2023-06-11. Vía Ferrata Callejomadero. K5 (Ramales de la Victoria)

Esta ferrata completa el conjunto de 3 instalaciones en la localidad cántabra de Ramales de la Victoria. Está ubicada en el interior de una profunda torca, de forma que la única forma de acceder a ella es realizar un rapel volado de unos 40 metros. Su desnivel equipado cuenta con 75 metros y el recorrido total suma 300 metros.
Está considerada como K4, si bien, el factor psicológico le añade la suficiente dificultad como para catalogarla como K5. Muy difícil.
Desde el aparcamiento seguimos las indicaciones con una flecha y las iniciales V.F., así como los puntos rojos de pintura para llegar en 15 minutos, a un cruce con una pequeña senda que sale a la derecha entre encinas hasta la cabecera de la torca del Callejo Madero, donde destacan sus grandes dimensiones.

Lo primero que nos encontramos es un tramo vertical descendente de unos 20 metros hasta llegar a las instalaciones del bien equipado rapel volado de 40 metros, asegurado mediante una argolla y una cadena. Hay que descender hasta el fondo de la torca, normalmente embarrado debido a la poca insolación que recibe.

Tras el rapel, comienza un recorrido ascendente por una pared de caliza con abundantes repisas húmedas, pero con los pasos bien equipados con grapas que guardan la distancia necesaria para ofrecer seguridad en la aproximación al puente tibetano de 35 metros, si bien en alguno de esos pasos hay que estirarse para alcanzar el siguiente. Cerca del punto de acceso al puente tibetano tenemos varios peldaños móviles, que están anclados a la roca mediante una cadena con lo cual basculan al pisar sobre ellos por efecto de la presión de nuestro propio cuerpo, lo que provoca un efecto de péndulo, no obstante son tan sólo tres o cuatro grapas.

Una vez terminado de pasar el puente, hay un par de franqueos horizontales que “tiran” de nosotros hacia fuera, al vacío, y después afrontamos un tramo con extraplomo. Es la parte más física y exigente. Finalmente, hay que remontar en vertical para salir de la torca, es la única manera de salir de la vía. Para regresar, hay que bordear la torca hasta el lado contrario, donde está la senda que nos llevará de vuelta al aparcamiento.

En resumen, las dificultades principales de esta exigente actividad, son, por supuesto el rapel de 40 metros sobre todo, pero también a tener en cuenta los peldaños oscilantes que provocan un equilibrio inestable y sobre todo, atención al barro y la humedad en todo el recorrido.