Tozal de Guara (2.077 m). Circular desde Nocito subiendo por Collado Petreñales y bajando por refugio Fenales.

Circular clásica al Tozal de Guara desde Nocito.

Todos los detalles de esta ruta, en la siguiente reseña del blog Península: Tozal de Guara desde Nocito.

Preciosa ruta, seguramente la más bonita para subir al Tozal de Guara. Recorreremos toda la cara Norte de la montaña, repleta de bosques y de magníficos senderos.

Partimos de Nocito (930 m). Poco antes de entrar al pueblo hay un aparcamiento bastante grande que ocupa una pradera donde hay bastante espacio. El pueblo se ha puesto muy de moda en los últimos años y cada vez lo visita más gente.

Bajaremos por la calle principal y dejaremos a mano izquierda el camping para seguir bajando ya por pista hacia el Mesón de Nocito (890 m) y el barranco de la Pillera. Una vez en el primer riachuelo, comenzaremos un tramo de bastantes vadeos. En todos hay piedras para cruzar sin mojarnos pero si los barrancos bajan con bastante caudal acabaremos mojándonos los pies.

Ya en el cauce del barranco de la Pillera seguiremos el camino que va cambiando de orilla cada poco tiempo. Es un entorno muy bonito, más ahora en otoño.

Recorreremos el barranco hasta ver un desvío a mano derecha que nos llevará al collado de Chemelosas y después al de Petreñales. Tomaremos este desvío.

Ascenderemos por un bosque magnífico, muy bonito. La senda sube de forma moderada hasta alcanzar el mencionado collado de Chemelosas (1.362 m). Las vistas se abren hacia el Pirineo, donde destaca el macizo de Monte Perdido.

Del collado de Chemelosas al de Petreñales tenemos un tramo corto con muy buenas vistas a mano derecha, hacia el pico Gabardiella. La senda desciende un poco para después acometer la subida final al collado, bastante cómoda.

Alcanzaremos el collado de Petreñales (1.561 m). Las vistas se abren ahora al Sur, a la Hoya de Huesca y al cercano pico de Fragineto. Ahora giraremos a la izquierda, llanearemos un rato por un bosque, pasaremos junto a una fuente (seca) y alcanzaremos la pradera conocida como Raso de los Hongos (1.511 m). A partir de aquí ya todo será subir y subir hasta la cima del Tozal.

Primero, subiremos a un falso collado. Desde este punto las vistas se abren hacia la cara Sur del Tozal y, por extensión, de la Sierra de Guara. Giraremos a la izquierda y comenzaremos a subir por la ladera SO del Tozal, entre erizones y bojes.

La subida es cómoda, con algún punto más empinado que nos obligará a echar la mano de manera puntual. Es camino está muy marcado y no hay pérdida. Poco a poco iremos girando a la derecha hasta alcanzar las pedreras de la Canal de Abadejo en su parte más alta.

Lejos de ser un tramo incómodo, el sendero en la pedrera está muy marcado y se sube bien. Un par de zig-zags y una pequeña trepada muy sencilla nos dejarán en el cordal de la montaña. En apenas un minuto alcanzaremos la cruz cimera y el vértice geodésico.

Las vistas son impresionantes, tanto del valle de Nocito como de los Pirineos. Se domina desde Collarada hasta el Turbón.

Tras un rato arriba echando fotos, vamos para abajo por cómodo sendero, atravesando el cordal hasta llegar a un desvío a la izquierda que nos permite ir al refugio de Fenales. Es un camino muy cómodo que atraviesa unas pedreras poco inclinadas y después se interna en los bosques de la cara Norte.

Tras un rato bajando alcanzamos el refugio libre de Fenales, en buen estado. Ahora tomaremos una pista forestal que primero baja, traza una curva de herradura y comienza a subir levemente. Tras un giro a derechas, veremos pronto un nuevo desvío a la izquierda. Ya por sendero, bajaremos hacia Nocito.

Primero lo haremos por un bonito zig-zag que atraviesa el bosque y ya después saldremos a una zona de viejos campos de labor ya en desuso delimitados por muros de piedra seca. Hay varios desvíos pero están bien señalizados. Tomaremos siempre dirección Oeste hacia Nocito.

Ya por senderos muy cómodos, llaneando o en leve descenso, iremos haciendo los kilómetros que nos quedan hasta Nocito. Llegaremos al pueblo que se encuentra rodeado por árboles teñidos de colores otoñales, un espectáculo. La guinda a una ruta perfecta. Totalmente recomendable.