Monte Castelo - Monte Faro

Bonito recorrido para trail running de poco más de 13 km de distancia y casi 900 metros de desnivel acumulado. El camino lo tiene todo (escaleras, pista forestal, roca, senderos estrechos), molinos restaurados, formaciones rocosas impresionantes y unas vistas espectaculares de todo el Valle de A Louriña y la zona del Condado.
Un par de fuentes de agua (km 3.5 y km 7.7).
Se trata básicamente de salir del Alto do Confurco, subir hasta la mole granítica del Monte Castelo, llegar hasta el Faro de Budiño y dar la vuelta, remontando el cordal de la sierra. A lo largo del mismo pasaremos por zonas del PR-G 132 Ruta dos Montes de San Cibrán, del GR 58 Sendeiro das Greas, y parte de lo que había sido el Trail de Budiño.
La ruta comienza en el Alto do Confurco, al pie de la N-120 y la autovía A-52 de Ourense/Vigo. Hay gran espacio donde dejar el coche, y en un extremo ya veremos el panel indicador del sendero PR-G 132. El camino se adentra en el bosque y al poco rato llegamos a una zona espectacular, atravesando los restaurados molinos de Cans y una zona de laurisilva, cascadas y formaciones rocosas. El sendero pica para arriba y poco después se convierte en unas escaleras con bastante pendiente que nos conducirán hasta los molinos do Couso, un gran número de edificaciones restauradas de gran belleza entre las que serpenteamos.
Llegamos al cruce con una mina a la izquierda y una amplia pistal forestal que asciende por la derecha. Se trata del GR 58 que tomamos para seguir subiendo la montaña.
Al poco rato encontramos un cruce de caminos. Tomamos el camino de tierra que desciende a la derecha, y en el siguiente cruce el camino que sube hacia la izquierda y que nos conducirá, después de un par de cruces más, a la cima del Monte Castelo (358 m.). Se trata ésta de una gran mole de roca granítica que gobierna esta parte del valle y donde estaba situado un castillo en la Edad Media, del que todavía quedan restos labrados en la roca.
Bajamos del Monte Castelo por su vertiente sur, gracias a un camino tallado en la roca, donde deberemos tener algo de cuidado.
Así llegamos de nuevo al cruce con el GR 58. A partir de aquí seguiremos la pista forestal que nos conducirá, sin grandes desniveles, hasta el monte Faro. Es una pista forestal ancha, un tramo donde aprochechar para darle gas, y correr admirando las grandes formaciones rocosas a la izquierda, y el amplio paisaje del valle de A Louriña a la derecha.
Sin gran problema llegamos hasta el Monte Faro. Justo al pie, tomaremos un sendero hacia la derecha que bordea su atalaya, un bonito camino de tierra y roca y hermosas vistas que nos conducirá hasta la parte superior de la montaña. Una vez arriba nos encontraremos una gran explanada donde antiguamente había un castro. Seguimos hacia delante con la referencia de la última cumbre del Faro, un promontorio rocoso que subiremos echando las manos con una sencilla trepada. Y llegamos arriba del todo, a 398 m., donde antes estaba el vértice geodésico. Vistas espectaculares en 360º: Galleiro, Morrazo, Vigo, Galiñeiro, Aloia, toda la desembocadura del Miño con el Tecla al fondo, montes de Portugal con el Geres a lo lejos, Cañiza y Serra do Suído. A nuestros pies se abren los valles de A Louriña, el Miño y toda la comarca del Condado. Y, claro está, el acantilado rocoso con una de las escuelas de escalada más famosas de toda Galicia.
Bajamos por un sendero con escaleras de madera hasta el área recreativa del Faro. Aquí hay mesas, fuentes y el refugio del Club Peña Trevinca. Hasta aquí hay acceso en coche. Suele haber gente preparándose para acometer las paredes. El sendero llega hasta la pista forestal del GR 58 que nosotros cogeremos hacia la izquierda para iniciar la vuelta.
Al poco rato nos encontramos el cruce de caminos de llegada. Esta vez tomamos el camino a la derecha y descendemos por un bonito sendero entre árboles. Poco después tomaremos un desvío. Aquí hay que estar atentos al GPS porque puede pasársenos por alto. Es un caminito hacia la izquierda en una curva, que se adentra en la maleza y que seguiremos hacia arriba. En invierno puede estar lleno de maleza, pero es un camino que suelen usar los animales y siempre estará trazado.
El camino acaba en una nueva ruta forestal que seguiremos hacia la izquierda para desembocar de nuevo en el GR 58. Unos 100 metros más tarde tomamos un sendero que sale hacia la derecha y que se adentra en el bosque. Es un tramo muy majo que serpentea entre un pinar y que deberemos seguir siempre, aunque en algún momento crucemos una pista forestal.
El sendero acaba en una nueva pista que seguimos hacia la izquierda. La pista pica hacia arriba por momentos, nada importante, atravesando una zona de pinos y eucaliptos.
Cuando el monte acaba veremos claramente como sale de la pista forestal hacia la izquierda un camino de roca ascendiente. Lo seguimos todo recto. Ahora empieza lo mejor de la ruta. Iremos recorriendo un sendero de unos20-40 centímetros que atraviesa todo el cordal y pasa por sitios espectaculares. Empieza en el punto más alto de la sierra, el monte ha desaparecido para dejar paso a una zona de tojos y maleza baja por la que el camino serpentea y se descubre a cada paso. Paisajes guapos a cada lado y nosotros descendiendo a toda velocidad.
Antes de adentrarnos en una nueva zona de bosque debemos fijarnos bien, porque hay que tomar una variante de este sendero que se abre a la derecha. Ojo porque aquí si podemos equivocarnos: miremos el GPS. Seguiremos la traza del sendero que irá subiendo y bajando, haciendo curvas para cada lado, atravesando zonas de bosques, salvando grandes formaciones rocosas y cruzando pistas por todo el cordal, hasta llegar, de nuevo, al GR 58 en el cruce por el que hemos subido al monte Castelo.
A partir de aquí el camino ya lo conocemos. Ahora queda tener un poco de cuidadín al volar bajando por las escaleras y los tramos de pendiente.
Ya de vuelta, aprovechar para tomarse una cerveza en el bar Fortes, de Cans, más conocido como Las viejas, con grandes vistas del monte Castelo.