Acceso A Pozas Arroyo La Lapa

La primera y última parte de la ruta es en coche, por una carretera asfaltada al principio, luego por una pista en muy buen estado, y finalmente por una pista estrecha con algo de baches, roderas y camino roto, pero transitable despacio en un coche que no sea bajo, y si no ha llovido mucho los días anteriores.
El trayecto en coche fueron 19 minutos (5,4 km) desde la carretera nacional, saliendo casi en frente del bar Los Cristos.

La ruta en sí es muy corta (2,6 km), lo que permite estar mucho tiempo en las pozas, en el arroyo y en la cascada, que es de lo que se trata. A ritmo de niños (3,5 y 5,5 años) y sin meterles prisa, tardamos 28 minutos de bajada hasta las pozas (mitad de la distancia) y 1 hora veinte minutos bajando el Arroyo y subiendo de vuelta al coche (la otra mitad del recorrido a pie).

Caminamos todo el tiempo por senderos, casi siempre entre jaras. Partimos de un alto con buenas vistas, pero al poco tiempo de empezar a caminar, tras bajar y subir una vaguada, el camino empieza a descender decididamente (foto 2) hasta un pequeño cruce, donde tomamos el sendero de la derecha, casi tan imperceptible como el de la izquierda. El último tramo de la bajada es el más duro, con algo más de desnivel y suelo de roca con escalones. Es un tramo corto, que nos deja en un estupendo mirador de una cascada (foto 3) poco antes de llegar a la altura del Arroyo de la Lapa, en un ensanche del mismo (foto 4).

Desde este ensanche del arroyo podemos remontar su cauce escasos metros hasta una poza que este día tendría más de 2 metros de profundidad de agua, y que se alimenta de una cascada (fotos 5 y 6).
Hay inumerables lajas completamente lisas para comer cómodamente junto al bullicioso arroyo, o para dormir una siesta al sol, así como playas de piedra para que los niños se entretengan con mil cosas.
De la vuelta no hay fotos porque aparte de meterme en el arroyo yo, también cayó la cámara, pero el camino de vuelta se inicia por un estrecho sendero llano junto al agua, que nos permite ver multitud de peces huyendo de nosotros a toda velocidad, río arriba, e incluso una tortuga (o galápago, no sé), mientras esquivamos jaras y alguna zarza, sin problemas. Así llegamos hasta cruzarnos con un nuevo sendero que desciende desde nuestra izquierda, y que casi no se ve entre la vegetación. Por este sendero deberemos remontar la loma, de nuevo entre jaras, y en un trazado similar al de bajada, hasta una cuidada casa, desde donde ya divisamos el coche, al que llegamos por una pequeña pista, quedando sólo pendiente el tramo de vuelta en coche.

Un corto y agradable paseo que nos permitirá estar un buen rato en familia en uno de los sitios más agradables de la provincia, a escasos 30 minutos de la ciudad de Huelva.
Precisamente por su accesibilidad debemos tener mucho cuidado para que este agradable rincón siga siendo un lugar idílico donde conectar con la naturaleza vírgen.