Vuelta a la Peña de La Una, por el ibón de Plan y las Agujas de Lavasar
near Serveto, Aragón (España)
Viewed 1750 times, downloaded 95 times
Trail photos
Itinerary description
Hermosa ruta circular que da la vuelta a la Peña de La Una, montaña emblemática en el valle de Plan por ser punto de referencia de las horas del día. La silueta vista desde la localidad de Chistau (Gistaín) es de las más imponentes del Pirineo.
DESCRIPCION DE LA RUTA:
El punto de inicio es el refugio de Lavasar. Para llegar a este lugar tomaremos una pista de tierra que parte de Saravillo, accesible mediante pago de 3 € (6 € para coger setas, en otoño) recorriendo nada menos que 13 km. de camino polvoriento y en deficiente estado.
Los amortiguadores de los turismos sufren mucho con la piedra que queda a la vista y los sucesivos badenes para sacar el agua de lluvia.
En total suponen unos 35 ó 40 minutos de coche entre Saravillo y el refugio.
A primera hora había solamente 5 turismos estacionados, a la vuelta había unos 60.
Comenzaremos a andar rodeando el refugio libre, descendiendo unos metros en dirección sur para ganar el fondo del vallecito; el sendero es chulo y fácil, primero dentro del pinar y luego por praderas en solamente 20 minutos llegaremos al ibón de Plan o Basa de La Mora.
El Ibón de Plan es uno de los lugares más conocidos y visitados del Pirineo.
Su particular belleza radica en estar rodeado de escarpadas cumbres, flanqueado en ambas márgenes del lago por un tupido bosque de pinos que recuerdan a paisajes canadienses, especialmente en primavera cuando queda nieve en las montañas.
Rodearemos el ibón por la izquierda (también se puede por la derecha) en busca del fondo del circo, que se cierra con una gran muralla pétrea, pareciendo que la parte superior del mismo es totalmente inaccesible.
Cuando nos vamos aproximando descubrimos en la parte derecha una gran brecha, de la cual se descuelga una pedrera o canchal que ascenderemos por la parte mas cercana a la pared. Afortunadamente a primera hora las rocas grisáceas están frías, de hecho parece como que incluso refresca los pies (a mediodía será todo lo contrario).
La parte alta de la pedrera se estrecha mucho, teniendo que sortear dos grandiosas rocas que casi cierran el paso. Ambas las pasé por la izquierda aunque sobre todo la superior se puede por la derecha. Con un esfuerzo casi extenuante para mantener el equilibrio en medio de la pendiente, teniendo sumo cuidado de no resbalar haremos un pequeño flanqueo a la izquierda, no recuerdo si tiene nombre pero le he llamado el "Paso de la Ribereta Ciega" por ser el nombre del lugar.
Tanto la ultima trepada, como el paso en forma de pequeña fajeta y una posterior trepadilla para salir del paso, se pueden calificar perfectamente de IIº ó IIº-, no tanto por la dificultad (más penosa que técnica) sino por la indudable exposición e inestabilidad de la roca.
Me dejó un buen sabor de boca ascender por este sitio, ya que hace muchos pero que muchos años que quería hacerlo. En la parte de arriba hay una pequeña pradera cubierta de flores de edelweiss, toda una delicadeza y una maravilla natural en mitad de un mundo de simas y caos de rocas calizas.
Ahora toca apechugar con la piedra, nos aguarda un canchal descomunal de roca áspera y de tamaño mediano a grande, a veces facilita el salto de unas a otras pero no bajaremos la guardia en estos pasos un poco dificultosos.
Del canchal se pasa a un colladito donde me encontré a un joven "descansando" (se estaba fumando un porro), yo seguí adelante sin detenerme ya que cuanto más se tarde más se calentarán las piedras con el sol ardiente de Julio. Los siguentes pasos son por terreno menos inclinado pero repleto de simas, un mundo kárstico en toda su dimensión. Lo atravesé bastante bien, mejor que la siguiente pedrera que ya tenía a la vista.
Ya metidos en el nuevo canchal, tendremos dos opciones igualmente válidas: seguir al fondo del circo y salir por la derecha (no se ve el collado superior) o atajar al Collado de La Ribereta por una "espantosa" pedrera que se cierra en su parte superior, adivinando que en el paso mas estrecho el piso es una placa de caliza, color blanquecina, ay ay ayyy
Decidí atacar la pedrera de la derecha directo al collado de La Ribereta, llevaba tracks de las dos opciones y ésta me pareció lo suficientemente accesible. El chico "del porro" me estaba siguiendo, pero al ver la pedrera tan inclinada esperó a que la subiera, supongo que por si tiraba algún pedrusco.
Se sube relativamente bien hasta mitad, luego la piedra gorda escasea y la piedra mas fina se mezcla con tierra y es mas insegura. Con mucha pero que mucha atención me planté en la placa blanquecina, por fortuna es muy áspera y en adherencia sujetándome en la roca de la derecha se sube sin otro problema que el miedo a una caída tonta que acabase con el día de repente.
Superada la placa debería haber virado inmediatamente a la izquierda para salir de la canal, no lo hice a tiempo así que me vi obligado a trazar mas arriba una media ladera, agarrándome a los montones de hierbas pinchudas por ser más seguros que cualquier piedra. Fueron unos minutos ddificultosos y de mucha atención y concentración. Toda esta zona del norte del Cotiella tiene pendientes brutales.
Pues bien, este nuevo paso o acceso al collado de La Ribereta lo puedo calificar perfectamente de IIº, a no ser que subiendo más a la izquierda donde se presenta la roca caliza desnuda y blancuzca, pueda ser más segura y fácil (desde abajo no lo tuve nada claro).
Desde el collado obtenemos una vista muy pero que muy bestia de la cara oeste de la Peña de La Una y sus cumbres secundarias (Puntons Royos y Peña Es Litás)
Bajo estas cumbres descenderemos el valle que es primero un mar de simas y luego una pedrera como las de antes, laaarga, laaargaaaa.
En mitad del "mar pétreo" se encuentran las Agujas de Lavasar, espectaculares. Su silueta es imponente aunque cuando de verdad muestran su esplendor es en invierno - primavera cuando todo se cubre de nieve. Durante la época del deshielo a los pies de las agujas se forma un pequeño ibón que termina de realzar este lugar.
Seguimos bajando sin entretenernos para terminar en el bosque, un tramo de caminito pedregoso y al final en el coche (últimos metros por la pista de Saravillo, polvorienta)
En resumen, una actividad que debería ser mas de primavera que de verano, ojo con esta ruta en días de calor que puede ser un calvario pese a ser relativamente corta.
La he calificad como de alpinismo difícil por lo inestables de los pasos citados, podría poner también dificultad moderada pero mucho cuidado con esta montaña.
DESCRIPCION DE LA RUTA:
El punto de inicio es el refugio de Lavasar. Para llegar a este lugar tomaremos una pista de tierra que parte de Saravillo, accesible mediante pago de 3 € (6 € para coger setas, en otoño) recorriendo nada menos que 13 km. de camino polvoriento y en deficiente estado.
Los amortiguadores de los turismos sufren mucho con la piedra que queda a la vista y los sucesivos badenes para sacar el agua de lluvia.
En total suponen unos 35 ó 40 minutos de coche entre Saravillo y el refugio.
A primera hora había solamente 5 turismos estacionados, a la vuelta había unos 60.
Comenzaremos a andar rodeando el refugio libre, descendiendo unos metros en dirección sur para ganar el fondo del vallecito; el sendero es chulo y fácil, primero dentro del pinar y luego por praderas en solamente 20 minutos llegaremos al ibón de Plan o Basa de La Mora.
El Ibón de Plan es uno de los lugares más conocidos y visitados del Pirineo.
Su particular belleza radica en estar rodeado de escarpadas cumbres, flanqueado en ambas márgenes del lago por un tupido bosque de pinos que recuerdan a paisajes canadienses, especialmente en primavera cuando queda nieve en las montañas.
Rodearemos el ibón por la izquierda (también se puede por la derecha) en busca del fondo del circo, que se cierra con una gran muralla pétrea, pareciendo que la parte superior del mismo es totalmente inaccesible.
Cuando nos vamos aproximando descubrimos en la parte derecha una gran brecha, de la cual se descuelga una pedrera o canchal que ascenderemos por la parte mas cercana a la pared. Afortunadamente a primera hora las rocas grisáceas están frías, de hecho parece como que incluso refresca los pies (a mediodía será todo lo contrario).
La parte alta de la pedrera se estrecha mucho, teniendo que sortear dos grandiosas rocas que casi cierran el paso. Ambas las pasé por la izquierda aunque sobre todo la superior se puede por la derecha. Con un esfuerzo casi extenuante para mantener el equilibrio en medio de la pendiente, teniendo sumo cuidado de no resbalar haremos un pequeño flanqueo a la izquierda, no recuerdo si tiene nombre pero le he llamado el "Paso de la Ribereta Ciega" por ser el nombre del lugar.
Tanto la ultima trepada, como el paso en forma de pequeña fajeta y una posterior trepadilla para salir del paso, se pueden calificar perfectamente de IIº ó IIº-, no tanto por la dificultad (más penosa que técnica) sino por la indudable exposición e inestabilidad de la roca.
Me dejó un buen sabor de boca ascender por este sitio, ya que hace muchos pero que muchos años que quería hacerlo. En la parte de arriba hay una pequeña pradera cubierta de flores de edelweiss, toda una delicadeza y una maravilla natural en mitad de un mundo de simas y caos de rocas calizas.
Ahora toca apechugar con la piedra, nos aguarda un canchal descomunal de roca áspera y de tamaño mediano a grande, a veces facilita el salto de unas a otras pero no bajaremos la guardia en estos pasos un poco dificultosos.
Del canchal se pasa a un colladito donde me encontré a un joven "descansando" (se estaba fumando un porro), yo seguí adelante sin detenerme ya que cuanto más se tarde más se calentarán las piedras con el sol ardiente de Julio. Los siguentes pasos son por terreno menos inclinado pero repleto de simas, un mundo kárstico en toda su dimensión. Lo atravesé bastante bien, mejor que la siguiente pedrera que ya tenía a la vista.
Ya metidos en el nuevo canchal, tendremos dos opciones igualmente válidas: seguir al fondo del circo y salir por la derecha (no se ve el collado superior) o atajar al Collado de La Ribereta por una "espantosa" pedrera que se cierra en su parte superior, adivinando que en el paso mas estrecho el piso es una placa de caliza, color blanquecina, ay ay ayyy
Decidí atacar la pedrera de la derecha directo al collado de La Ribereta, llevaba tracks de las dos opciones y ésta me pareció lo suficientemente accesible. El chico "del porro" me estaba siguiendo, pero al ver la pedrera tan inclinada esperó a que la subiera, supongo que por si tiraba algún pedrusco.
Se sube relativamente bien hasta mitad, luego la piedra gorda escasea y la piedra mas fina se mezcla con tierra y es mas insegura. Con mucha pero que mucha atención me planté en la placa blanquecina, por fortuna es muy áspera y en adherencia sujetándome en la roca de la derecha se sube sin otro problema que el miedo a una caída tonta que acabase con el día de repente.
Superada la placa debería haber virado inmediatamente a la izquierda para salir de la canal, no lo hice a tiempo así que me vi obligado a trazar mas arriba una media ladera, agarrándome a los montones de hierbas pinchudas por ser más seguros que cualquier piedra. Fueron unos minutos ddificultosos y de mucha atención y concentración. Toda esta zona del norte del Cotiella tiene pendientes brutales.
Pues bien, este nuevo paso o acceso al collado de La Ribereta lo puedo calificar perfectamente de IIº, a no ser que subiendo más a la izquierda donde se presenta la roca caliza desnuda y blancuzca, pueda ser más segura y fácil (desde abajo no lo tuve nada claro).
Desde el collado obtenemos una vista muy pero que muy bestia de la cara oeste de la Peña de La Una y sus cumbres secundarias (Puntons Royos y Peña Es Litás)
Bajo estas cumbres descenderemos el valle que es primero un mar de simas y luego una pedrera como las de antes, laaarga, laaargaaaa.
En mitad del "mar pétreo" se encuentran las Agujas de Lavasar, espectaculares. Su silueta es imponente aunque cuando de verdad muestran su esplendor es en invierno - primavera cuando todo se cubre de nieve. Durante la época del deshielo a los pies de las agujas se forma un pequeño ibón que termina de realzar este lugar.
Seguimos bajando sin entretenernos para terminar en el bosque, un tramo de caminito pedregoso y al final en el coche (últimos metros por la pista de Saravillo, polvorienta)
En resumen, una actividad que debería ser mas de primavera que de verano, ojo con esta ruta en días de calor que puede ser un calvario pese a ser relativamente corta.
La he calificad como de alpinismo difícil por lo inestables de los pasos citados, podría poner también dificultad moderada pero mucho cuidado con esta montaña.
Waypoints
Wilderness hut
6,198 ft
02 Refugio de Lavasar
Refugio libre de condiciones justitas, válido como emergencia o pernoctar una noche unas 6 - 8 plazas máximo. Hogar y una mesa, nada mas. Un pelín sucio.
You can add a comment or review this trail
Comments