Vega de Valdetiendas (Porto) - Peña Trevinca

El corredor tendría que madrugar si quería llegar a casa antes de la hora de comer. Tampoco sabía lo que iba a tardar, pues no conocía los caminos ni sabía si se podría correr por ellos. Así que a las ocho y media de la mañana, ya estaba en la Vega de Valdetiendas. Hay unos siete kilometros de pista desde Porto, con algunos tramos cementados, que más o menos se pueden hacer sin problema con un coche normal. Desde la Vega, el corredor, no tenía muy claro que camino tomar, así que siguió el que parecía más evidente, es decir, el que ascendía por el valle del Bibey. No era exactamente lo que pretendía, pero no le apetecía rectificar. Al principio el camino estaba más o menos claro aunque no era muy comodo para correr, pero poco a poco lo fue perdiendo aunque parecía que en algun tramo volvía a recuperarlo. En un momento dado decidió salir del valle hacia la izquierda para ganar altura y encontrar un terreno más comodo para transitar. Incluso le serviría para situarme con más exactitud. De hecho cuando llegó al cordal cimero pudo ver con claridad donde se encontraba Peña Trevinca. Siguiendo la linea de cimas que bordea la cabecera del Valle del Tera alcancó el pie de Peña Trevinca para ganar después la cumbre por una comoda cuasi-cresta. En la cima se encontró con las únicas personas que vió en toda la mañana. Espectacular el valle glaciar del Tera, al corredor le recordaba el Aragón-Subordan en la zona de Aguas Tuertas. También desde la cima pudo hacerse a la idea del camino aue tomaría para el descenso hacia la Vega de Valdetiendas. El más directo pasaba por bajar hacia el valle del rio Xares sin llegar al fondo de este, para tomar después al Valle del Arroyo del Vedul por la Portilla de Pelgo. Tampoco era cómodo para correr este camino y tampoco estaba claro en todo su recorrido, de hecho lo perdió alguna que otra vez e incluso lo abandonó finalmente para dirigirse al lugar donde tenía el coche. Tardó bastante en realizar la ruta, mas de lo esperado, pero el terreno y las dudas a la hora de tomar el buen camino no le permitieron correr todo lo que le hubiera gustado. Aun así, terminó, el corredor, contento por haber hecho cumbre en una montaña que hacía tiempo que deseaba hollar.