Pico Centenera desde la Vereda

Nada más despegar de Barajas me pego a la ventanilla como de costumbre para admirar el conocido paisaje de las sierras madrileñas y alcarreñas, cuando una rocosa y llamativa cresta llama inmediatamente mi atención: el pico Centenera y su flanco este se muestran altivos y desafiantes. Ahí tengo que ir yo.

El track es confuso en varias partes ya que el GPS estaba funcionando mal. Al cargar la ruta he visto que finalmente no llegué a la cima propiamente dicha por las prisas.

Busqué reseñas y, aunque aparecieron más de las que esperaba, todas atacaban por el sur partiendo de Puebla de la Sierra. Yo quería atacar por el norte y allá que fui.

Finalmente aparqué en la curva anterior a La Vereda y cogí la pista que sube por la izquierda que me llevaba en la dirección deseada, hacia el collado del Ontanar. Estaba preparada para hacer matorraling pues sabía de lo salvaje de esta zona, así que una vez en el collado hago varios intentos de buscar una buena ruta como se aprecia en el el embrollo del track, y al final tiro directa arriba en línea con la pendiente. Atravesar los árboles plantados en terrazas escalonadas no resulta al final demasiado penoso y además protegen del sol, y voy alternando zonas boscosas con zonas de matorral pedregoso que se van dejando hacer sin sufrimiento extremo. De repente me topo con un mojón y decido seguir la traza, cómo no, pero ésta me aleja hacia el sur rodeando la pendiente sin ganar altura. Me dejo llevar un poco más hasta que empieza a bajar repentinamente a la Puebla así que la abandono y tiro de nuevo campo a través para ganar la primera altura del día, Cabeza del Cardo. A estas alturas me he dado cuenta de que el GPS del móvil está funcionando mal así que debe tomarse este track con precaución.

Desde aquí ya diviso el tramo rocoso y cresta interesante que siguen al oeste pero tengo dificultades para identificar los picos ya que está zona me es desconocida. Pero me encanta, y continúo bajo el sol abrasador. La cresta es realmente divertida, haciéndola estrictamente por el filo resulta realmente interesante con tramos dignos de Gredos. Estoy en absoluta soledad, ni un alma se distingue alrededor y de repente tres buitres se lanzan al vuelo debajo de mí en la cara norte, impresionantes.
Voy ganando cotas mientras la arista se afila más, hasta que llego a una cima con una torre de piedras que decido es mi punto final ya que tengo que estar en Campillejo a las 3 para comer y el tramo de matorraling de vuelta me va a retrasar seguro.

Contenta emprendo el camino de regreso esta vez evitando el filo en tramos para ir más deprisa. Al llegar de nuevo a la Cabeza del Cardo dudo, y finalmente decido bajar al sur a coger la senda de la ida ya que me evita perder tiempo buscando erraticamente un camino. Finalmente resulta ser una gran idea ya que la senda de vuelta me lleva exactamente en la dirección adecuada, y solo la abandono metros antes de llegar al collado. Desde aquí bajada por la última pista hasta el coche, que se me hace larga larga entre pero que ofrece bellas vistas a La Vereda colgada en la pared de enfrente. Chapuzón en El Vado para refrescar la jornada por la tarde con excursión a la Ermita del Vado en piragua incluida, ¿puede existir mejor plan?

Una ruta interesante, divertida, con partes técnicas de verdadera cresta, solitaria, salvaje y auténtica a la que volveré con tiempo para conectar las 3 cimas principales del cordal desde el Norte.