TORRES – COTORGÁN AVENTURASLYA.

LE DAMOS DIFICULTAD MODERADA POR EL TRAMO DE DESCENSO DESDE LA CIMA DEL PICO TORRES HASTA LA COLLDA ALMAGRERA.

En rutas recientes por el concejo de Caso, siempre hemos tenido a la vista los Puertos de Cotorgán. También hace años, andando por la zona de Pico Negro, o los Fueyos, los hemos visto a nuestros pies. Pero recorrer el terreno de esa parte casina, no lo hemos hecho nunca. Y en consecuencia, tampoco hemos estado en sus lagunas. Así que ese va a ser el objetivo de hoy. Sin mucha referencia de como llegar hasta allí sin volver a Caleao, decidimos marcar un recorrido desde Aller. Desde La Raya, trazamos una ruta hasta la Collada de la Ventanona. De ahí, pasar a terreno de caso por la ladera Nor-Este del Torres, hasta llegar a la zona de Los Fueyos. Y bajar hasta Cotorgán. La salida, para completar esta circular, por la collada de Valmartín. Pero pasar por la Ventanona, sin subir al Torres, no podía ser. Y además sin conocer esa vía. Así que lo incluimos en el recorrido.
Pues comenzamos a caminar, este frio primer día de Noviembre, desde la Raya. Ya con el Torres a la vista, fuimos cogiendo altura de manera bastante cómoda. Para ello, usamos principalmente senderos de ganado y montañeros. Llegamos así hasta las ruinas de la Majada Torres. Destaca desde aquí, la figura de los Valverdes, acompañando a uno de los picos clásicos de la montaña cantábrica; el Torres. En el año 1998, lo subimos desde Braña Torres, por una inclinada canal de su cara Sur-Este. Hoy podemos contemplar desde bien cerca esa ruta. Pero el punto que nos interesa alcanzar ahora, es el Collado de la Ventanona. Desde esta posición, hay una vista privilegiada de la montaña central asturiana. Imaginamos que el nombre de este punto , este ligado a un pequeño ojo de buey que hay muy cerca. El caso es que nosotros, hemos de fijar nuestro interés hacia el Oeste. Por allí, discurre la ruta para alcanzar la cima desde la divisoria entre Aller y Caso. El inclinado sendero del principio, esta casi congelado. Esto hace que haya que extremar las precauciones ante algún posible resbalón. Parecía que estaba cerca la cima, pero hay mas de 200 metros de desnivel desde la collada. Pasada la primera parte, con orientación norte, salimos mas a la arista. El sol calienta algo, y hace que el resto de la subida sea muy satisfactoria. Hay algún tramo “de manos”, pero sin dificultad. La cima, a demás de las vistas en todo su alrededor, nos devuelve al pasado. Hace 24 años que estuvimos allí, cuando aún éramos un posible proyecto de montañeros. Disfrutamos un montón, muchísimo más que la primera vez. Desde la cima, valoramos la opción de no regresar hasta la Collada de la Ventanona e intentar llegar al Collado de la Almagrera. Es un descenso mas directo. Bajamos unos metros sobre nuestros pasos . Luego cogemos un trozo del recorrido que vuelve hacia la Collada de Valverde. Una senda de rebecos, nos anima a salirnos del trazado montañero. Entramos ahora en una parte complicada. A la fuerte inclinación, hay que sumar el brezo, que no deja ver donde se pone el pie. En otros tramos llegamos a llambrias que desaconsejan un destrepe sin asegurar. El caso es que realmente, estuvimos una media hora enriscándonos y desenriscándonos sin encontrar un lugar con alguna opción para descender. Volvimos a subir un tramo y pasamos a la ladera allerana. La inclinación no iba a menos, pero los senderos que veíamos mas abajo, tenían opción de llegar a ellos. Así, unimos la cima del Torres con la Collada Almagrera. En el track, hay un waypoint cuyo nombre es “NO”. Muy cerca, pusimos otro que reza: SEGUIR AL OESTE. Es la opción que a nosotros nos sacó de allí. Está claro que ante estos casos , lo mejor es la calma y la tranquilidad. Y nunca olvidarse de que antes de complicarse la vida por encima de nuestra capacidad, existe la opción de darse la vuelta, por mucho sacrificio que cueste.
El caso es que una vez que llegamos a la Collada Almagrera, en la base del pico Los Fueyos, ya estábamos en terreno conocido. Desde allí, hasta la Collada Los Fueyos, lo habíamos recorrido en otra ocasión. Ya se ven las lagunas de Cotorgán. Es un terreno de pasto de altura muy , muy guapo. Desde la Collada de los Fueyos, pasamos a Caso. En un cómodo descenso, y sin ningún tipo de complicación, llegamos a La Caballuna. Es esta una laguna de aguas muy claras, pero con todas sus orillas pobladas de vegetación lacustre. Usando el programa Ozi-Explorer, con el que preparamos nuestros recorridos, le calculamos una superficie aproximada de 13500 metros cuadrados. Algo mayor que el Ubales y seguro que menos visitado. Hemos de recorrer un poco más de distancia para llegar hasta El Piornal . Este es mucho más pequeño. A nuestro entender , una charca. Regresamos unos metros sobre nuestros pasos y cogemos ahora un marcado rumbo Este. Tenemos al Valdemartín, como referencia para salir de estos puertos. Así, que primero alcanzamos la collada Raposera. Desde ahí, llegamos hasta una pequeña vega ocupada por un arroyo serpenteante y varios charcos. Todos tienen el agua con un tono rojizo. Creemos que pueda ser por la vegetación que les ocupa y rodea .O por la tierra.
Desde ahí, empezamos un ascenso acusado. No hay muchos senderos. Así que decidimos meternos en una mancha de monte quemado para poder ir cogiendo altura. Pronto, tras pasar La Raposera, vemos senderos que se encaminan hacia donde nosotros queremos. Hasta la Collá Valmartín, donde volvemos a tierras alleranas, llegamos usando sendas de los animales.
Desde este punto, entramos en la última fase del recorrido. Siempre dejamos para el final, lo más fácil. Con esto, terminamos disfrutando de la jornada y de las vistas. En esta ocasión, Toneo, Ausente, Susarón o San Justo. La verdad es que son cuatro cimas que pronto estarán tapadas de nieve. De todas ellas hemos disfrutado de buenas ascensiones invernales. En descenso, cruzamos la Carba Torres . Tras los Collados de La Raya, enlazamos con nuestras huellas de subida. Y con el Toneo y La Raya frente a nosotros, completamos este recorrido por la zona Allerano-casina. Hemos vuelto a disfrutar de la subida al Torres, donde “nos hemos vuelto a encontrar con nuestro pasado”.
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