SIERRA DE CÁDIZ - Arcos - Cordel de las Villas - Cañada Real de Arcos a El Bosque - Ermita de la Fuensanta
near Caserío Las Carboneras, Andalucía (España)
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Itinerary description
Hoy hace mucho calor, así que ideamos una ruta mix entre coche y a pié con la intención de ver la Ermita de la Fuensanta, o mejor dicho, lo que queda de ella. Se trata de otro ejemplo más de cómo se deja que el patrimonio de nuestra provincia se deteriore y desaparezca poco a poco.
Hoy hemos venido a verla, y los girasoles, ya secos, ayudan a dar la impresión de más ruina si es posible.
Iniciamos la ruta en la Colada de las Posadas, pasamos por los Llanos de la Cantina y seguimos por el Cordel de las Villas que continúa por la Cañada de Arcos a El Bosque.
En el km. 4,9 de ruta giramos a la derecha y seguimos las señales de La Fuensanta.
En el km. 6,4 aparcamos el coche y seguimos a pié, aunque puede llegarse más cerca aún en vehículo, pero nos apetece andar un poco.
Vemos la ermita y seguimos andando unos kilómetros más hasta el arroyo del Zanjar, donde nos damos la vuelta para volver por el mismo camino, coger el coche y terminar la ruta en la Venta Mesa Jardín.
Y aquí va la historia de La Ermita de La Fuensanta, objeto de nuestra ruta de hoy.
Historia:
En el siglo XVI existían en la zona varias ermitas: las Nieves, San Andrés, Rosario de Aznar y Santa María, de las cuales solo tres, Romeral, Aznar y Fuensanta, perduran al entrar el siglo XIX. Siendo la de Fuensanta la de mayor interés. Grandallana la sitúa «escondida entre espeso monte y verdes olivares». El espeso monte pasó a la historia, pero no así el olivar. Parece ser que la Ermita se levantó sobre un manantial de aguas a las que se les atribuían efectos beneficiosos frente a la peste y la sarna con mejores resultados curativos que la escrofularia o hierba de San Pedro.
Es en este lugar donde la tradición indica que San Leandro escondió la imagen de una Virgen, enviada por el Papa Gregorio Magno, y que posteriormente se trasladó a Santa María la Blanca de Sevilla. Noticia importante del año 1.590 y obtenida de antiguos documentos (1.687) indica que los Nazarenos, cuya fundación se fecha en 1.564, se acogieron a aquella ermita, reedificada por Gregorio Solano en 1.647, hasta trasladarse a San Juan de Letrán.
Descripción:
Se trata de una construcción de mampostería de una sola nave. En origen presentaba tres bóvedas vaídas, de las que solo quedan dos en pie, faltando la tercera que se situaba en el antiguo presbiterio.
Estado de conservación:
El edificio presenta ruina y peligro de desplome, además numerosos arbustos horadan con sus raíces los paramentos y cubierta la de misma. Actualmente se utiliza como almacén de apeos de labranza, lo cual deteriora aún más su estado.
NUESTRA SEÑORA DE LA FUENSANTA:
Corría la década de los 90 en Arcos de la Frontera, la época de los sacerdotes Juan Candil, Luis Díaz, Manuel Rodríguez y Manuel Lozano. Don Manuel Lozano, que por aquella época era cura párroco de María Auxiliadora, estaba haciendo una gran labor en cuanto a la reparación y recuperación de nuestra ermita del Romeral. Durante ese periodo, don Manuel es informado de que en las afueras de Arcos, existen unas tierras pertenecientes a una antigua ermita, que actualmente estaba en ruinas, pero que de no ser así, hubiera entrado a formar parte de su capellanía. Tras informarse de la historia de dicha ermita, lo que fue y lo que es, y del grandioso fervor que en su interior rendían los campesinos a una imagen de la Virgen, el padre Manuel puso especial interés en la recuperación de dicha imagen. Es entonces, tras su gran interés, cuando se le es informado de que dicha imagen estaba en la iglesia de San Pedro, retirada del culto. Efectivamente, don Manuel, tras hablar con Luis Díaz, el párroco de San Pedro por aquel entonces , le muestra la imagen de Nuestra Señora de la Fuensanta, la cual, se encontraba completamente despojada de sus vestiduras y en un avanzado estado de deterioro. Tras su hallazgo, después de alguna que otra gestión, don Manuel Lozano consigue sacar de las tramas del olvido a esta antiquísima imagen.
Era impresionante la devoción y merecía la pena volverla a incluir en esa larga relación de nombres marianos que conserva Arcos.
La imagen de la Fuensanta, es anterior a muchas de las actuales. Tuvo su momento y su razón de ser a principios del siglo XVI. Distante de Arcos y en un extenso y abrupto bosque de alcornoques y encinas, nace esta advocación de la Santísima Virgen.
Aún no había carreteras asfaltadas y el hombre se tenía que valer de las veredas y caminos que la naturaleza o el tránsito de ganados habían hecho. El mismo hombre, era más sencillo y austero para relacionarse con lo sobrenatural, sólo le bastaba mirar al cielo y a su alrededor para creer y aceptar a su Creador.
La devoción a la Fuensanta, nace de la fe humilde del carbonero, esta será una fe muy simple, muy ruda, muy pobre, y muy elemental, pero era una fe que aceptaba y precisaba de Dios, porque carboneros y arrieros, vaqueros y ganaderos eran los más asiduos devotos de la Virgen de aquellos parajes. Ellos tuvieron el valor de levantarle una hermosa ermita y organizar una cofradía, que confían a otro gremio también singular como era el de los zapateros. Sus reglas, normas y condiciones eran llevadas a cabo con fidelidad, e incluso tenían su capellán (sacerdote encargado de evangelizar a los devotos de aquella ermita). Eran las mujeres la que organizaban sus cultos todos los 8 de septiembre y ellas mismas organizaban la procesión e incluso portaban las andas de la Virgen. Puede que sea casualidad, o tal vez no, el que hoy en día la santísima imagen igualmente sea portada por mujeres cargueras cada Domingo de Ramos.
Una cosa unía a aquellas gentes , dispersas por caseríos y humildes chozas: la devoción a la Virgen. Le levantan la ermita, y bajo las plantas de la Señora, nace un caudaloso manantial de aguas cristalinas, e incluso muchos decían que aquellas aguas eran milagrosas. De ahí le nace el nombre Fuente Santa o "Fuensanta". Allí escucharía la virgen a aquellos campesinos, que a su vez le correspondian con obsequios y ornamentos ( cálices, lámparas, plata, etc). Es la que más sobresale a pesar de haber más ermitas campestres e incluso ocho oratorios privados en el campo. Es tal su ambiente, que en el año 1605, el Papa concede gracias e indulgencias a los que visitasen dicha ermita.
Hasta avanzado el siglo XIX recibía culto la Virgen de la Fuensanta. Poco a poco se iban despoblando los campos con el éxodo rural, y llegó el momento en el que todo pasó a la historia. La ermita se abandona como consecuencia del desplome de una parte de su techumbre y la imagen es arrinconada en San Pedro sin que nadie se acuerda de ella.
Hubo muchas mujeres que llevaron su nombre al ser bautizadas, e incluso la Fuensanta fue motivo de discordia entre Santa Maria y San Pedro cuando el famoso pleito de las dos parroquias. Ella, que estaba tan distante de Arcos, sirvió para que los marianistas ( los pertenecientes a Santa Maria) se enfrentaran a los petristas ( los pertenecientes a San Pedro), porque estos no les invitaban a su procesión.
Hoy en día, y desde el año 1991, todos los cofrades pueden sentirse orgullosos porque la virgen de la Fuensanta vuelve a recibir culto.
Como ella era campesina, en un principio don Manuel Lozano prefirió instalarla al culto en la ermita del Romeral, la cual, tras haber sido de nuevo bendecida y haber tenido un triduo en Maria Auxiliadora, el día 8 de diciembre de 1991, la imagen de la Santísima Virgen fue trasladada desde María Auxiliadora a la ermita del Romeral en un rosario de la Aurora. Tan sólo cuatro años después, en 1995 la imagen es acogida de nuevo en la parroquia de María Auxiliadora, y la hermandad de Cristo Rey pasaría a hacerse cargo de la imagen, incluyéndose como titular junto al Señor de la borriquita.
Desde entonces, y hasta día de hoy, la Virgen de la Fuensanta sale en procesión cada Domingo de Ramos por las calles de su barrio, un barrio que lleva ya más de 20 años mostrándole su fervor y cariño.
Hoy hemos venido a verla, y los girasoles, ya secos, ayudan a dar la impresión de más ruina si es posible.
Iniciamos la ruta en la Colada de las Posadas, pasamos por los Llanos de la Cantina y seguimos por el Cordel de las Villas que continúa por la Cañada de Arcos a El Bosque.
En el km. 4,9 de ruta giramos a la derecha y seguimos las señales de La Fuensanta.
En el km. 6,4 aparcamos el coche y seguimos a pié, aunque puede llegarse más cerca aún en vehículo, pero nos apetece andar un poco.
Vemos la ermita y seguimos andando unos kilómetros más hasta el arroyo del Zanjar, donde nos damos la vuelta para volver por el mismo camino, coger el coche y terminar la ruta en la Venta Mesa Jardín.
Y aquí va la historia de La Ermita de La Fuensanta, objeto de nuestra ruta de hoy.
Historia:
En el siglo XVI existían en la zona varias ermitas: las Nieves, San Andrés, Rosario de Aznar y Santa María, de las cuales solo tres, Romeral, Aznar y Fuensanta, perduran al entrar el siglo XIX. Siendo la de Fuensanta la de mayor interés. Grandallana la sitúa «escondida entre espeso monte y verdes olivares». El espeso monte pasó a la historia, pero no así el olivar. Parece ser que la Ermita se levantó sobre un manantial de aguas a las que se les atribuían efectos beneficiosos frente a la peste y la sarna con mejores resultados curativos que la escrofularia o hierba de San Pedro.
Es en este lugar donde la tradición indica que San Leandro escondió la imagen de una Virgen, enviada por el Papa Gregorio Magno, y que posteriormente se trasladó a Santa María la Blanca de Sevilla. Noticia importante del año 1.590 y obtenida de antiguos documentos (1.687) indica que los Nazarenos, cuya fundación se fecha en 1.564, se acogieron a aquella ermita, reedificada por Gregorio Solano en 1.647, hasta trasladarse a San Juan de Letrán.
Descripción:
Se trata de una construcción de mampostería de una sola nave. En origen presentaba tres bóvedas vaídas, de las que solo quedan dos en pie, faltando la tercera que se situaba en el antiguo presbiterio.
Estado de conservación:
El edificio presenta ruina y peligro de desplome, además numerosos arbustos horadan con sus raíces los paramentos y cubierta la de misma. Actualmente se utiliza como almacén de apeos de labranza, lo cual deteriora aún más su estado.
NUESTRA SEÑORA DE LA FUENSANTA:
Corría la década de los 90 en Arcos de la Frontera, la época de los sacerdotes Juan Candil, Luis Díaz, Manuel Rodríguez y Manuel Lozano. Don Manuel Lozano, que por aquella época era cura párroco de María Auxiliadora, estaba haciendo una gran labor en cuanto a la reparación y recuperación de nuestra ermita del Romeral. Durante ese periodo, don Manuel es informado de que en las afueras de Arcos, existen unas tierras pertenecientes a una antigua ermita, que actualmente estaba en ruinas, pero que de no ser así, hubiera entrado a formar parte de su capellanía. Tras informarse de la historia de dicha ermita, lo que fue y lo que es, y del grandioso fervor que en su interior rendían los campesinos a una imagen de la Virgen, el padre Manuel puso especial interés en la recuperación de dicha imagen. Es entonces, tras su gran interés, cuando se le es informado de que dicha imagen estaba en la iglesia de San Pedro, retirada del culto. Efectivamente, don Manuel, tras hablar con Luis Díaz, el párroco de San Pedro por aquel entonces , le muestra la imagen de Nuestra Señora de la Fuensanta, la cual, se encontraba completamente despojada de sus vestiduras y en un avanzado estado de deterioro. Tras su hallazgo, después de alguna que otra gestión, don Manuel Lozano consigue sacar de las tramas del olvido a esta antiquísima imagen.
Era impresionante la devoción y merecía la pena volverla a incluir en esa larga relación de nombres marianos que conserva Arcos.
La imagen de la Fuensanta, es anterior a muchas de las actuales. Tuvo su momento y su razón de ser a principios del siglo XVI. Distante de Arcos y en un extenso y abrupto bosque de alcornoques y encinas, nace esta advocación de la Santísima Virgen.
Aún no había carreteras asfaltadas y el hombre se tenía que valer de las veredas y caminos que la naturaleza o el tránsito de ganados habían hecho. El mismo hombre, era más sencillo y austero para relacionarse con lo sobrenatural, sólo le bastaba mirar al cielo y a su alrededor para creer y aceptar a su Creador.
La devoción a la Fuensanta, nace de la fe humilde del carbonero, esta será una fe muy simple, muy ruda, muy pobre, y muy elemental, pero era una fe que aceptaba y precisaba de Dios, porque carboneros y arrieros, vaqueros y ganaderos eran los más asiduos devotos de la Virgen de aquellos parajes. Ellos tuvieron el valor de levantarle una hermosa ermita y organizar una cofradía, que confían a otro gremio también singular como era el de los zapateros. Sus reglas, normas y condiciones eran llevadas a cabo con fidelidad, e incluso tenían su capellán (sacerdote encargado de evangelizar a los devotos de aquella ermita). Eran las mujeres la que organizaban sus cultos todos los 8 de septiembre y ellas mismas organizaban la procesión e incluso portaban las andas de la Virgen. Puede que sea casualidad, o tal vez no, el que hoy en día la santísima imagen igualmente sea portada por mujeres cargueras cada Domingo de Ramos.
Una cosa unía a aquellas gentes , dispersas por caseríos y humildes chozas: la devoción a la Virgen. Le levantan la ermita, y bajo las plantas de la Señora, nace un caudaloso manantial de aguas cristalinas, e incluso muchos decían que aquellas aguas eran milagrosas. De ahí le nace el nombre Fuente Santa o "Fuensanta". Allí escucharía la virgen a aquellos campesinos, que a su vez le correspondian con obsequios y ornamentos ( cálices, lámparas, plata, etc). Es la que más sobresale a pesar de haber más ermitas campestres e incluso ocho oratorios privados en el campo. Es tal su ambiente, que en el año 1605, el Papa concede gracias e indulgencias a los que visitasen dicha ermita.
Hasta avanzado el siglo XIX recibía culto la Virgen de la Fuensanta. Poco a poco se iban despoblando los campos con el éxodo rural, y llegó el momento en el que todo pasó a la historia. La ermita se abandona como consecuencia del desplome de una parte de su techumbre y la imagen es arrinconada en San Pedro sin que nadie se acuerda de ella.
Hubo muchas mujeres que llevaron su nombre al ser bautizadas, e incluso la Fuensanta fue motivo de discordia entre Santa Maria y San Pedro cuando el famoso pleito de las dos parroquias. Ella, que estaba tan distante de Arcos, sirvió para que los marianistas ( los pertenecientes a Santa Maria) se enfrentaran a los petristas ( los pertenecientes a San Pedro), porque estos no les invitaban a su procesión.
Hoy en día, y desde el año 1991, todos los cofrades pueden sentirse orgullosos porque la virgen de la Fuensanta vuelve a recibir culto.
Como ella era campesina, en un principio don Manuel Lozano prefirió instalarla al culto en la ermita del Romeral, la cual, tras haber sido de nuevo bendecida y haber tenido un triduo en Maria Auxiliadora, el día 8 de diciembre de 1991, la imagen de la Santísima Virgen fue trasladada desde María Auxiliadora a la ermita del Romeral en un rosario de la Aurora. Tan sólo cuatro años después, en 1995 la imagen es acogida de nuevo en la parroquia de María Auxiliadora, y la hermandad de Cristo Rey pasaría a hacerse cargo de la imagen, incluyéndose como titular junto al Señor de la borriquita.
Desde entonces, y hasta día de hoy, la Virgen de la Fuensanta sale en procesión cada Domingo de Ramos por las calles de su barrio, un barrio que lleva ya más de 20 años mostrándole su fervor y cariño.
Waypoints
Waypoint
664 ft
Cortijo de la Plaza
Waypoint
698 ft
Cortijo del Membrillo
River
404 ft
Arroyo del Zanjar
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