1739F Yacimiento Arqueológico de Valeria (Cuenca) 14/3/21

LOCALIZACION: Serranía Baja.
PROVINCIA: Cuenca.
INICIO: Se accede al yacimiento, desde Valeria, por
la calle “Gran Valeria” tras recorrer unos 300 mts., en dirección Sur.
DISTANCIA:
TIEMPO EN MOVIMIENTO:
VELOCIDAD MEDIA:
DESNIVEL:
RUTA:
DIFICULTAD: Baja.
INTERES DE LA RUTA Y SUGERENCIAS: Se trata de una ciudad de época romana situada al lado de la localidad de Valeria, en el municipio de Las Valeras; dicho municipio se encuentra al Suroeste de la ciudad de Cuenca.
El yacimiento de Valeria se ubica en la provincia de Cuenca, en un municipio que ahora se llama
otra vez de Las Valeras, que fue conocido desde los años 60 como Valeria, recuperando el
nombre de la ciudad romana, aunque históricamente es el pueblo de Valera de Arriba.
Esta localidad está situada en la zona de la Serranía Baja de Cuenca, una comarca que está muy vinculada, por una parte al Sistema Ibérico, a la Sierra de Cuenca, pero también con la transición de estas Tíerras de Cuenca al valle del Júcar, que no queda muy lejos de la propia ciudad romana.
La topografía del lugar es bastante compleja como sucede en varios yacimientos de esta zona Celtibérica. En general en los territorios de la antigua Celtiberia, estás ciudades romanas no
están situadas en llano, sino al revés, asociadas a unos paisajes verdaderamente complejos,
como pueden ser los de Bílbilis, Ercávica, Elunia o la propia Valeria. Por lo tanto, no se trata de
una ciudad establecida en llano, sino es una ciudad establecida a caballo entre varios cerros, y con espacios intermedios de vallejos, o espacios transicionales que hacen muy complicada la explicación morfológica de estas ciudades. De hecho, la ciudad tiene un urbanismo aterrazado en toda ella, de manera que las calles y edificios se van disponiendo a distinto nivel para poder adaptarse a los propios desniveles que el terreno presenta.
Un claro ejemplo de ello, es la altura en la que estaría la propia plaza del Foro, y cómo el Ninfea,
cerrando por el Este esta plaza, queda a un nivel inferior de dicha plaza.
Desde el punto de vista hidrológico Valeria se ubica en una lengua caliza entre las hoces del río
Gritos y el barranco de Zahorras, a una altura de unos 1.000 mts. El río Gritos pasa cerca del
yacimiento, camino del pantano de Alarcón, donde desagua. Toda la zona pertenece a la Cuenca Alta del río Júcar. El paisaje, por tanto que domina el yacimiento es una elevación del terreno, entre los ríos Gritos y Zahorra que mira, hacia el Sur, a la meseta conquense y hacia el Norte a la Serranía de Cuenca; y estaba bien comunicada con las ciudades romanas de Ercávica y Segóbriga a través de la vía Complutum a Cartago Nova.
Valeria fue fundada entre el 93-82 a.C. y desde entonces siempre ha conservado el topónimo
romano que hace referencia a su fundador Valerio Flaco. El gran momento constructivo de
Valeria se produce desde el final de Augusto hasta la época inicial de los Flavios. Esta gran etapa que significa la monumentalización definitiva del foro, y la construcción de la espléndida basílica judicial y del monumento singular del ninfeo, marca unos momentos en los que la aristocracia urbana local disponía de los fondos necesarios para la construcción de un centro con características que eran realmente espectaculares. Por otra parte, los datos arqueológicos más recientes han podido precisar bastante la cronología de estas importantes actuaciones edilicias, que solo son pensables en un momento de esplendor económico.
En efecto, la transformación del foro, con su monumentalización definitiva, se produjo sin duda sobre todo en época de los emperadores Tiberio, Calígula y Claudia, con un final en esta última etapa, por tanto, a grandes rasgos entre el 20 y el 50 d. C. Así pues, si como en el caso de la
ciudad de Segobriga, la monumentalización del foro se produce en época augustea, en Valeria
en época de sus inmediatos sucesores se completó la actuación anterior, con la mayor obra que remodeló el conjunto del centro urbano, mostrando una potencia económica considerable de las elites locales.
No es solo el propio concepto, sino sobre todo en las dimensiones y en la propia imagen
grandiosa o de monumentalidad. Por un lado se amplia territorialmente, sobre todo hacia el Sur
y el Este pero sobre todo lo que se hace es elevar las construcciones para que dominen más el terreno, de tal forma que la basílica y la plaza se elevan unos dos metros. Esta mayor altura
permite el trazado de unos criptopórticos y una escalinata monumental de entrada, con un gran edificio semicircular con fachada al foro (el llamado edificio de la Exedra), y con tabernas
a sus lados: la aparición de abundantes fragmentos de escultura monumental en mármol y en bronce, y de inscripciones dedicadas a la familia imperial (todo ello caído al lugar cuando el edificio colapsó) hace muy verosímil que aquí se encontrara el templo dedicado al culto
imperial. La basílica se levanta sobre unos machones de cimentación (que son los que se ven actualmente), sobre los que se levantaban las columnas; de las tres naves, la central (cuatro metros de ancha) era el doble que las laterales, más alta que ellas y dotada de ventanas de iluminación. La gran plaza enlosada cubriría las cisternas y las construcciones de época republicana.
La basílica se remodeló profundamente,
cambió su arcaico aspecto de doble pórtico por una planta entre naves, o mejor dicho en una
nave central y un deambulatorio perimetral y se le añadió la Curia amortizando parte del antiguo
pórtico. Todo ello convenientemente realzado. En el centro del Área se enterraron los cuatro
aljibes donde termina el acueducto de Valeria y que pasaba por debajo de la basílica.
Finalmente, el otro costado del conjunto se decide en un enorme muro al que se le sobrepone el Ninfea y su prolongación. La diferencia de altura, en esta parte, no se emplea para criptopórticos sino para hacer una fachada en doble altura de la que resulta una placita
delantera al propio Foro y a una altura ligeramente menor y dominando la mayor parte de la ciudad en su ladera hacia el río Gritos.
Y por último, lo más conocido y sin duda característico de la imagen de la propia ciudad, el gran ninfeo. El mismo no es otra cosa que el muro de contención de la tierra del propio foro que está en la parte superior. Por debajo del canal de agua se encuentran las tabernas, cuyo techo era una plataforma sobre la que se podía caminar. En los muros encima de las tabernas se elevaban unos arcos formando un pórtico. El muro del ninfeo tenía unos nichos en los que, con toda probabilidad, había estatuas, y el agua surgía de los orificios, teniendo después su canal de desagüe. El paramento estaba muy cuidado en lo que constituye el ninfeo más grande conocido de la Hispania romana (el canal tiene 105 metros de longitud).
TIPO DE CAMINO: Camino, senda y círculo urbano.
EPOCA RECOMENDADA:
SEÑALIZACION:
CICLABILIDAD: