Ferrata del Sorrosal. Broto. Con buen chaparrón!

La Ferrata del Sorrosal, junto al bonito y turístico pueblo de Broto, a la entrada del famoso y espectacular Valle de Ordesa, es sin duda una de las ferratas más interesantes y divertidas que debe haber en España. Está catalogada como K3, lo que significa que no es apta para principiantes pero tampoco es demasiado difícil. Tiene cierta longitud y puede llevar a engaño, cuando te crees que la has terminado aún queda un poco más. Su fama hace que pueda morir de éxito y que te puedas aburrir por la densidad de gente que la hace, muchas personas con poca experiencia que son llevados por agencias de la zona.
Su acceso está regulado y cuesta 3,5€.
Yo fui a media mañana, un 1 de septiembre, un día con alerta amarilla por tormentas en la zona.
Ésto hizo que prácticamente no me cruzara con nadie.
Inicié el ascenso con el cielo despejado pero con nubes muy negras en la distancia. Como había llovido varias fuertes tormentas los días anteriores estaba toda la subida mojada y embarrada, lo que hacía que fuera más difícil y peligroso que si estuviera en seco.
Lo que más llama la atención de este primer tramo vertical de subida es la impresionante vista que se tiene de la larga cascada que cae de la pared a derecha.
Después se accede al interior de un túnel por el que corre un salvaje torrente de agua (se requiere frontal, que yo no llevaba, para no errar el paso y acabar metiendo la pata en el salvaje arroyo). Una vez salimos del túnel, accedemos a un espectacular cañón por el que baja el arroyo que vierte a la cascada. Aquí ya estaba tronando y diluviando, y aquí me encontré a Matías, un joven francés. Los dos cruzamos un corto tramo por Puente Himalayo y seguimos subiendo lo más rápido que podíamos para intentar salir lo antes posible del amenazante cañón, que en cualquier momento podía aumentar súbitamente el caudal del arroyo que corría por su interior. Corría el agua por todos lados y la roca y todo estaba calado y embarrado.
Una vez que llegamos a lo alto y nos internamos en el bosque pensamos que la cascada se había terminado. Allí nos encontramos con un par de jóvenes que también intentaban resguardarse de la tormenta. Aún quedaba un corto tramo de ferrata en travesía horizontal por faja, que por fin nos dio buen cobijo, aunque ya un poco tarde.
Después ya se baja por camino entre bosque hasta el pueblo de Broto. En nuestro caso, incluso este tramo fue un suplicio por el torrente marrón de agua que bajaba por él.
Es una ferrata espectacular que espero poder repetir para poder ir más relajado y disfrutarla como se merece.