Travesía del Quebrantahuesos V. Del Cortijo del Nacimiento al Cortijo del Molinillo

Aquella mañana nos soltaron al final del camino y corrimos hacia el monte como dos fugitivos a los que dan una segunda oportunidad. En pocos segundos, nos engulló la Sierra. Era un día fresco, con muchas nubes, pero sin amenaza de lluvia, ideal para dar mas ligereza al ritmo que nos esperaba. Y no podía ser de otra manera. Nos dejaron en el Cortijo del Nacimiento, en la Sierra de Castril, y nos recogerían 6 horas más tarde en el Cortijo del Molinillo, en la Sierra del Pozo. Entre tanto, una dosis extrema de un paisaje despiadadamente bello: Castril, Sierra Cabrilla y el Tranco del Lobo.
La idea original era subir por el recorrido más directo que conozco al Cerro de la Empana, y que transcurre inicialmente por el sendero del Barranco de Túnez, y que tras pasar a la margen izquierda, toma dirección hacia el canalón que lleva directo a la divisoria de la Magdalena. Sin embargo, un repentino cambio de opinión me llevo al Cerro de la Carrasca. Tras el Cortijo de la Puerca, continua un sendero antiguo que conecta varias praderas y que desaparece cuando pierde el interés del ganado. La Carrasca es una montaña injustamente valorada. Tiene una ascensión muy divertida y nada peligrosa, con algunas trepas en las que apenas es necesario poner las manos. Se puede hacer más interesante si disponemos de tiempo. Tras coronar la Carrasca nos dirigimos hacia el Collado del Salitre por una canalilla poblada de pinos y arces, prácticamente directa. Desde el collado tomamos dirección a la Empanada, en esta ocasión no por la cuerda, sino por el entramado de senderillos de cabras de la vertiente norte, y que lleva a un collado previo donde se localiza un pino solitario azotado por el viento. Desde aquí alcanzamos al poco tiempo la Empanada.
A continuación nos adentramos en la Sierra de la Cabrilla para coronar el Alto de la Cabrilla I y II. Este recorrido es un laberinto de dolinas y lapiaces, sin ningún tipo de descanso para nuestras piernas, salvo algunas navas verdes y serenas. Tras bajar el Cabrilla II, nos volvimos a topar con el Quebrantahuesos. En esta ocasión nos concedió una exhibición de vuelo en un plano a nivel de nuestros ojos, que duró un buen rato, y tan cercano que casi le hubiera podido alcanzar con mi bastón. Le costó bastante perder el interés y se fue por donde había venido. Ni un minuto después le tocó el turno a otro, esta vez uno con el plumaje juvenil, y prácticamente repitió las mismas pautas que el anterior.
Cuando terminó, pensé que era momento de apretar el ritmo y bajamos a Navacenteno, desde donde tomamos el trazado más directo al Tranco del Lobo. Además del espectacular acantilado, el interior del Tranco del Lobo es un torcal sobre el que crece una masa muy densa de pino laricio. Bajamos directos por la vertiente del Guadalentín, por donde rompen las repisas del acantilado, y nos dejamos caer sobre el recientemente inaugurado Sendero de Gran Recorrido GR 247 o Sendero de los Bosques del Sur, un poco por abajo del Cortijo del Peral. Desde aquí llegamos al lugar de cita, donde ya nos esperaban impacientemente.