PN Aigüestortes i Estany de Sant Maurici: Parking Pierró - Estany Sant Maurici - Refugio Amitges

IBP = 70 HKG (775m ascenso acumulado).
Ascensión invernal al Refugio de Amitges (2.380m) saliendo desde el aparcamiento de Pierró (a 3 km de Espot).
Tras dormir en Espot, subimos hasta 100m antes del aparcamiento donde dejamos el coche (en el parking es imposible porque hay 1,5m de nieve). Cuidado porque lo normal es que no te dejen pasar con coche, lo cual significa 3+3km más de ruta.
La ascensión se divide en 2 tramos: de Pierró al Estany de Sant Maurici y de éste al Refugio de Amitges. Ambos tramos no tienen pérdida, con nieve y dada lo transitada de la ruta, siempre hay huella.
El primer tramo empieza con 450m de una pasarela de madera adaptada para personas con movilidad reducida: es extraordinario recorrerla inmersos en un frondoso bosque sabiendo que es accesible para sillas de ruedas. La subida es suave y vas avanzando por el valle escoltado a la izquierda por Els Encantats. A punto de llegar al estanque vemos a nuestra derecha la Ermita de Sant Maurici y a nuestra izquierda el desvío al cercano refugio de E. Mallafré.
Llegados al estanque y después de reponer fuerzas, salimos hacia el Refugio de Amitges. Nos ponemos las raquetas y avanzamos por encima del estanque helado y nevado hasta casi al final, donde giramos a la derecha y enfilamos bosque a través la línea de máxima pendiente. Este tramo por nieve virgen, con unos 35º de pendiente y cubierto de abetos es increíblemente bonito. Tras retomar la senda tradicional acabamos de subir en z hasta el Estany de Ratera. Aquí se abre otro valle y antes de llegar al Estany de la Bassa ya podemos divisar a lo lejos el refugio. Estamos en un enclave muy cerrado, rodeados de montañas escarpadas y el ya ver nuestro lugar de destino nos da ánimos. Seguimos flanqueando la vertiente izquierda hasta que giramos a la derecha para encarar la última pala. Serán 120m de desnivel (35-45º) que atacamos verticalmente con las raquetas pues la nieve está perfecta (ni muy dura que nos haga ponernos los crampones ni muy blanda que nos haga hundirnos penosamente).
Al llegar arriba, de repente aparece el refugio. Aquí dormiremos con todo lujo de comodidades: calefacción, duchas con agua caliente, y un servicio de bar increíblemente bueno. Cenamos mejor que en muchos restaurantes "de ciudad". El trato de los 5 guardas ha sido exquisito, muchas gracias a todos y en especial a Valentí (que nos encontramos en la última pala subiendo "toneladas" de bolsas de patatas fritas).