento a la reflexión.

Iniciamos después el camino hacia el Cañón , dejando a nuestra izquierda las magníficas piscinas naturales y no pudiendo rechazar la tentación de parar a tomar algo en el chiringuito que allí se ubica.
La marcha continúa después, por terrenos más áridos, con muy poca aguas, hasta que nos vamos adentrando en el Cañon del Tera donde, a pesar de encontrar menos caudal que en otras ocasiones por estas fechas, se oye ya el rugir de las cascadas. Y vamos haciendo paradas en varias de ellas, para refrescarnos, para comer o simplemente para disfrutar de su belleza.
El trayecto alterna subidas y bajadas fuertes, trepadas y destrepadas, pasitos algo aéreos, zonas de bosque, praderas y, en definitiva una gran variedad de terrenos que, por no entretenerme más, nos acaban conduciendo al magnífico Lago de San Martín, donde rodeados de montañas y un paisaje excepcional, pasaremos la noche, que será fresquita/fría, marcando el termómetro los 9 grados, aderezados con viento casi constante.
El rumor del agua cayendo desde la cascada, el sonido del viento, el encanto de un cielo estrellado, surcado de vez en cuando por las Perséidas... Poco más se puede pedir para disfrutar de una noche de ensueño.