22-10-2021 FERRATA 'LA BOCA DEL INFIERNO' K3. Sacedón

Ruta Circular moderada realizando la VIA FERRATA La Boca del Infierno en Sacedón, en un entorno único donde los buitres pasan volando a pocos metros de la pared y con el agua del pantano muy cerca de nuestros pies.
La vía ferrata ha sido catalogada como K3, aunque puede considerarse una K2, ya que no tiene ninguna dificultad técnica especial y puede considerarse para iniciación siempre que no se tenga vértigo.

La vía ferrata se encuentra en las inmediaciones del pueblo de Sacedón
La Boca del Infierno se le denomina a el desfiladero que existe en el embalse de Entrepeñas entre dos elevaciones rocosas , el Alto de San Julián y El Castillejo en el término municipal de Sacedón. De ahí el nombre de la Vía Ferrata Boca del Infierno.

Es necesaria reserva previa y confirmación de la misma, y habrá que a pasarse recoger las autorizaciones y llaves antes de realizar la ferrata por el centro de recepción/OFICINA DE TURISMO que se encuentra en el mismo pueblo, concretamente crta. de Cuenca, km 222 -frente a la gasolinera Repsol-.
Horario de la Oficina de turismo: Hasta el 15 de septiembre, de miércoles a sábado de 9:30 a 14:00 y de 16:00 a 19:30; y domingos de 9:30 a 14:30. Después del 15 de septiembre, sábados de 9:30 a 14:00 y de 16:00 a 19:30; domingos de 9:30 a 14:30.
La vía ferrata solo se puede realizar en primavera, verano y otoño debido a restricciones ambientales, y las fechas dependerán según el año, por ello es necesario confirmar antes con la oficina de turismo de Sacedón.
Para acceder a la vía ferrata se debe pagar una tasa de 3€ por persona. Este pago se realiza en la web del ayuntamiento de Sacedón: https://turismosacedon.es/via-ferrata-boca-del-infierno/



Una vez recogida la llave, se deberá ir por la misma carretera de Cuenca, hasta el Mirador del Alto de San Julián (al lado se encuentra el Mirador de la Presa de Entrepeñas), lugar donde hay un buen parking al lado de un depósito de agua, con unas bonitas vistas sobre el pueblo y sobre la presa.
En el mismo parking hay un cartel de la vía y junto a él un camino que deberemos tomar. A los pocos metros ya en el camino, deberemos coger un pequeño sendero a la derecha que desciende hasta otro camino más grande, el cual seguiremos hasta pasar un antiguo canal de riego. Deberemos pasar este canal y a los pocos metros girar por una curva a la izquierda, camino que nos llevará directos hasta un pequeño edificio. Siempre se puede tener como referencia este edificio, ya que se ve desde el aparcamiento. Pasado el edificio, se sigue por un sendero, con ligera tendencia a la izquierda -no bajar al pantano-, hasta llegar a la pared donde se encuentra la puerta de acceso a la ferrata.
Una vez pasada la puerta de acceso comenzaremos por una placa vertical con grapas muy frecuentes y fácil progresión hasta encontrarnos con un primer puente corto y sencillo, al tener tablas.
Se continúa por una cresta hasta llegar a otro pequeño puente similar al anterior, que nos deposita en una placa tumbada.
Para pasar esta placa hay que realizar una travesía con peldaños, sencilla pero bonita, y que además tiene unas impresionantes vistas del embalse. Al final de la travesía hay un corto muro de unos 5 metros vertical que no llega a estar desplomado. Es en este punto donde se encuentra el primer escape de la vía, que nos evitará el puente nepalí, la tirolina y otro puente de monos.
El puente nepalí nos llevará directamente a la tirolina. Antes de la tirolina, hay una zona espaciosa en la que se puede preparar el material y la cuerda de recuperación para la polea -si se comparte con más miembros del grupo-. En esta misma zona también hay un escape a la izquierda si es necesario, aunque no está equipado y hay que tener cuidado si se toma. Para la tirolina se necesita una polea para cable de acero y una cuerda de más de 40 metros si se requiere la recuperación. Es totalmente recomendable hacerla, ya que es uno de los puntos fuertes de la ferrata. Si no se dispone de polea, se puede alquilar una por 7 € en la misma oficina de turismo donde se recoge la llave -también se puede alquilar más material a buenos precios-. Una vez equipado adecuadamente se debe tomar un poco de impulso -no demasiado- para llegar hasta el otro extremo fácilmente.
Una vez realizada la bonita tirolina, hay otro escape en este punto, solo nos quedará realizar un puente nepalí que nos requerirá nuestra atención y equilibrio para no balancearnos demasiado ya que es largo.
Ya solo nos quedará seguir por la línea de vida, con un par de escalones equipados y darla por finalizada con unas bonitas vistas del embalse y la presa.
El regreso se realiza una vez terminada la línea de vía por un sendero con tendencia a la derecha en dirección a la cresta del cerro por un sendero el cual deberemos seguir sin perder altura hasta el depósito de agua y el parking.
El Embalse de Entrepeñas se inauguró en 1956. Además del río Tajo, recibe aguas procedentes de los ríos Valdetrigo, Barranco Grande, de La Solana y Ompolveda, entre otros. Su presa se sitúa entre los términos municipales de Sacedón y Auñón junto al poblado al que da nombre al embalse.
En sus riberas se sitúan los pueblos de Alocén, Auñón, Durón, Mantiel, Pareja y Sacedón y las urbanizaciones de Las Anclas, Las Brisas, Peñalagos y El Paraíso. Con los embalses de Buendía, Bolarque, Zorita, Almoguera y Estremera forma el denominado Mar de Castilla.
En las primeras décadas del siglo XX el abastecimiento de agua en las zonas rurales era escaso. Las limitaciones técnicas y económicas, incrementadas tras la Guerra Civil, imposibilitaron un abastecimiento adecuado a núcleos de población pequeños y de difícil acceso. No es hasta mediados de los años cuarenta cuando se empiezan a realizar grandes actuaciones en los municipios de la cuenca del Tajo, y más concretamente, tras la constitución de la Confederación Hidrográfica del tajo en 1953. En 1966 se redacta el Plan Nacional de Abastecimiento y Saneamiento donde se establecen las líneas de actuación de la política hidráulica posterior.

La transformación del regadío llevaba inherente la creación de un sistema de embalses que impidiera la pérdida del agua, creándose así los embalses de Entrepeñas (año 1956) y Buendía (año 1958) para regular los regadíos de la cabecera del Tajo. Ambos embalses fueron concebidos para su uso conjunto y la idea de aprovechar su volumen para riego. Además, se establecieron los riegos de Sacedón-Auñón, pequeños regadíos con un total de 1.403 hectareas, destinadas a la zona, en compensación a los daños causados por la construcción de Entrepeñas.
El superávit de caudal se utiliza para corregir los desequilibrios hídricos en el sur de España, a través de los trasvases a la cuenca del Segura mediante el trasvase Tajo-Segura, que empezó a funcionar en 1979.