Puyada a la Osqueta desde la Posada de Villalangua

Esta Semana Santa hemos estado alojados en la maravilloso Hotel Rural de Isidoro y María Pilar en Villalangua: la "Posada de Villalangua". Un lugar ideal para relajarte, descansar, comer bien y disfrutar de la familia y de los amigos. El entorno es de ensueño. Un lugar que amo profundamente. El paraíso de los amantes de la bicicleta, la carrera de montaña y el senderismo. También permite divertirse en familia, con niños pequeños, y que puedan conocer la naturaleza, los animales y los bosques. A un paso de Villalangua tienes maravillas como la Sierra de Santo Domingo, las pardinas abandonadas (Nofuentes, Chaz, Cercito, Mullermuerta, Rompesacos, Visús, Lagé..), las espectaculares pozas de Samper Bajo y Triste para bañarte, Agüero con sus Mallos, el pantano de la Peña y el entrañable Canfranero, los Mallos de Riglos y el Mirador de los Buitres, Murillo con sus deportes de aventura, Peña Ruaba para los que gustan de las ferratas, el impresionante castillo de Loarre, Ayerbe y sus deliciosas tortas de anís, la increíble ermita de la Vírgen de Aniés, la colegiata de Bolea...además de cientos de kilómetros de pistas y sendas para ciclar o pasear y cimas que conquistar.
Isidoro nos comentó a mi amigo Juan y a mí que "alguien" había subido a la Osqueta corriendo y bajado en algo más de hora y media, así es que entre todos decidimos instaurar un nuevo aliciente: la "Puyada a la Osqueta desde el Hotel Rural la Posada de Villalangua". Mi amigo Juan y yo marcamos el primer tiempo en 1 hora y 26 minutos (más o menos) ya que hicimos paradas para fotos, perdimos un buen rato admirando el paisaje desde la Osqueta, no llevabamos equipo muy adecuado...y poco antes Isidoro nos había deleitado con una comida excelente en la terraza mirador.
La subida es muy vertical y bonita y yo la había hecho varias veces. Pasas por la Iglesia y ruinas de Salinas Viejo y esta perfectamente marcada. La bajada es técnica pues hay mucha piedra suelta pero no ofrece dificultad.
Al día siguiente Isidoro nos comentó que quedaba instaurada oficialmente la prueba, hicimos las fotos de rigor y nos entregó el trofeo que acreditaba nuestra marca: una bonita jarra de la Posada.
Os animo a mejorar nuestra marca y, sobre todo, disfrutar de la hospitalidad y atenciones de los dueños de la Posada de Villalangua: un lugar que nunca olvidaréis.