Via ferrata Foradada del Toscar

Esta fue la tercera via ferrata seguida que hicimos el día 24 de octubre, con el tiempo algo justo y con miedo a que el retorno tuviéramos que hacerlo sin luz. Pero después de dos días por las tierras de Huesca no nos queríamos ir sin hacer la última.
Una vía ferrata algo exigente, cuya aproximación se tardó unos veinte minutos, en el ascenso invertimos casi dos horas y en el retorno unos cuarenta y cinco minutos. Tiene un desnivel acumulado de 384 metros, llegando a una altura máxima de 1360 metros. Todo el recorrido (incluida aproximación y retorno) tiene tres quilómetros, que si dispones de un todo terreno para acercarte lo máximo posible, entre ida y vuelta te ahorras dos.
Esta vía ferrata es algo exigente: Tiene tramos muy expuestos que hace aumentar el factor sicológico. En algún momento tendrás que estirarte bastante para llegar al siguiente escalón o en alguno de los pasos de fe. Hay tramos del cable de vida, en que la distancia entre anclajes es excesivamente largo.
Como veníamos de Broto y ya habíamos consultado toda la información sobre esta vía ferrata, por la N260, entre el p.k. 415 y 414, buscamos un monumento de unas lanzas antes de llegar a Foradada del Toscar. Una vez localizado, dejamos el coche en el primer entradero a la izquierda e iniciamos el ascenso por una pista de tierra.
Se inicia la ferrata subiendo por una arista hasta llegar a un paso de fe que nos adentra por dentro de lo que parecería una chimenea. Iremos subiendo, con varios cambios de pared por medio de “pasos de fe”, alguno largo pero todos con cable de vida continuo, un puente de tablón de madera, otro tibetano, con grapas, ligeras inclinaciones, hasta terminar en lo alto de la aguja rocosa. Este tramo es el de ascenso más vertical.
Continuamos después de un breve descanso, descendemos de la aguja por medio de grapas y con mucho tiento, hacemos un tramo horizontal con una larga caída (quizás el tramo más impresionante) hasta situarnos en la cara norte de la aguja. Encontraremos otra pasarela de unos diez metros, de la cual faltaban las tres o cuatro primeras traviesas y una de las finales estaba doblada y sin dos de los cuatro puntos de sujeción. Esta pasarela une la aguja que hemos hecho y los muros de la siguiente.
Después de curzar el puente, se inicia el tercer tramo. Por ahí tendremos un escape, pero si hemos llegado, vale la pena continuar ya que lo más duro ya ha pasado. Iremos alternando tramos verticales con otros de andar y alguno en que tendremos que ayudarnos de las cadenas e incluso de los árboles. Y llegamos al final del ascenso.
El camino de bajada es complicado. Un fuerte desnivel en una zona de tierra muy suelta. Nos ayudará la cuerda que hay instalada, que aun teniendo nudos, es muy resbaladiza y en algún sitio muy deshilachada. Nosotros llevábamos cuerda y estuvimos a punto de montarla para bajar con más seguridad. Al final no lo hicimos porque ya empezaba a oscurecer. Seguimos bajando, rodeando las agujas en dirección O y de repente nos encontramos en una gravera donde se une el camino del escape. Atentos ahí de no pasarnos la salida a la derecha marcada simplemente con unas fitas de piedra (aunque si lo hacemos y seguimos recto, también llegaremos al camino más abajo). Al final llegamos al inicio de la ferrata y de ahí bajamos la pista hasta el coche.