Trail 3D Barjacoba - Lagoas - Pradorramisquedo - Barjacoba (caminos tradicionales)

0nce del once a las once y once. El corredor subía por la dura rampa del pedazo, bien abrigado, pues el termómetro no pasaba de los tres grados a pesar de lo avanzada que ya andaba la mañana. Tenía bien estudiada la ruta sobre el papel y tiempo de sobra por si había sorpresas. No era larga, pero el corredor desconocía gran parte del recorrido. Pasado el pedazo continuó por el camino hasta a lagoa das lamas. Poco antes de llegar ya pisaba la nieve que había caído por la noche y que blanqueaba levemente la parte alta de la ladeira. Dejando a lagoa a la derecha salió del camino hacia la izquierda en busca del resto de lagoas: lagoa do burrico, larga, herbosa, lagoa da moza, maseiras... Por aquí el camino era cómodo y despejado y los centimetros de nieve caidos los hacían incluso más visible aunque más peligroso, pues no se veían los agujeros. De hecho el corredor tuvo que sacar de la mochila el bote de reflex para calentar una leve torcedura en su delicado tobillo derecho. Pronto terminó lo bueno. Y en la medida que aumentaba la densidad de las xestas y rebolos disminuía el ánimo del corredor. Aquel sendero pronto se convirtió en un infierno. El camino había desaparecido totalmente, las xestas eran tan densas que el corredor tenía que nadar sobre ellas. Lo que antes era nieve, se había convertido en agua y en poco tiempo iba calado hasta los huesos. Cuando pareciá que se despejaba, en algún prado perdido, volvía a cerrarse el monte hasta no dejar pasar la luz. Hubo un momento que parcecía que alguien había subido a limpiar el camino, pero solo habían cortado algunos rebolos dejando los troncos cruzados, lo que complicaba aun más, si cabe, el ya intransitable sendero. Pero solo había una opción: descender, descender, descender... Procurad perseverar, decían los grandes hombres a los indios civilizados (el fuera de la ley, clint easwood). Ya cerca de la carretera, cuando se veía abajo pradorramisquedo, comenzó a parecerse a un camino de verdad. Por fin en la carretera. Cien metros en sentido a porto, y el corredor abandonaba el asfalto para dirigirse a pradorramisquedo por el camino que hay al otro lado del bibey. Entraba por la iglesia y para dejar constancia quiso sacar una foto, pero el móvil se había quedado sin batería. Continuó, sin cruzar el rio, hacia la cantera para volver a la carretera en las curvas que suben hacia la presa del embalse de porto. Aquí, comenzaba el regreso.

Con este tramo el corredor quería rendir homenaje a su suegro que tantas veces realizó este recorrido a pie. El corredor lo hace por divertimento, elige el dia y la hora que más le convienen, pero él lo hacía por trabajo. Durante meses tuvo que hacer todos los días este recorrido dos veces. En los meses de invierno salía de barjacoba de noche, para llegar todavía de noche a la cantera de prado. Y por la tarde, también era de noche cuando tomaba el camino de vuelta. Podía llover o nevar o levantarse recia la ventisca, no había alternativa, el camino le esperaba.

A pesar de su dureza, el camino de regreso estaba mucho mas despejado y el corredor lo agradecía. Pronto alcanzaba a devesa grande y la pendiente se suavizaba para cambiar después de sentido. La nieve ya casi había desaparecido. En a lagoa das lamas se reencontraba con el camino de subida. Cansado, mojado y con el tobillo dolorido descencía hacia el pedazo evitando resbalar sobre las viejas losas, que a modo de tosca calzada, protegen la senda de la voracidad del monte.