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01.05.2022 TRAIL VALLE DE SAMUÑO 22K

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Trail stats

Distance
13.99 mi
Elevation gain
4,665 ft
Technical difficulty
Difficult
Elevation loss
4,665 ft
Max elevation
3,312 ft
TrailRank 
28
Min elevation
893 ft
Trail type
Loop
Coordinates
6205
Uploaded
May 3, 2022
Recorded
May 2022
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near La Canga, Asturias (España)

Viewed 408 times, downloaded 17 times

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Mini-crónicas asturianas. 01.05.2022 TRAIL VALLE DE SAMUÑO 22K.
“Ya veo la luz al final del túnel. Pero, osti, qué túnel más largo... “ (Sandry dixit).
Con el susto todavía en el cuerpo de la trail de Nembra (no se me va a olvidar en la vida la trepada al Picu La Chomba nevando) vinimos, hace quince días, a reconocer el terreno de lo que nos iba a esperar el día de hoy. Y no. No es lo mismo una excursión de tranquis con bocata, chocolate y fotos que verse después inmerso en la prueba sudando la camiseta para pasar, al menos, el corte de mitad de carrera (ardua tarea le queda todavía a mi liebre favorita y “personal trainer” para poner este cuerpo-escombro a tono con los jardines en los que nos metemos. Ella, por supuesto, va sobrada).
Llegamos tempranín al Pozu San Luis en La Nueva, parte integrante del Ecomuseo Minero Valle de Samuño y que hoy estaba abierto de par en par para nosotros tanto en la salida como en la meta de la carrera.
Aparcamos en el mejor de los sitios y nos vamos a por los dorsales. Luisín 208 y “Sandy”, 206… a alguien le gusta comerse las erres…
Mientras nos estamos cambiando a modo Spiderman aparecen nuestros amigos Loli y Juan con las credenciales al cuello de Fotógrafos Oficiales de la Trail. Juan nos libra de un “FATAL ERROR” al habérseme pasado que, grandísima idea, en la prueba tienes que llevar tu propio recipiente que te irán rellenando en cada avituallamiento (menos plástico en la montaña), es decir: “No botlle, No drink.” y, como siempre se me tiene que olvidar algo, esta vez fueron los botellines.
Lo dicho. Juan se saca de la manga de mago dos “aguas” y asunto arreglado.
El día está plomizo, a ratos orbayando y a ratos para. Prevemos que, al igual que en la primera visita, nos vamos a quedar sin la preciosa panorámica que hay desde los puntos altos de la carrera hacia los valles.
Unas fotucas en el entorno del museo y a calentar para paliar, en lo posible, los nervios de la salida.
9.00h. Con puntualidad de ferrocarril británico, el speaker nos invita a gritar con él la cuenta atrás y, en cero, salimos corriendo bajo el arco como si no hubiera un mañana. Juan no deja de disparar su Canon y Loli nos despide con cara de “a estos no los vuelvo a ver más. Morirán y se los comerán los lobos…”
Prisas, para poco ciertamente, porque a los trescientos metros de trotar por las calles de La Nueva ascendiendo al Barrio'l Planu. nos encontramos con una escalinata y pindiada de zetas de tres pares de narices. Inevitable el tapón y, por supuesto, las risas…
Salvada la primera sorpresa del día, trote cochinero por la Senda de los Molinos, una limpia y bien señalizada pista forestal con ligera pendiente ascendente inmersos en un bosque de robles y castaños y resiguiendo las aguas del Arroyo de Samuño.
Cruzamos el arroyo a la margen izquierda y, otra serie de pendientes zetas, nos suben hasta las casas de El Tendillón. Llaneamos unos cien metros para salirnos, de entre las casas por la derecha, cogiendo un sendero que nos vuelve a meter en el bosque.
Seiscientos metros en penumbra, fuerte giro a la diestra y comienza la película “Se acabaron las risas, Parte uno”. Nos hacen subir por un canal, porque a sendero no llega, entre murias con escalones de roca pulida muy resbaladizos, barro asgaya y restos de desbroce que nos indican que por aquí no pasa nadie desde los tiempos de Cristóbal Colón.
Hora de sacar de la mochila los palillos y ponerlos a trabajar.
Aquí nos juntamos con Nuria y Beni, que llevan un ritmo similar al nuestro y a los que vamos a acompañar gran parte de la carrera.
Km. 3+500 Bien estrenadas las patucas hasta el tobillo en el barro, salimos a una pista de hormigón y, a cien metros, nos encontramos con el primer avituallamiento en La Inverniza (689mts sobre el nivel del mar). La parada es simbólica, pues acabamos bebiéndonos el agua de uno de los botellines de Juan y dejándolo vacío para el próximo avituallamiento.
Salimos de las casas de La Inverniza trazando una media luna a derechas y, tras rebasar una cuadra, volvemos meternos en otra canal “Se acabaron las risas. Parte dos” (próximamente, en todos los cines).
En este punto ya me voy temiendo lo que nos espera por delante, y que ya anduvimos hace dos semanas, y no es más que una zona de cotolla baja en la que la Organización ha desbrozado un metro de ancho y “too parriba”, con una pendiente del cien por cien, y pisando hierba húmeda de la de “un pasito palante, María. Un pasito patrás”.
Nuria me pregunta, antes de llegar al percal, cómo es lo que nos espera. No he tenido el valor de mentirle. El Repechín, le llaman…
“Carpiendo” como barco de vapor remontando el Mississippi, salimos a un llano donde hace quince días encontramos un enorme lagarto con la cabeza azul y el resto del cuerpo de un vivo color verde que ni se inmutó cuando nos acercamos a hacerle fotos. Se acabó el sufrimiento… Bueno, el sufrimiento de la subida de la hierba. Otros sufrimientos nos esperan más adelante…
Veinte metros más arriba nos espera el buzón de cumbres de El Repechín (1.006mts). Tristemente, de nuevo nos encontramos inmersos en la nube y las vistas en todas direcciones son de un blanco níveo. Desde aquí se pueden ver El Aramo, Las Ubiñas, La Cordillera Cantábrica, La Peña Mayor, El Parque de Redes e incluso los Picos de Europa. Nosotros no vemos “ná de ná”…
Cresteamos, ahora, sobre el linde entre los concejos de Mieres y Langreo subiendo y bajando pequeños picos hasta “coronar” El Cogoyu, a 1.017mts de altitud y cumbre máxima de la trail.
Km. 6+900 Cuando alcanzo el pico (voy el último del cuarteto de cuerda, Nuria y Beni me comentan que, en cuanto han llegado ellos tres a cumbre, Sandra se ha lanzado hacia abajo sin miramientos y en un tris ha desaparecido entre la niebla (un@s tiran de técnica, otros bajamos estilo bulldózer como podemos).
Toca pues bajada de escalones de cuarcita bordeados de un cotollal que, a poco que te despistas y sales del sendero, te hace un peeling de rodilla para abajo gratis.
En un rellano alcanzo a mi compañera y me la encuentro parada jurando en una lengua que no alcanzo a entender y mirando hacia abajo. Primer sustísimo del día. Sandra ha pisado mal en una piedra oculta por los espinos y se torcido el tobillo. Intento calmarla como puedo pero ella no deja de decir que se le ha fastidiado la carrera y, quizás, la temporada…
Tras unos minutos y con “un par”, se olvida de los dolores y arranca hacia abajo diciendo que, si se enfría, va a ser mucho peor. Eso sí, bajamos un poco el ritmo por precaución y Beni y Nuria nos pasan y ya no les volveremos a ver hasta la meta.
Toca ahora sucesión de toboganes sube y baja por el Cordal de Urbiés en claro sentido descendente pasando por Picu Pando y dos promintentes montículos más hasta llegar al Alto de la Mozqueta, donde está situado el segundo avituallamiento en el cruce con la carretera LA-7 (Km. 9+800 y 849mts de altitud).
Sandry no se resiente, de momento, demasiado del tobillo. Sacamos el botellín de agua para rellenar y nos acordamos de lo que nos había dicho Juan: que no se desenrosca en tapón, tonto del haba (por mí). Puñeta…
Intentando desmontarlo a lo bárbaro casi me dejo un diente, hasta que un colaborador de la Organización saca la faca de Taramundi, y el tapón pasa a ser serpentina de festival de la OTI.
Agua, un trozo de plátano, otro de melón y cruzamos al otro lado de la carretera para subir por una pendiente pista de hormigón que se convierte en llano a los cien metros.
Ahora vamos jugando con la pista forestal de buen firme entrando y saliendo de ella a senderos laterales.
En una de estas surgen, como la niña de la curva, de la niebla dos siluetas antropomorfas. Una más alta, otra más bajita… Osti, Xon y Jesús!!! Menuda sorpresa. Hicieron ayer la Media Maratón de Gijón y no me los imaginaba aquí, “currando” de fotógrafos. Un par de abrazones y muchos ánimos pos su parte y seguimos, que el tiempo apremia.
Cresteo hasta el kilómetro 12+000 y, rebasándolo, mi compañera empieza a dar gritos y saltos como una cabrilla de las de Heidi (“Esta chifló”, pienso…) hasta que me doy cuenta de los carteles de CONTROL DE PASO. Estamos en Mayáu Miguel y nos ha sobrado más de media hora…
Toca ahora bajada técnica, de nuevo, con mucho barro y losas deslizantes por la ladera Oeste de La Sierra de La Espada, vadeando los arroyos de Carba, Landión y Tixuca…
En una de estas, servidor se va al suelo haciendo culoesquí unos metros para risas y regocijo del público asistente. Sin incidencias destacables, salvo el amor propio, continuamos el descenso.
Km. 16+300 Punto bajo en El Corralón (500mts) y subida, siguiendo un contrafuerte de la ladera con continuos escalones e incluso rebasar un muro al más puro estilo OCR hasta llegar, en la cota 650 a La Capilla, donde está situado el tercer avituallamiento. Vaya festival que tienen montado aquí los compañeros. Me ofrecen hasta una Estrella, que reúso porque acabaría fijo bailando desnudo encima de la mesa…
Mientras, Sandra hace acopio de gominolas de todos los colores como una ardillita antes de hibernar…
Tras unas risas, atacamos el último repecho hasta el Picu Rondiz, de 733mts de altura y, ahora, “too pabajo”.
Pero el “too pabajo” es una sucesión de tramos encordados más propios de hacer rápel que de patear y que, unido al suelo resbaladizo como jabón en ducha de presidio nos hace ralentizar excesivamente el descenso.
A mi compañera le vuelve a dar otro aviso el pie, otro sustazo, pero enseguida se recompone tirando de coraje llanisco y continúa bajando.
A todo esto, detrás de nosotros no viene ya nadie y nos van acompañando los últimos colaboradores que hemos pasado, además de Carolina y Laura que vienen cerrando carrera y animándonos en cada obstáculo con que la meta está cerca y esto ya parece una fiesta.
Escalinata por un plano inclinado hasta la entrada del Socavón Emilia, en el nivel -1 del Pozo San Luis. Un kilómetro en virtual línea recta bajo la fina lluvia de las filtraciones del terreno que, a estas alturas, hasta se agradece.
Remate apoteósico de ciento ochenta escalones (y varios amagos de calambres en mis gemelos) que nos suben por el antiguo hueco del montacargas del pozo hasta volver a ver la luz en pleno museo.
Poco antes de comenzar a subir los escalones, Sandra me preguntó cuánto tiempo llevábamos: Cinco horas y veinte. Ya no entramos en tiempo. Vaya bajón…
La sorpresa más grande del día es cuando salimos a la explanada del museo y nos reciben todos, TODOS, Organización, el speaker, colaboradores y familia, Loli y Juan, amigos… como si fuésemos los primeros en pasar bajo el arco de llegada.
Sonrisas y lágrimas, por supuesto, de alegría y por el esfuerzo que ha supuesto esta, al menos para nosotros, exigente trail.
P.D.- Joder, (con perdón), sois lo más grande de este mundillo que me haya encontrado nunca.
Desde la organización de los aparcamientos, la entrega de dorsales, la bolsa del corredor y la camiseta, las fotos, EL MARCAJE E S P E C T A C U L A R, la compañía y los ánimos de cierres y colaboradores, el que nos hayáis dejado pasar por la mina incluso fuera de crono y el recibimiento, las medallas de finishers…
MUCHÍSIMAS GRACIAS POR TODO!!!
Al fin y al cabo, a nosotros nos ha tocado la parte fácil: Finalizar la trail y no morir en el intento…
Sandra y Luis.
(Dedicado a Juan: Lo siento, colega. Se me fue otra vez el lápiz)
© Luisín1965.

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