Ponte-Lagunas de Ocelo-Xares

Recorrido en condiciones invernales: Bastante nieve y niebla. No se puede considerar Senderismo, aunque coincida en parte con tramos con cruces señalizados, porque hay varios tramos sin ninguna señalización (en la mayoría de los cruces) y otros que requieren un conocimiento previo u elección del itinerario.
Las condiciones condicionaron mucho el ritmo de marcha. Hubo que vadear arroyos por pasos de fortuna o saltar, pues el paso de las pistas estaba cubierto por el desbordamiento (otra causa de no considerarlo Senderismo).

Comenzamos en Ponte, aparcando a la entrada del pueblo. Transitando por sus calles para una rápida visita al muro de la Casa dos Vaqueiros, con grabados en sus paredes, con un probable origen en el aprovechamiento de piedras de edificios anteriores de diversas épocas. Para no comenzar por el camino habitual (pista) desde dicha casa, volvimos a junto a unos columpios en una reformada plaza públicay cruzamos el Arroyo dos Paulos por un puente de piedra tradicional, e inmediatamente giramos a la izda (ver foto)y acortamos un tramo por un senderín muy pisado y más montañero, que comienza ya con fuerte pendiente (para entrar en calor) y que retoma la pista un poquito más arriba.
Después solo resta seguir la pista principal en dirección al cercado privado de caza controlada de Xares, por el cual permiten el tránsito de caminantes en dirección a las lagunas, siempre y cuando no se separen de la alambrada y vayan por las pistas-cortafuegos cercanas a la misma.

Algunas rudimentarias estacas con indicaciones en algunos de los cruces permiten llegar a la laguna de Ocelo al que desconozca el camino. Alli encontramos un cartel con la Ruta de Las Lagunas, con un mapita que será de utilidad para ver el camino a seguir para quien carezca de otros medios técnicos.

Después hay que desandar un tramo para enlazar el camino a las otras lagunas. Y desde las mismas sólo resta seguir por las pistas más evidentes. A pesar de los diversos cruces, sólo hay otras 2 indicaciones en todo el resto del recorrido.

Terminamos junto a una verja metálica que restringe el paso a las pistas (excepto a los propietarios), donde posicionamos un coche.

En condiciones de día despejado, se convierte en un agradable recorrido montañero sin apenas dificultades, más allá de la distancia o los desniveles a salvar.