Ágreda

Ágreda, la Villa de las Tres Culturas
Situada en el extremo derecho de la provincia de Soria pero lindando con las comunidades autónomas de Aragón y La Rioja, Ágreda es conocida como la Villa de las Tres Culturas. Tras la Reconquista y hasta que los Reyes Católicos decretaron la expulsión de los judíos en 1492, convivieron las culturas árabe, judía y cristiana, dejando testimonios artísticos y arquitectónicos con recintos amurallados bien diferenciados a lo largo de la urbanización histórica en las laderas del río Queiles.
Las calles salpicadas de templos y conventos del XVII, torreones medievales, construcciones populares y casas solariegas, convierten a Ágreda en el pueblo más monumental de la zona. Podemos destacar la románica Iglesia de Nuestra Señora de la Peña (1193), uno de los escasos ejemplos de templo románico con doble nave, y la gótica iglesia de San Miguel (s.XVI), donde brilla una joya del estilo plateresco como el retablo de San Miguel Arcángel. Sin olvidarnos del jardín renacentista del Palacio de los Castejones (siglo XVI). También pasamos po el parque de La Dehesa, un emplazamiento verde que presenta la mayor alineación de castaños de indias de Europa y una pradera salpicada de lagunas conocidas como los ojillos, que no son otra cosa que apariciones y desapariciones del río Val.
Salimos de la Iglesia de Nuestra Señora de los Milagros y continuamos viendo la Iglesia Virgen de la Peña, Barrio Arabe, Iglesia de San Miguel, Palacio de los Castejones, que pudimos ver por dentro, no el jardín renacentista que estaba cerrado, Torreón de la Muela, Arco Árabe y Ermita de la Virgen de los Desamparados, seguimos por la calle cuesta del gato hasta el Convento de las Concepcionistas, Monasterio Agustinas Recoletas, preciosa Iglesia en el Monasterio Agustinas Recoletas, ruinas de la Iglesia de Nuestra Señora de las Yanguas continuamos hasta el Paseo Intendente que termina en el Parque de la Dehesa donde podemos ver la mayor alineación de castaños de indias de Europa y una pradera salpicada de lagunas conocidas como los ojillos que no son otra cosa que apariciones y desapariciones del río Val.