492. JAEN. LA RUTA DE LOS TORREONES CON LA AVENTURA DE TORRE OLVIDADA Y FIN EN MARTOS.

La ruta de los torreones es una visita a la historia de muchos siglos atrás. De un territorio disputado por cristianos y moros. De un recorrido entre mares de olivos y ruinas de tiempos pasados. Los hemos hecho en un vehículo todo terreno, que solo ha sido necesario en escasas ocasiones, fundamentalmente para aproximarnos a la Torre Olvidada. Para disfrutar de este recorrido, y no desilusionarnos ante lo que podemos ver como una acumulación de ruinas, debemos pensar en que durante muchos siglos cristianos y moros se vigilaban, se atacaban e incluso negociaban desde estos castillos y torres de vigilancia. Así nos adentraremos en una zona que el escritor arjones Juan Eslava Galán ha llamado “el Paraíso disputado”.

La ruta de los torreones, recoge siete lugares, castillos, torres, casas fortificadas, la mayoría en un estado lamentable de ruina y dejación. La señalización que se instaló en su día aparece completamente abandonada y por los suelos. Aun así, dejémonos llevar por la historia y vamos a nuestra ruta.

DESCRIPCION DE LA RUTA.
Partimos de una Estación de Servicio en la autovía del olivar, cerca de Jaén. Por una vía de servicio accedemos al primero de los lugares, el CASTILLO DE ALDEHUELA, apenas los restos de una torre. Después del segundo hito EL TERMINO, llegamos a los que será la visita más aventurera del recorrido: TORRE OLVIDADA. Y olvidada está de verdad, con un acceso confuso, campo a través. Y aparece dominando una amplia visión de olivos. Si la rodeamos, ya a pie, podemos encontrar un acceso al interior, y subir a lo alto.

Volviendo sobre nuestros pasos llegamos a EL BERRUECO, en la vía tradicional de Jaén a Arjona, un castillo en deficiente estado de conservación y con una leyenda que contamos más adelante. El siguiente desvío, pasado el CORTIJO DE LA MUÑA, nos lleva a la CASA FUERTE, prácticamente en ruinas. La ida la hacemos por pistas y el regreso por carretera. El último hito de nuestra ruta de los torreones es el CORTIJO DE CASTIL, con el que habremos completado los siete lugares de la ruta de los Torreones.

Por su importancia hemos elegido a MARTOS como punto final de nuestro trayecto, y en particular LA PEÑA, como su hito más significativo. Desde muchos kilómetros a la redonda se divisa este peñón con un castillo en lo alto, que viene a dar fin a nuestro trayecto por los olivos y la historia. Subimos con el coche hasta el punto más alto, a partir del cual hay que andar. Pero esa será otra ruta.

LO QUE VEREMOS EN EL CAMINO:

CASTILLO DE ALDEHUELA. Es un castillo rural de finales del siglo XIII. Situado en las ruinas de un cortijo (con antigua almazara y bodega de aceites); una torre cuadrada y una mina de agua de origen musulmán.

EL TÉRMINO: Se trata de una torre medieval de planta cuadrangular, construida de mampostería y con algunas de sus caras elucidas. En la actualidad se encuentra en ruina con claro peligro de derrumbamiento. Se encuentra situada en la cortijada del mismo nombre.

TORRE OLVIDADA: Son los restos de una atalaya o torre óptica, que está situada en un promontorio rocoso, del siglo XIII. Fue construida por los musulmanes y reformada tras su conquista por los castellanos. Tenía una doble función: asegurar un camino y avisar de la presencia del enemigo o de otros peligros. Desde esta atalaya, un vigilante-escucha subía a la parte posterior de ella por una escalera y, en caso de peligro, hacía señales ahumadas al castillo del Berrueco y al resto de fortificaciones integradas en su organización.

EL BERRUECO: El castillo del Berrueco es una fortificación construida por los musulmanes alrededor del siglo XII y reformada tras la conquista castellana. Por su estratégico posicionamiento se vio envuelto en los enfrentamientos fronterizos entre moros y cristianos así como en las disputas civiles que enfrentaron a los nobles con el rey Enrique IV. Leyenda del castillo: La fortaleza fue conquistada en 1465 por el maestre de la Orden de Calatrava, don Pedro Girón. Cuenta la leyenda que este ofreció al rey Enrique IV dejar las armas con la condición de que le concediese la mano de su hermana Isabel, la que sería Isabel la Católica. El monarca aceptó la proposición, aprobando el casamiento, si bien maestre calatravo tenía el doble de edad que Isabel. Cuando Pedro Girón se dirigía a Segovia para la boda con lucida comitiva, partiendo desde Porcuna, se detuvo a hacer noche en el castillo del Berrueco. Durante el camino una gran bandada de cigüeñas que lo seguía, dieron vueltas en torno al castillo en el que Girón estaba alojado. A los pocos días Pedro Girón moría en Villarrubia de los Ojos (Ciudad Real) en extrañas circunstancias, atribuyendo mal augurio al suceso de las cigüeñas. Algunas versiones atribuían al veneno que tomo con la cena.

CASTILLO O TORRE DEL CASTIL DE LA PEÑA. Se encuentra actualmente muy modificado, al haber sido ocupado como cortijo. Aún son visibles algunos fragmentos de lienzo de mampostería. La riqueza de recursos del entorno de El Castil era notable. Por la parte norte varios arroyos irrigan la zona, que en aquellos tiempos estaría mayoritariamente sembrada de cereal. La existencia de varias salinas, de recursos forestales de la dehesa boyal, y de yesares para extracción de piedra caliza constituían otras fuentes de ingreso.

CASA FUERTE: Es una edificación medieval situada en mitad del olivar, hoy en ruina total. Se alza sobre una pequeña meseta ya ocupada durante las épocas ibérica y romana. Junto a la edificación medieval existe un yacimiento romano de gran extensión con numerosos restos de estructuras en superficie.

CASTILLO DE LA MUÑA: Son los restos arqueológicos de un castillo rural cristiano del siglo XIV. Actualmente el lugar está ocupado por un cortijo (La Muña), en el que está integrado el único resto conservado del antiguo castillo, una torre de planta cuadrada.

PEÑA DE MARTOS. Es el símbolo de Martos, un peñasco de 1.000 metros de altura que se distingue desde el mar de olivos que rodea la ciudad. Sobre la peña hay un castillo construido por los monjes de la Orden de Calatrava, para defender la frontera contra los moros. Como en muchos lugares, aquí hay una leyenda, la de los Carvajales, dos hermanos a los que el rey Fernando IV condeno a morir despeñados desde sus alturas en una jaula de hierro por un delito que no habían cometido. Estos se declararon inocentes, y emplazaron al rey a comparecer ante el juicio de Dios en un mes. Y en efecto apareció muerto en ese plazo.