La Línea - Castillo de Castellar

Trail suave a la ida, pasando por la falda baja de La Carbonera (terreno blandito -perdón: "blandico", que no quisiera yo caer en el estilo dialectal de estas tierras- debido a las lluvias de días pasados) hasta San Roque, y de ahí por carril bici hasta la zona recreativa de Pinar del Rey, ya en el parque natural de Los Alcornocales. Vaya maravilla de cancha que ofrece, y eso que solo lo acabo de catar. Pasamos por un tramo de arena más blandica todavía y por tanto pesada que igual se podría evitar, hasta dar con el canal del Guadarranque, que ofrece un tramo de llaneo ideal para corretear soltando piernas. Lo dejamos pronto para ir ahora por revirado y voluptuoso sendero (por lo escandalosamente frondoso para ojos almerienses) hasta el cruce. Qué sitios más bonitos todos estos.

Dejamos para otra ocasión la visita al pueblo nuevo de Castellar y nos encaminamos aún con decisión hacia la vieja fortaleza, que de eso se trataba hoy. Su definitiva conquista pide superar la subida por sendero empedrado hasta el castillo, cuyo interior repleto de casas rurales representa lo que debió de albergar en su momento: una pequeña población morando en calles estrellas al más puro estilo árabe.

Rápido vistazo panorámico del grandioso parque de Los Alcornocales, con Castellar de la Frontera al fondo y la siempre presente Roca más al fondo todavía, mientras que más a la izquierda se asoma, lejana, Sierra Bermeja. Al lado contrario nos encontraremos con el embalse del Guadarranque.

Regreso por el mismo sendero hasta el restaurante del puente Jarandilla, donde decidimos avituallarnos. Después de veinticinco km -aún a trote suave- el negocio de la vuelta se resuelve, inevitablemente, a base de caminata con algún que otro pequeño tirón por aquello de no pasar más vergüenza de la necesaria viendo la media. El tramo por carril bici desde el cruce de Castellar hasta La Estación de San Roque se me hizo eterno. Y mira que es llano.