Broto - Via ferrata cascada del Sorrosal

Bonita vía ferrata. De hecho creo que la más bonita de las que he hecho, pero no por ello dura. Felicitar Juan Patalo, Alfredo Cambronero y Juan Carlos Guichot y demás implicados por ese fantástico montaje. Es bastante asequible y el mayor peligro, a parte del propio de este deporte, es que pasaremos por zonas mojadas y resbaladizas. Tendremos tramos entre los anclajes del cable de vida cortos, por lo que tendremos que ir cambiando más a menudo, pero con la ventaja de que en caso de resvalarnos, la caida será más corta y con menos probavilidad de lesionarnos.
La estadística nos da un tiempo de 2 horas y 22 minutos, un recorrido de 2,5 quilómetros, con un desnivel acumulado de 186 metros, llegando a la altura máxima de 1062 metros.
En esa ferrata hay un tramo que pasamos por el interior de un pequeño túnel o acequia de desagüe, de unos 10 o 15 metros. Por ello es recomendable llevar frontal, aunque no imprescindible.
Llegando a Broto desde Biescas por la N260a, antes de cruzar el rio Ara cogeremos el desvío a la derecha que nos indica la centro de salud, cascada del Sorrosal y carretera de Oto. Una vez allí veremos un restaurante con un parquin público delante. Dejamos ahí el coche y empezamos el camino hacia N.O., por al lado del barranco del Sorrosal, muy bien indicado.
Pronto llegamos al mirador de la cascada, en el anfiteatro natural, donde veremos las capas geológicas “plegadas”. Cruzamos el rio por un puente de hierro a escasos centímetros del agua, donde nos quedaremos mojados por la lluvia de la cascada. Justo después empieza la ferrata que sube vertical, cogemos un par de tramos de escalera, un tronco con muescas a modo de escalones, pasamos por una repisa en horizontal y llegamos a una larga escalera de unos cinco tramos, que nos llevará directamente hasta el canal de desagüe; todo ello al lado de la cascada. Entraremos por él y al final cogemos el flanco derecho (el izquierdo no nos lleva a ningún sitio). La salida es espectacular, justo al lado de donde empieza la caída de la cascada que hemos visto y veremos la gorga por donde pasaremos. De repente tenemos que cambiar de pared por un puente tibetano y continuamos hasta llegar ya a la salida de esa gorga para llegar a “la playa”.
Ahí giraremos a nuestra derecha en dirección N.E. y buscaremos una cuerda gruesa de cáñamo, que nos ayudará en las subidas inclinadas. Subiremos dos o tres tramos más de ferrata hasta llegar al mirador de Pueyo, que será el final de la ferrata. Cuidado antes de llegar al final, que tendremos que pasar por una puerta de madera, donde se nos pide que volvamos a dejarla cerrada para que no se escape el ganado.
Llegamos al final de la vía y nos encontramos un letrero que lo indica. Ahí me doy cuenta que durante todo el ascenso he llevado una sonrisa de oreja a oreja de satisfacción.
El descenso no tiene pérdida, siguiendo los indicadores amarillos., que nos llevaran al lado del parquin donde hemos dejado el coche, pasando al final del camino por debajo de una casa.
Comentar que esta ferrata en invierno está cerrada por el peligro del hielo, que la hace extremadamente resbaladiza y acentúa el riesgo de desprendimientos de la piedra inestable. Nos comentaron que tampoco es accesible en la época de deshielo, por el gran caudal de agua.