SUBIDA AL VOLCÁN SNAEFELLSJÖKULL DESDE LA BASE X CARA ESTE-ISLANDIA

Recorrido realizado el lunes 4 de agosto de 2014
AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
Lo de recorrido tiene que ver con que en la mañana de hoy haremos un tramo andando y otro en máquina oruga, que nos llevará hasta el mismísimo Snaefellsjökull. Justo en este punto, el gran Julio Verne localizaba la entrada al centro de la Tierra. Pero antes de todo esto, comentar que habíamos quedado a las diez de la mañana en un cruce y explanada, en el que se supone nos esperaría el que nos iba a subir hasta dicha cumbre-volcán. Pues bien, al poco de salir desde Arnarstapi se deja la carretera asfaltada para coger una de las muchas pistas de tierra (que aquí también llaman carreteras) para llegar hasta el punto de encuentro. Son varios kilómetros, que en teoría puede hacer cualquier coche, pero que en realidad en algún que otro tramo, parecen más aptos para los muchos todoterreno que se ven en toda la isla. Menos mal que nuestro experto conductor murciano “Paco”, por momentos se parece más a Fernando Alonso, que a su tocayo Paco Rabal. Como era de esperar, nos pasamos del punto de encuentro, en el que a la ida, sólo hemos visto una autocaravana, con un hombre bastante alto, blanco y delgado, que medio desnudo estaba haciendo una especie de gimnasia, que nos llevó a pensar y a comprender a todos en lo que era la auténtica “gimnasia sueca”. Tras desandar lo andado en unos cuantos kilómetros, llegamos a la conclusión de que el punto de encuentro debía ser el gimnasio improvisado por el sueco; y efectivamente allí nos estaba esperando y nunca mejor dicho un auténtico chicarrón del norte, de puro islandés que era, en camiseta de manga corta. Nosotros llevábamos bastante ropa de abrigo encima, y algunos aún decían tener frío. El islandés y conductor de la máquina oruga se reía, haciéndonos ver que estábamos en verano. Un poco más tarde de lo previsto y después de que nos tuviera que acercar con su pick-up hasta casi la base del volcán, en la que tenía aparcado su aparato, acondicionado para llevar a bastante más gente que los ocho que subimos. El recorrido de unos tres kilómetros de subida salva un desnivel de algo más de setecientos metros, siempre con rumbo suroeste, hasta poco antes de llegar a la cumbre, en la que los últimos cuatrocientos metros se produce un cambio de rumbo a noroeste. Cuando subíamos, cómodamente sentados y sacando fotos a diestra y siniestra, podíamos ver muy cerca del rastro de la máquina, pisadas de gente que con el equipo correspondiente también hacían el mismo tramo de subida. Y es que, si se llevan crampones y piolet, la subida hasta el Snaefellsjökull es bastante factible, tomando eso sí las precauciones del variable e inestable tiempo islandés, que en cuestión de pocas horas, puede transformar una cómoda y fácil subida en un pequeño infierno, sobre todo si empieza a soplar el viento, como aquí lo hace.