Pico de Aspe desde el parking de La Cleta (Aisa)

El pico Aspe o pico de la Garganta de Aísa es una cumbre del Pirineo localizado en la provincia de Huesca entre la zona de Somport y la parte alta del valle de Aisa.
Con una altitud de 2645 metros sobre el nivel del mar constituye la segunda cima más alta de los valles occidentales, tras el Bisaurín.
El macizo del Aspe es una muralla calcárea que domina desde más de mil metros los llanos donde se ubica la estación invernal de Candanchu.
Los picos más significativos de este macizo son el Pico Lecherín, Llana de la Garganta, Llana del Bozo y el propio Aspe.
Una vez conocida su ubicación y orografía nos centraremos en lo que nos atañe que no es otra cosa que el track.
Comenzamos dejando atrás el pueblo de Aísa, desde donde la carretera continúa en dirección norte, corriendo paralela al río Estarrún. Unos seis kilómetros después, tras atravesar pinos y praderas iremos adentrandonos en la inmensidad del valle desde donde empezaremos a vislumbrar el imponente macizo del Aspe. La carretera, que se ha convertido en una socavada pista, nos llevará hasta el parking de La Cleta, donde una valla metálica nos impedirá el paso a la vez que marcará el inicio de la ruta.
Estacionaremos el coche en los margenes habilitados para el aparcamiento y emprenderemos el camino por la pista que asciende hacia los llanos de Napazal, desde donde ya podremos intuir el itinerario aproximado que nos llevará a coronar el Aspe.
Al poco de haber iniciado la marcha, abandonaremos la empedrada pista por la que transitamos cogiendo un marcado sendero que se abrirá por nuestra derecha y que nos hará cruzar el río Estarrún y sus impresionantes cascadas. Conforme vamos ascendiendo y guiados, en todo momento, por las marcas blancas y verdes buscaremos el mítico paso del embudo, que nos dará acceso al clásico paisaje karstico, tan característico de la zona. Extremar las precauciones en esta parte del track y especialmente en invierno por ser una zona muy abierta y propensa a los aludes. Una vez atravesado el mencionado paso, proseguiremos por una desdibujada senda que nos irá adentrando en un mar de karst.
En este punto existen dos caminos a seguir: uno que sale a la izquierda y que asciende a lo que parece el contrafuerte del valle y otro que discurre por la margen derecha y atraviesa el valle por la mitad de él. La ausencia de material técnico y el desconocimiento del estado de la, aún, persistente nieve, me hace optar por la primera de la opciones. Asi que tras alguna trepada voy ganando el contrafuerte y poco a poco el collado que separa la Llana de la Garganta y el Pico del Aspe. En este tramo pese a no ser nada técnico, habrá que ir atentos por donde se pisa, teniendo especialmente atención en las dolinas, depresiones más o menos profundas y de paredes muy inclinadas típicas de los terrenos calizos.
Una vez en el collado del Paso de la Garganta y con nuestro objetivo a la vista, lo único que nos quedará es progresar, en dirección norte por su lomo cimero y remontar la inclinada y tán característica pala del Aspe hasta hollar el buzón y el vértice geodésico que dominan su cumbre. Progresar con cautela en el paso de la brecha al ser un paso algo expuesto y aéreo.
Ya en la cima, las vistas 360° son impresionantes, desde el Pirineo francés con su Midi D'ossau al frente hasta los valles de Tena y Larra sin olvidarnos de los magníficos valles occidentales lugar en el que nos encontramos.
Con las fotografias de rigor ya realizadas y con el cuerpo revitalizado tras casi 1200 metros de desnivel positivo en nuestras piernas, emprenderemos el descenso.
Tras haber hablado en la cima con otros montañeros sobre el estado de la nieve y darme su visto bueno, decido descender por la senda que atraviesa el valle y asi hacer algo más rápido el camino de vuelta. Una profunda huella en el tapizado manto blanco que oculta el karst, me servirá de referencia en la bajada porque la busqueda de hitos se hace algo más que complicada.
Mencionar que en esta parte del descenso, atravesaremos una chimenea en la que deberemos prestar atención para poder sortearla con seguridad.
Superada esta, continuaré perdiendo altura siguiendo las huellas impresas en el nivoso firme, las cuales me llevarán hasta el camino donde comenzaba la zona kárstica.
Recuperado el camino inicial, tan solo deberé retornar sobre mis pasos para alcanzar de nuevo el punto de partida. Únicamente variaré el camino recorrido inicialmente, descendiendo por el paso del embudo en lugar de bajar hasta la zona del abrevadero. Como en la chimenea con anterioridad descendida, extremar la precaución en este paso, porque aunque carente de dificultad, un traspiés puede tener fatales consecuencias.
De vuelta en los Llanos de Napazal y de camino al parking de La Cleta, me desviaré para observar el refugio de Saleras y así tener una perspectiva diferente del valle. Un poco más adelante y para rematar esta impresionante excursión, visitaré las espectaculares pozas del río Estarrún y el dolmen de Campones, vestigio de los antiguos pobladores del valle.
Impresionante e imprescindible ascensión a uno de los más emblemáticos picos del Pirineo que todo pirineista que se precie, debería tener en su haber.