Vía Ferrata Ventano del Diablo K3 y K4

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Reseña de la ruta en Adventoorer: Vía Ferrata Ventano del Diablo (K3 y K4).

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Las ferratas del Ventano del Diablo se encuentran enclavadas en el Parque Natural de la Serranía de Cuenca, junto a Villalba de la Sierra. Recorren un impresionante tramo del río Júcar por un estrecho desfiladero. Como de costumbre en estos casos, el GPS ha grabado lo que ha querido.

Son ferratas de pago. Eso tiene cosas malas (hay que pagar) y cosas buenas (están mejor conservadas). Estas en particular están perfectas. Algunas grapas brillaban y todo. Y yendo por libre tampoco son tan caras.

Las reservas se pueden realizar a través de la página www.ferratavillalbadelasierra.com. Luego hay que ir a las instalaciones de ActiJúcar Aventura, en Villalba de la Sierra, para recibir la autorización impresa, por si alguien la pide. A nosotros nadie nos la pidió. Supongo que se pasarán por allí algún que otro día, pero viendo qué sanciones hay, mejor pagar.

Además de recoger la autorización, yo alquilé una polea para la tirolina. Hacerla es opcional, pero ya que está ahí…

Dejamos los coches en el aparcamiento del Hotel El Tablazo, a las afueras del pueblo. Está permitido si no te pillan. Desde allí se llega al inicio de las ferratas en unos quince minutos, después de recorrer la margen del Júcar. Es un buen momento para decidir dónde darse el chapuzón a la vuelta.

De camino hay un molino de agua enorme y operativo.

Tras el corto paseo, llegamos al final de una amplia pista de tierra donde tal vez se puede llegar con el coche. No estoy seguro. Puede que esté cerrada, porque no había ninguno. Aquí se ve la boca del túnel por donde vamos a volver, y unos pilotillos de madera que señalan el inicio de la ferrata K3. Allá vamos.

Esta ferrata me pareció bastante sencilla. No tiene apenas desplomes ni cosas raras, y las grapas están bastante juntas. Es casi toda horizontal. Recorre un desfiladero del Júcar realmente chulo. Al principio junto a la central eléctrica, pero es hasta bonita, y no molesta mucho.

Enseguida se llega a la tirolina, que se puede evitar por abajo, por un camino alternativo. Después algún tramo caminando por sendero, y luego la parte más bonita, ya en todo el desfiladero, con sus cascaditas y demás. Una pasada.

Un largo flanqueo horizontal, que acaba en un tramo con un pelín de desplome, llega hasta una plataforma de descanso, donde se puede uno sentar un rato a ver correr el agua. En este punto está la entrada de la ferrata K4. En principio seguimos de frente para acabar la K3. No queda mucho para el final.

Al acabar, seguimos el sendero hasta llegar al primer cruce. A mano derecha sale el túnel que conecta con el inicio del recorrido.

Repetimos la K3 hasta la plataforma, y esta vez subimos hacia la K4. No me pareció tampoco demasiado dura. Los escalones sí están más separados, y eso se nota, y hay tramos verticales, pero solo un pequeño desplome al final, que es lo que más cuesta.

Al llegar más arriba y salir del cauce, se puede ver mejor el recorrido del río. Las vistas son tremendas. Además, hay dos puentes tibetanos, el primero con dos cables para las manos, y el segundo solo con uno. Entre ambos, otra plataforma de descanso donde disfrutar del panorama.

Por la parte final se empieza a ver el mirador del Ventano del Diablo en lo alto. Al acabar la ferrata nos acercamos hasta allí. La vuelta hasta el inicio es sorprendentemente corta, por un sendero marcado con pilotes.

Son unas ferratas muy bien montadas, no demasiado difíciles, y en un entorno privilegiado. Y de vuelta, chapuzón en el río. Un día perfecto.

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