Irura - Anoeta - Tolosa - Benta Haundi
near Irura, País Vasco (España)
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Trail photos
Itinerary description
▪︎Iglesia S. Miguel Arcángel
Templo de una sola nave divida en dos tramos. Es un interesante ejemplo de iglesia gótica rural.
▪︎Convento Santa Clara XVII
Su iglesia, de estilo barroco, es muy conocida por su excepcional acústica. Fue hospital militar en la Guerra de la Independencia y durante las guerras carlistas. En sus alrededores, se hallaron cuerpos de soldados de aquella época. Es tradición llevar una docena de trece huevos a las monjas clarisas para que en sus oraciones rezen para que haga buen tiempo.
▪︎Benta Haundi
La otra 'línea imposible' que soñó Oteiza. El escultor quiso unir con dos esculturas los lugares donde murieron Etxebarrieta y Pardines.
La donostiarra Maite Sánchez Lasa, veterana militante pacifista, aporta un testimonio de primera mano para recordar aquel proyecto de reconciliación que soñó el escultor Jorge Oteiza y que vuelve a ser actualidad con la serie 'La línea invisible', de Mariano Barroso, que recrea el origen de ETA y las muertes del militante Txabi Etxebarrieta y el guardia civil José Antonio Pardines. El agente murió en Aduna el 7 de junio de 1968 por los disparos de Etxebarrieta, y éste fue herido de muerte horas después en un control policial en Benta Haundi, en Tolosa. Son las dos primeras muertes de una historia que sembraría el dolor durante cuarenta años más.
«Yo ayudé a Jorge en esa acción de inútil reconciliación», rememora Maite Sánchez. «Jorge y yo éramos primos segundos y tuvimos una gran amistad. Yo tenía coche y le solía llevar a los sitios que me pedía. Primero colocó la escultura de Benta Haundi, que forjó en un taller creo que de Pasaia. Lo pagó de su bolsillo. Al poco tiempo hizo la de Aduna, en un taller en un polígono de Lezo. Era una sobria cruz. Jorge la quiso pagar, pero el dueño la donó generosamente, con la advertencia de que fuese secreto. Esa cruz fue destruida 'por los de siempre' al poco tiempo».
Goio López Irasuegi, dejó una frase para la historia: «Txabi fue el primero que mató y el primero que murió».
Mientras, nadie en aquel ambiente parecía acordarse de José Ángel Pardines, que –como se supo luego por el testimonio de Iñaki Sarasketa (compañero de comando)– había sido rematado por la espalda por Etxebarrieta.
Templo de una sola nave divida en dos tramos. Es un interesante ejemplo de iglesia gótica rural.
▪︎Convento Santa Clara XVII
Su iglesia, de estilo barroco, es muy conocida por su excepcional acústica. Fue hospital militar en la Guerra de la Independencia y durante las guerras carlistas. En sus alrededores, se hallaron cuerpos de soldados de aquella época. Es tradición llevar una docena de trece huevos a las monjas clarisas para que en sus oraciones rezen para que haga buen tiempo.
▪︎Benta Haundi
La otra 'línea imposible' que soñó Oteiza. El escultor quiso unir con dos esculturas los lugares donde murieron Etxebarrieta y Pardines.
La donostiarra Maite Sánchez Lasa, veterana militante pacifista, aporta un testimonio de primera mano para recordar aquel proyecto de reconciliación que soñó el escultor Jorge Oteiza y que vuelve a ser actualidad con la serie 'La línea invisible', de Mariano Barroso, que recrea el origen de ETA y las muertes del militante Txabi Etxebarrieta y el guardia civil José Antonio Pardines. El agente murió en Aduna el 7 de junio de 1968 por los disparos de Etxebarrieta, y éste fue herido de muerte horas después en un control policial en Benta Haundi, en Tolosa. Son las dos primeras muertes de una historia que sembraría el dolor durante cuarenta años más.
«Yo ayudé a Jorge en esa acción de inútil reconciliación», rememora Maite Sánchez. «Jorge y yo éramos primos segundos y tuvimos una gran amistad. Yo tenía coche y le solía llevar a los sitios que me pedía. Primero colocó la escultura de Benta Haundi, que forjó en un taller creo que de Pasaia. Lo pagó de su bolsillo. Al poco tiempo hizo la de Aduna, en un taller en un polígono de Lezo. Era una sobria cruz. Jorge la quiso pagar, pero el dueño la donó generosamente, con la advertencia de que fuese secreto. Esa cruz fue destruida 'por los de siempre' al poco tiempo».
Goio López Irasuegi, dejó una frase para la historia: «Txabi fue el primero que mató y el primero que murió».
Mientras, nadie en aquel ambiente parecía acordarse de José Ángel Pardines, que –como se supo luego por el testimonio de Iñaki Sarasketa (compañero de comando)– había sido rematado por la espalda por Etxebarrieta.
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